La imagen de Alberto Fernández, en un subibaja
En coincidencia con la irrupción del coronavirus en la Argentina, Alberto Fernández protagonizó en un mes una de las mayores escaladas en términos de imagen positiva en la opinión pública que se recuerden. De acuerdo con los estudios de la encuestadora Giacobbe & Asociados, el Presidente de la Nación vio subir sus opiniones favorables desde el 33,7% hacia fines de febrero hasta el 67,8% hacia el 27 de marzo. Sin embargo, no habría podido sostener este pico de crecimiento y, tras una serie de episodios negativos producidos en los últimos diez días, su imagen positiva habría caído unos ocho puntos, según la citada empresa consultora.
Desde el viernes 3 de abril, cuando por errores operativos e imprevisión oficial se volcó a las calles y se aglomeró en entidades bancarias alrededor de un millón de jubilados en todo el país, hasta la semana pasada, opacada por el escándalo por los sobreprecios en una compra masiva de alimentos por el Ministerio de Desarrollo Social, y por las cada vez más recurrentes quejas ante los nocivos efectos económicos de la prolongación de la cuarentena, la imagen del Presidente experimentó una lógica caída, aunque no determinante para que se alejara de los elevados niveles de consideración popular.
Hoy, de acuerdo con los datos de Jorge D. Giacobbe anticipados a LA NACION, la imagen positiva de Alberto Fernández se ubica en el 60%, en función de un sondeo terminado ayer entre 2500 personas consultadas a través de dispositivos móviles.
Los niveles de apoyo al primer mandatario crecen cuando la opinión pública evalúa la acción presidencial con relación al coronavirus. Según otra encuesta, hecha por la consultora Poliarquía y concluida el 9 de abril entre 4685 personas relevadas en todo el país en forma telefónica, el 81% de los consultados aprueba lo que está haciendo Fernández, apenas un punto menos que en el relevamiento efectuado una semana antes.
Un dato particular de este estudio de Poliarquía fue que en el tracking diario del recordado viernes negro, que tuvo a los jubilados en las calles como dato central, la aprobación de la gestión de Fernández frente a la pandemia había llegado a descender 7 puntos. No obstante, en los días siguientes recuperó casi todo lo perdido.
Distinta fue la tendencia a la hora de evaluar el accionar del gobierno nacional para prevenir el avance del coronavirus en el país. Mientras que en la semana del 27 de marzo al 3 de abril, la evaluación positiva del Gobierno era del 83%, hacia el 9 de abril ese porcentaje se redujo al 72%. Esto decir que cayó 11 puntos.
El estudio de Poliarquía da cuenta también de un dato que podría transformarse en inquietante. Cuando se formula la pregunta "¿Usted cree que la Argentina está preparada para luchar y prevenir el avance del coronavirus en el país?", el 41% respondió que sí y el 37%, que no. Una semana antes, el 45% había contestado afirmativamente y el 31% en forma negativa.
Más allá de estos datos y del fuerte apoyo que la opinión pública manifiesta a la decisión de la cuarentena (el 85% está muy o bastante de acuerdo con su prolongación, según Poliarquía), el dato más llamativo de todos los sondeos es el fortalecimiento de la imagen del Presidente respecto del mes de febrero, a pesar de la compleja crisis socioeconómica que atraviesa el país.
Según Giacobbe, "el estado de angustia en el cual se sumergió rápidamente la población argentina desencadenó procesos mucho más vinculados a lo emocional que a lo racional" y en este proceso "construimos nuevas realidades y resignificamos personas, situaciones, instituciones y decisiones". De acuerdo con este criterio, la ciudadanía argentina configuró ante el riesgo un "padre protector" a quien defender tanto en términos personales como de las políticas que se están adoptando.
Los datos consignados hablan también del elevado nivel de volatilidad de la opinión pública argentina y de que no hay nada que indique que, así como la imagen positiva de Alberto Fernández subió alrededor de 30 puntos en un mes, no pueda experimentar un fuerte retroceso cuando la preocupación económica supere a la angustia que hoy provoca la pandemia.