La grieta educativa
Luli vino a la escuela sin el pullover verde del uniforme, el buzo azul se destaca entre sus compañeros que han traído el reglamentario.
Lucía, su maestra, levanta la voz y le dice si no sabe que a la escuela hay que venir con el pullover verde.
-Pero estaba para lavar, no lo podía traer – le dice Luli
-Pero es la tercera vez que te pasa, no puede ser – Le dice Lucía enojada.
-Mi mamá trabaja, no puede lavarlo todos los días!!!! - dice Luli – ¿Qué quiere? ¿Querés que le diga que deje de trabajar para que yo pueda traer el uniforme? Vuelve a contestar con un tono casi burlón.
El clima de la clase es tenso, Lucía le dice que salga del aula, Luli discute la directiva, Lucía le dice que va a aprender a prestarle atención a las normas de los adultos. Luli pone cara de enojo y sale, manifestando su disconformidad.
Abandona el aula y la situación termina, los chicos miran la situación callados y una vez que sale, siguen trabajando en un clima muy tenso. Nadie se anima a opinar.
Al llegar a su casa, Luli habla con su mamá y le dice que la maestra "la humilló", que no la escuchó y se burló del pullover que llevó. La madre lo habla con el padre, ambos se enojan, sienten que Luli ha tenido que atravesar, injustamente, una situación violenta.
-No puede ser que esta docente diga y haga lo que quiera sin escuchar, que no le importe nada, hay que ponerla en su lugar, dijo la mamá.
Al otro día van a la escuela, piden hablar con la directora y se quejan airadamente por lo que ha ocurrido, muestran el corte con el respeto a los chicos que tradicionalmente tiene la escuela, le dicen que han puesto una nota en el cuaderno de comunicaciones quejándose, pero que no pueden soportar una situación así. La directora se compromete a hablar con la docente y ver qué es lo que ha ocurrido.
-Escuchame, ¿pedimos uniforme o no?, es la tercera vez que viene vestida de cualquier modo, y encima se queja - le dice Lucía a la directora.
La directora le pide que cite a los padres y conversen la situación, ella le dice que no quiere hacerlo porque son unos maleducados. Lucía dice que hablará con Luli e intentará aclarar lo que ha ocurrido. La directora no encuentra cómo intervenir en "la grieta".
Sin duda, ninguno piensa la situación desde el lugar central que ocupa Luli, la maestra se ha enojado con los padres y la sanciona a ella, le molesta que la manden sin el uniforme pero no logra decirles nada a ellos.
La mamá está estresada con su trabajo, no asume su culpa al mandar a Luli sin el uniforme, y la expone a ella en lugar de aparecer y asumir la dificultad. Su enojo es con la docente,
El problema de la "grieta educativa" es que por momentos, quienes quedan adentro son los chicos, los adultos perdemos de vista las prioridades. ¿Por qué lo que nos pasa a nosotros parece más importante? ¿Cómo hacemos para priorizar los problemas de los chicos, cuidarlos?
Somos adultos que nos enfrentamos, que nos cuesta ponernos en el lugar del otro y menos en el de los chicos. En lugar de juntarse, asumir errores, correr a Luli del medio, se enfrentan y pelean. Y cada momento se enfrentan más, la grieta se hace más grande, en lugar de achicarse.
La escuela debe fijar normas y no negociarlas, esos marcos protegen a los maestros, al director y a los chicos, y al mismo tiempo, ubican a los padres. Cuando definimos lo que se puede y lo que no, generamos un terreno de negociación que contiene a la grieta.
Ese orden es un modo de dejar de discutir lo que le corresponde a cada uno y cuidar a los chicos, contener su futuro.
El autor es director de la escuela de Gestión Educativa / ESEADE