La gran inflación al final del Imperio Romano
Ya desde la asunción de emperador Diocleciano ocurrida el año 284 AD y que duró hasta el año 305 AD e incluso algo antes de estas fechas, se notó un gran aumento de precios en el Imperio Romano. El emperador Diocleciano era nativo de lo que es hoy Croacia, región de Dalmacia. Nació en la ciudad de Solin aunque construyó su imperial palacio en Split, en la Costa Adriática, que fue y es famoso incluso actualmente. En el palacio construyó un magnífico mausoleo para ser venerado después de su muerte, en el cual fue enterrado al morir.
Fue un emperador que persiguió al catolicismo de una manera muy directa, eliminando las iglesias o lugares naturales de culto que referían el paso de Jesucristo para que en muchos lugares de Israel no se pudiera reconstruir históricamente la vida y la acción de Jesús. Sus persecuciones a los cristianos fueron brutales.
Sin embargo, con el tiempo los cristianos reaccionaron y se produjo una invasión, incluso del castillo de Diocleciano. Esos invasores tiraron sus restos al mar. Su tumba es actualmente la Catedral de Split. Posteriormente y paradójicamente se construyeron otros templos católicos dentro de lo que fue su palacio de retiro, siendo que su autor había sido un legendario anticristiano.
Las guerras y las construcciones públicas, como los palacios y el gobierno tripartito hacían que el gasto público fuera muy elevado y no se tenía una idea precisa de lo que es la inflación y su correlación con la emisión de dinero que implica el gasto público. Se emitían monedas de menor valor, en lugar de oro, de plata o de cobre o muchísima cantidad de monedas de pequeño valor. El cambio de 1 libra de oro valía 50.000 denarios en el año 301 de nuestra era. Esta relación había crecido mucho y provocó una inflación enorme y Diocleciano impuso en ese año un control de precios estricto. El castigo era que aquel que lo violara estaba sujeto a la pena de muerte, por lo cual muchos desistieron de sus trabajos.
El edicto de control de precios de Diocleciano era por unos 1300 productos y fijaba valores específicos para cada uno de esos productos, incluso para el salario de los soldados. Se decía en el mismo que la causa del aumento de precios era la avaricia de los comerciantes y productores, pero en realidad, si se mira la relación de los denarios con el oro, se ve que el número a entregar de denarios por libra de oro aumentó mucho en la época anterior a Diocleciano, como también en su época y también posteriormente.
Podemos ver la decadencia del Imperio Romano por las tasas de hiperinflación que lo acompañaron: del 301 al 311 AD el incremento del oro fue de 140 % en denarios. Después entre el 311 y 324 AD, el incremento del oro fue de 150 % y por último entre el 324 y 337 AD, donde la libra de oro pasó a valer 20.000.000 de denarios y el incremento en esos años fue de 6567 % o sea en 13 años el incremento fue de 38,1 % anual, una cifra inmanejable que terminó de una u otra forma con la administración cotidiana del Imperio. Tras la caída del Impero Romano de Occidente, se trasladó a lo que hoy es Estambul (antes Constantinopla) y allí se reafirmó el nuevo Imperio Romano de Oriente, entre otros, con Constantino como emperador.
El tema de la inflación alta o hiperinflación es un tema peligroso, incluso para un imperio como era el Romano, y puede implicar la caída progresiva del mismo, como ocurrió en dicho caso. Por eso, se debe ser muy cuidadoso con la emisión de dinero y las relaciones, hoy en nuestro caso del peso con el dólar americano, para evitar caídas que tengan efectos graves en la credibilidad final de la moneda.