La gestión del riesgo en RRHH, una variable clave en la pandemia
En el marco de la gestión de riesgos empresariales (ERM: Entreprise Risk Management), por riesgos operacionales se entiende a aquellos asociados a la posibilidad de pérdidas que resultan de las fallas o inadecuación de los sistemas y procesos internos de la organización, de factores humanos, o de eventos externos. La gestión de riesgos operativos (ORM por sus siglas en inglés) ha sido definida como un proceso continuo que incluye la evaluación del riesgo, la toma de decisiones y la implementación de controles, dando como resultado que el riesgo sea aceptado, mitigado o evitado. Con el correr del tiempo la gestión de este tipo de riesgos ha ido cobrando mayor valor, en la medida que la información fue adquiriendo singular importancia, la reputación se convirtió en un intangible decisivo o el contexto de la operación (sea por motivos sociales, políticos, ambientales) se volvió más volátil y con capacidad de afectar el normal funcionamiento de los negocios.
La pandemia instaló en la agenda empresaria la necesidad de gestionar los riesgos operacionales con renovado interés. Una de las áreas con mayor impacto fue Recursos Humanos que se vio obligada a reanalizar el diseño del trabajo en función de una variable como la posibilidad/necesidad de trabajo remoto/presencial y a elaborar planes para gestionar la contingencia. Precisamente, una de las cosas que nos deja esta pandemia es la necesidad de evaluar los riesgos y planificar acciones para mitigarlos o evitarlos, y en cada caso tener a la organización preparada y entrenada en la respuesta frente a la ocurrencia de los mismos.
Este ejercicio de evaluación, toma de decisiones y planificación es un elemento clave para la resiliencia y sostenibilidad de los modelos de negocio. Cada organización debe evaluar cuáles son los riesgos más relevantes para su operación y tener una estrategia para gestionarlos. La comunicación de los planes de contingencia a las personas involucradas es fundamental para que esos planes sean ejecutables si los escenarios de riesgo efectivamente se presentan. En algunos casos puede requerirse, incluso, un entrenamiento más allá de la comunicación, contemplando ejercicios de simulación de la respuesta a las situaciones previstas en el plan de contingencia.
La pandemia significó un escenario que exigió readaptar la operatoria, administrar la presencialidad y gestionar remotamente muchas funciones de la empresa. En muchos casos implicó un avance en la transformación digital y en la adopción de herramientas de trabajo colaborativas. Algunas organizaciones estaban preparadas para actuar en este escenario, pero una gran mayoría se adaptó sobre la marcha. La diferencia entre unas y otras, entre las que se preparan y las que no lo hacen, se mide no solo en dinero sino también en términos de resiliencia, una capacidad organizacional esencial para la continuidad y sostenibilidad del negocio y, en consecuencia, un factor de alto impacto en el compromiso del equipo.
Los tiempos que vivimos plantean la ocurrencia, con acelerada frecuencia, de riesgos de todo tipo, como los asociados al medio ambiente, la salud, las migraciones humanas, por citar algunos. Aunque no siempre lo usemos, hay que tener el paraguas por si llueve. En estos casos el paraguas es el ORM.