La Fed está logrando abatir la inflación sin caer en recesión, ¿cuándo comenzará la baja de tasas?
Desde que a partir de marzo de 2022 la autoridad monetaria de EE.UU. (Fed) comenzó su política para abatir la inflación generada por la pandemia de Covid (en junio de dicho año llegó a un 9,1% anual, el máximo de las últimas décadas) la entidad incrementó gradualmente su tasa de referencia en 525 puntos básicos; llevándola del 0% inicial al actual rango del 5,25/5,50%. Asimismo, en simultáneo, comenzó a esterilizar parte de la enorme inyección monetaria implementada durante la pandemia. Vale decir entonces que, a partir de la disparada de precios mencionada, la autoridad monetaria inició una ortodoxa política anti inflacionaria “contractiva”; esto es: suba de tasas y retiros parciales de circulante.
Es bien sabido que este tipo de políticas monetarias restrictivas, además de presionar a la baja de la inflación, inevitablemente conducen a una disminución en los niveles de actividad. En consecuencia, el mayor peligro de dichas políticas es que la caída de la tasa de crecimiento se convierta en una recesión sin lograr, además, abatir la inflación. Si este fuera el caso, se llegaría al peligroso escenario de estanflación; esto es: combo de recesión con alta inflación.
¿Porqué este escenario es tan negativo? La razón se encuentra en que las políticas para combatir ambos fenómenos son contrapuestas entre sí. En efecto, si se diera prioridad a superar la recesión, habría que implementar políticas “expansivas” es decir baja de tasas e inyección de liquidez; cuyos efectos colaterales serían exacerbar los niveles inflacionarios. Si, por el contrario, la prioridad fuera atacar la inflación (como sucedió a partir del primer trimestre de 2022), entonces habría que implementar las políticas opuestas: suba de tasas y retiro de liquidez, con su consecuente impacto negativo en los niveles de actividad.
De lo dicho, claramente, se deduce que -a partir de un escenario de inflación- para evitar caer en una estanflación se requiere cirugía fina que ataque en simultáneo los efectos colaterales no deseados. A partir de este razonamiento, la gran mayoría de los analistas pronosticaron que -en su lucha por abatir la inflación implementada por la Fed- la economía del país del norte entraría irremediablemente en recesión. Afortunadamente, el manejo de la autoridad monetaria -al menos hasta ahora- ha sido exitoso. En efecto, luego de 18 meses, la inflación ha caído del máximo mencionado del 9,1% en junio 2022 al actual de 3.1%; mientras que, claramente, la economía no ha entrado en recesión (dos trimestres consecutivos de caída del PBI). Sin embargo, en nuestra opinión, de mantenerse la situación actual (tasa de referencia del 5,50%) la probabilidad de una recesión iría en aumento. En consecuencia, todo indica que ha llegado el momento de darle prioridad al nivel de actividad cambiando la política de suba de tasas por la opuesta, es decir: política “expansiva” con baja de tasas.
Para profundizar este escenario resulta interesante analizar, a través del Comunicado de Prensa de la última reunión de diciembre de la autoridad monetaria, su visión del estado actual de la economía del país del norte. Sus principales observaciones son las siguientes:
- Recientes indicadores macroeconómicos sugieren que el nivel de actividad continúa sostenido
- Si bien la creación de empleo se ha moderado, el mercado laboral permanece positivo. Por su parte la tasa de desempleo se encuentra en valores mínimos del orden del 4%
- El sistema financiero está sólido y con buena liquidez
- La inflación ha cedido en los últimos meses, aunque aún con un nivel levemente superior a la tasa objetivo de largo plazo del 2%. A este respecto la Fed permanece atenta a eventuales riesgos de nuevas presiones inflacionarias
- Asimismo. reitera su “fuerte compromiso” de lograr máximo empleo con una inflación no mayor al 2% anual en el largo plazo
- Por su parte, la entidad informa que la está preparada para -de ser necesario- modificar su política monetaria para mantener en el mediano y largo plazo el actual escenario de baja inflación evitando, al mismo tiempo, la caída en recesión
- Para 2023 estima una tasa de crecimiento anual del 2,6%; mientras que para el trienio 24/27 pronostica un crecimiento promedio del orden del 1,7%
- En lo que hace al nivel inflacionario asume que el mismo se irá reduciendo gradualmente del 3,1%% actual al 2,0% objetivo en 2026
Dicho esto, La cuestión clave aquí es cómo modificará su actual política restrictiva es decir; cómo y cuándo comenzará a bajar las tasas desde su elevado nivel actual del 5,5% de manera de lograr su difícil cometido de continuar abatiendo la inflación y, al mismo tiempo, lograr mayores niveles de actividad para eliminar la posibilidad de caer en una recesión. A este respecto, en nuestro escenario base, el primer recorte de tasas de 25 puntos básicos (pb) se daría dentro del primer trimestre del corriente año, continuando durante el segundo semestre con tres nuevos recortes, para llegar a fin de 2024 año con un nivel del orden de 4,5%. Dicho de otro modo practicaría cuatro recortes en 2024; mientras que repetiría el esquema, tanto en 2025 como en 2026; terminando el proceso de baja con una tasa 2,5% a fines de este último año. En lo que hace a los niveles de actividad, estimamos que durante el trienio en cuestión la tasa de crecimiento promedio anual sería del 2%.
En síntesis, nuestro escenario base estima que la Fed en el trienio 23/26 lograría- mediante un esquema gradual de baja de tasas- sostener el difícil equilibrio de disminución de la inflación combinada con crecimiento. Dicho de otro modo, lograría su cometido de mínimo nivel inflacionario sin caer en recesión.
Este escenario sería muy favorable para la evolución del mercado bursátil. Asimismo, al ser EE UU la primera economía global con un PBI del orden del 25% mundial, este modelo de crecimiento y tasas bajas también mejoraría las condiciones para una mejora de la economía mundial.
Una reflexión final. Nuestro país ya ha caído en estanflación; sería conveniente, entonces, que nuestras autoridades – una vez estabilizados los precios relativos y logrado el equilibrio fiscal – siguieran el modelo ortodoxo implementado por la autoridad monetaria de EE UU, teniendo como objetivo mínima inflación y sostenido crecimiento.