La Fed ante la inflación: quizás una nueva zona de confort
La Fed (Sistema de la Reserva Federal, es decir, el banco central de los Estados Unidos) decidió declararle la guerra a la inflación a toda costa, aun cuando pueda desestabilizar la economía global. Al menos, por el momento, parecería eso. Ante este panorama, resulta pertinente tener presente que estamos sobre una burbuja de activos financieros enorme. Si lo actuado en política monetaria desde 2008 estuvo bien o mal, sería una larga discusión, pero esa no es la cuestión, sino concentrarse en algo de cortísimo plazo, y se refiere a cuánto más el mercado podrá tolerar el achicamiento de burbujas sin llegar al borde de la inestabilidad explosiva. Todo esto gira en torno a una enorme pérdida de credibilidad no solo de la Fed sino de los principales bancos centrales del mundo (Europa, Japón, Australia, Canadá, entre otros).
Las subas de tasas, a lo largo de toda la curva (si bien causan fricción y hacen sentir la restricción monetaria) son relativamente irrelevantes. Más aún si ponemos en consideración la destrucción de riqueza que la Fed viene arrastrando desde noviembre 2021. Es cierto, el efecto riqueza negativo opera desinflacionariamente de una manera sumamente efectiva (aunque primitiva).
En términos de valor accionario, la caída de valor en equity es de u$s15 trillones (lo que equivale casi dos veces todo el QE ejecutado por la Fed desde 2008 y casi a un PBI generado por la economía norteamericana en un año).
Así, se puede concluir que el daño ha sido brutal y que implica una ruptura en varias direcciones. De continuar con una Fed que sigue rompiéndolo todo para estabilizar precios, se corre el riesgo de que un mundo parado en burbujas estables sufra una bifurcación dinámica y mute a un sistema caótico e inestable (como el que observamos en los peores momentos del 2008). Claramente, la Fed no sabe cuál es la línea que marca el cambio de “estabilidad burbujeante” a “inestabilidad caótica”. Obviamente, cuanto más tire de la sábana, cuanto más resiliente sea la inflación en bajar, mayor será la probabilidad de que varias burbujas simultáneas implosionen. Y en tal caso, el problema inflacionario quedaría relegado. Si los bancos centrales, en una guerra antiinflacionaria, terminan destruyendo las múltiples burbujas (que ellos mismos crearon desde 2008), el efecto riqueza negativo y la implosión de la economía global serían de tal magnitud que el mundo tendría claras chances de entrar en depresión global con posibilidades de deflacionar. Y es esta la razón por la cual pareciera exagerado e ineficiente este objetivo que al menos en apariencia parece ser el perseguido por la Fed: desinflacionar a todo costo. En juego está la posibilidad de desestabilizar a toda una economía global (que se acostumbró a vivir sustentada en la noción de burbujas múltiples tales como las de las acciones y el real estate).
En tiempos en donde todo Wall Street reclama desinflación, lo irónico de la inflación es que probablemente sea la mejor forma de desarticular dos enormes burbujas actuales: 1) La de activos financieros; 2) la de deuda soberana del G10.
Es de tal tamaño el nivel de deuda del G10, que no soportaría una suba sistemática de tasas largas, de manera tal que una sigilosa inflación de unos cinco años iría llevando al mundo a un equilibrio conocido en términos reales pero con variables nominales totalmente disparadas. En caso contrario, en esta cruzada contra la inflación, si la Fed fuese por la restauración de un equilibrio nominal, arriesgaría lo construido por 14 años de política monetaria.
En síntesis, es importante reconocer que este proceso inflacionario es único y obedece a factores monetarios y no monetarios de corto plazo representados por shocks de oferta de origen bélico. Esto quizás sería la decisión más razonable. Una Fed estabilizando la inflación, pero a 300 puntos básicos por encima de su zona de confort, quizá sea una decisión aún mucho más razonable. Una decisión que podría aparecer si es que las burbujas amagan todas juntas en implosionar.
Profesor de la Universidad del CEMA