La era de Sergio Massa en el poder
Sergio Massa ingresó en el Gobierno con la consigna de hallar una salida a la crisis económica abierta por la puja redistributiva del poder político en el Frente de Todos, que lejos de apaciguarse se estimula con su designación en el Ministerio de Economía. Un síntoma puesto en evidencia con la dificultad para detener la arenga a favor del Frente Renovador que lideró su esposa, Malena Galmarini, en la ceremonia de asunción, pero que tiene otros indicios concretos en las medidas anunciadas esa noche. La suspensión de los adelantos del Tesoro para financiar al Gobierno es una de las más sensibles. Le daría verosimilitud al rumor que circula en el oficialismo: la aparente renuncia al Ministerio de Hábitat ofrecida por Jorge Ferraresi a Alberto Fernández tras la única reunión de gabinete con Silvina Batakis, el 20 de julio.
El sentido común de la antecesora de Massa puso en pánico a sus pares: advirtió que no liberaría un peso sin que ingrese otro. Eso echaba dudas sobre la entrega de miles de viviendas asignadas por el plan Procrear. Ferraresi estimaría conveniente regresar a Avellaneda para ser intendente si la entrega no puede concretarse.
La auditoría de los planes sociales es otra herencia que deberá gestionar Massa. El intento de saqueo de un hipermercado en San Juan podría ser la primera reacción a esa decisión. Las autoridades investigan si Eduardo Camus participó de la convocatoria efectuada por las redes. Camus representa al Movimiento de los Trabajadores Excluidos (MTE) y Patria Grande de Juan Grabois, y administraría un grupo de planes sociales. Sus beneficiarios habrían sido conminados a participar de esa concentración bajo la amenaza de perderlo. Camus mantiene vínculos con José Luis Gioja, declarado enemigo de Sergio Uñac. El gobernador lo venció en las PASO de 2021 y logró birlarle al único aliado que tenía: Rubén García, intendente de Rawson.
Rawson es el departamento donde tuvo lugar el intento de saqueo que derivó en la detención de 36 personas. Las autoridades del gobierno de San Juan no descartan esa hipótesis. Pero insisten en que esa escena no tendría posibilidad de cobrar relieve sin el agravamiento de la situación social. Un modo diplomático de oponerse a recortes. Aunque eso no bastaría como antecedente de la supuesta desconfianza en Massa de los gobernadores peronistas a la que alude otra murmuración: la infidencia de Alexis Guerrera al confiarles que la demora en girarles subsidios respondía a una orden de su jefe político para que dejen de resistir su llegada al Poder Ejecutivo. La degradación del Ministerio de Transporte a una secretaría absorbida por el Ministerio de Obras Públicas promueve conjeturas malévolas. ¿Un castigo a Guerrera para congraciarse con ellos? Gabriel Katopodis tiene trato amigable con los mandatarios.
Lo que parece cierto es que el reacomodamiento de los espacios en el Gobierno todavía no encontró el método idóneo para superar los desequilibrios que provocó la irrupción planeada por Massa desde que Fernández resolvió suplantar a Martín Guzmán con Batakis. Algunos insisten en endilgarle esa responsabilidad a Jorge Neme. Una exageración. Al flamante secretario de Planeamiento se le achaca haber filtrado antes de tiempo el fin de la procrastinación y el inicio de la era de Massa en el poder. Una transición prevista para el 30 de julio con anuncio oficial en la residencia de Olivos pero desbaratada por los trascendidos del 27.
Ese desorden habría causado estragos en el afecto profesado por Manzur a su viejo amigo Neme, y resuelto su pase al Ministerio de Economía. Hasta la semana pasada, Neme era el segundo del jefe de Gabinete, lugar que ocupa Juan Manuel Olmos y desde donde se audita Arsat, presidida por Matías Tombolini, y en la que se le habría revelado la afinidad con Neme por el universo satelital antes de ser secretario de Comercio Interior.
La CGT medita su adecuación a este proceso de metamorfosis que somete a debate el acto del 17 de agosto, concebido originalmente como una marcha contra Cristina. Gerardo Martínez (Uocra) y Andrés Rodríguez (UPCN) insisten en hacerlo con la oposición de Carlos West Ocampo (Fatsa), el mercantil Armando Cavalieri y, por obvias razones, José Luis Lingieri, el representante de los trabajadores de Aysa, la empresa que conduce la esposa de Massa.
Martínez y Rodríguez se embanderarían en la necesidad de defender la vigencia de las paritarias. Una alusión indirecta a Claudio Moroni, quien las homologa en el Ministerio de Trabajo. Cristina propuso sustituirlo por Jorge Capitanich cuando no pudo sortear la oposición de los gobernadores a que el del Chaco sustituyera a Manzur. A la cúpula sindical le inquieta la reunión que la vicepresidente mantuvo con Pablo Moyano y Omar Plaini antes de fotografiarse con Massa en el Senado. Sospechan que el dirigente camionero podría tener un acuerdo secreto con Máximo Kirchner. Lo que los induce, por propiedad transitiva, a recelar del vínculo que Massa podría tener con el jefe de La Cámpora. Un sentimiento compartido por los intendentes del conurbano, a pesar de la estrecha relación que une a Martín Insaurralde con el hijo de Cristina.
Jorge D’Onofrio contribuyó a restaurar las incertidumbres que Massa e Insaurralde intentaron superar a comienzos de este año y dejar atrás el enfrentamiento por la ley 14.836, que impedía a los intendentes ser reelegidos más de una vez. El Frente Renovador defendió la ley de la que Massa fue autor, pero que Insaurralde logró cambiar en la Legislatura. Insaurralde y Massa acordaron en el verano asistirse recíprocamente en su proyección electoral. El jefe de Gabinete bonaerense quiere suceder a Kicillof y el nuevo ministro de Economía, al Presidente. D’Onofrio es ministro de Transporte bonaerense e incondicional de Massa. Pero respaldó públicamente la reelección del gobernador. Un clima de tensión que liberaría ansiedades como la que le expresó Insaurralde a Katopodis en una recorrida por obras en la zona sur la semana pasada.
Insaurralde le pidió a Katopodis precisiones sobre la fecha en la que Juan Zabaleta abandonaría el Ministerio de Desarrollo Social para regresar como intendente de Hurlingham. El jefe de Gabinete aspira a ubicar allí a Mariano Cascallares, con quien controló esa cartera en la gestión de Daniel Arroyo hasta que fueron descubiertos los sobreprecios en licitaciones de alimentos. Máximo Kirchner fue quien le propuso al Presidente que Zabaleta reemplace a Arroyo.
Esas presunciones podrían ser echadas por tierra si se confirmara una especulación que está cobrando cuerpo en el oficialismo: la posibilidad de que Máximo sea candidato a gobernador para retener la provincia en Santa Cruz. “Una bendición”, en las creencias que predominan entre los viejos barones del PJ bonaerense. Pero que obligaría no solo a repensar la compleja ingeniería legal que facilitó al jefe de La Cámpora llegar a su presidencia.También a calcular el inevitable costo político que afrontarán los promotores de esa decisión. Insaurralde es el más importante de ellos. Massa debuta en el Ministerio de Economía con estas incógnitas y una sola certeza. Su éxito podría derivar en una declinación de Cristina y Alberto en el ejercicio del poder. Ninguno de los dos parece predispuesto a aceptar mansamente.