La elección de los senderos que se bifurcan
En la provincia de Buenos Aires se juega la elección legislativa más relevante del país. Una razón convierte al territorio bonaerense en la pieza clave del tablero político. En esta ocasión, se eligen senadores nacionales y la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner hace de la contienda una disputa central. De cara a los comicios presidenciales de 2019, se entabla una batalla clave entre Cambiemos y la principal fuerza opositora, Unidad Ciudadana, comandada por Cristina Kirchner, victoriosa en las PASO por un exiguo margen de 0,4 % de votos. La elección se ha nacionalizado y el gobierno bonaerense la ha convertido en un plebiscito a su gestión.
Para los gobiernos, nacional y provincial, el desafío radica en revertir el resultado electoral de las primarias y derrotar a la ex presidenta en Buenos Aires. Esto explica que la gobernadora María Eugenia Vidal se haya cargado la campaña a cuestas intentando convencer a los bonaerenses sobre la necesidad de votar a sus candidatos, en apoyo a su gobierno. Al pedir un voto por la gobernabilidad de Buenos Aires, las elecciones de medio término se convierten en un plebiscito a la gestión del ejecutivo en su combate a las mafias, al narcotráfico, a la inseguridad, y por el bienestar de los bonaerenses, sus caminos, sus hospitales, sus escuelas. Con un discurso sencillo que hace de la gestión, del equipo y de la honradez su mística de gobierno, la gobernadora se iguala, en cada aparición mediática y en sus timbreos, a los ciudadanos que habitan la provincia. En contraposición al maximalismo discursivo de UC que propone la lucha contra el imperialismo, las corporaciones, y una serie de enemigos que acechan a la nación, llamando a dar, contra ellos, batallas épicas conducidas por grandes líderes, MEV pronuncia el discurso minimalista del trabajo y del esfuerzo que se expresa en un gobierno conducido por un equipo de gente común. Por tercera vez, en una elección de medio término, dos mujeres constituyen el eje de la confrontación provincial. Antes fueron Hilda González de Duhalde vs Graciela Fernández Meijide, y luego la primera vs CFK.
La campaña revela que la polarización de las PASO, cuando Cambiemos y UC sumaron 68,36% de los votos, lejos de disminuir se ha profundizado. Al mismo tiempo, la candidatura de CFK y la presencia de la gobernadora han nacionalizado la elección. Curiosamente, ambas campañas convocan al voto útil. UC apela a frenar el ajuste y Cambiemos llama a evitar el retorno al pasado fortaleciendo el cambio. Como daño colateral, la nacionalización y la polarización acabarán impactando en la composición de la legislatura bonaerense y de los concejos deliberantes, pues el “efecto arrastre” de los candidatos nacionales y la dificultad para superar los pisos establecidos por el sistema bonaerense de representación proporcional, disminuirán la participación de terceras fuerzas en los mismos.
La nacionalización de la elección bonaerense tiene importante repercusiones a nivel país. El involucramiento del presidente de la Nación y de MEV en la campaña de Cambiemos y la candidatura a senadora de la ex presidenta han dado a la elección bonaerense una envergadura que trasciende los límites provinciales, influyendo directamente en la disputa por el liderazgo nacional entre el oficialismo y la principal oposición. En este sentido, según los resultados del domingo próximo, se abren dos escenarios según aquello que está en juego en ambos rivales.
Un triunfo de UC, va a fortalecer la figura de CFK y paradójicamente la habrá de transformar en un serio escollo para el proceso de renovación que ya asoma en el peronismo, prolongando la disputa por el liderazgo entre radicalizados y moderados. Una derrota, en cambio, facilita el camino a una segunda renovación del movimiento, en la cual los vencidos de esta elección, Massa y Randazzo, y los triunfadores del resto del país buscarán la forma de lograr acuerdos para nominar al candidato de la próxima elección presidencial. ¿Qué hará el kirchnerismo derrotado en la provincia. ¿Será parte de la renovación en ciernes o se convertirá en una opción por fuera del justicialismo?
En cuanto al oficialismo, en Buenos Aires se juegan sus chances futuras. Un fracaso volvería más cauto al gobierno nacional sobre cómo continuar los próximos dos años. Por el contrario, una victoria despejaría el fantasma del helicóptero, que agitaban sus más acérrimos opositores, y afirmaría la expectativa de una posible reelección presidencial para 2019. Si el oficialismo revierte el desenlace de las PASO, derrotando a CFK en Buenos Aires, éste será el dato político más trascendente de la jornada. El gobierno saldrá fortalecido al hacer realidad su sueño del 40%, presentando su triunfo como un punto de inflexión en relación al pasado. Su victoria significaría el aval de la sociedad al cambio encarnado por Macri y Vidal, lo que posibilitaría el ingreso definitivo a la argentina post kirchnerista.