La educación universitaria pospandemia
Una de las tantas y variadas incertidumbres que presenta el escenario de la pospandemia pasa por la educación en todos sus niveles, y aquellos que la ejercemos en el ámbito universitario nos preguntamos cuáles serán las nuevas reglas de juego, si es que las hay.
Todo parece presuponer que habrá renovadas pautas de conducta en el ámbito educativo universitario, máxime en aquellas carreras que no registran una práctica constante (como la especialidad médica), sino que se relacionan con mayor intensidad con situaciones teóricas, estudio de casos y lectura de textos con una práctica profesional propiamente dicha que se desplaza, en general, para los últimos años, como en el caso de la carrera de Abogacía
Todo parece presuponer que habrá renovadas pautas de conducta en el ámbito educativo universitario, máxime en aquellas carreras que no registran una práctica constante (como la especialidad médica), sino que se relacionan con mayor intensidad con situaciones teóricas, estudio de casos y lectura de textos con una práctica profesional propiamente dicha que se desplaza, en general, para los últimos años, como en el caso de la carrera de Abogacía.
Uno de los interrogantes que se plantean pasa por considerar si volverán las clases presenciales a tiempo completo, como sucedía en época previa al coronavirus, o si se modificarán las estructuras originales de cursada por un sistema mixto (presencial y no presencial) o por mecanismos alternativos de semanas en el aula offline y otras en el aula virtual, al estilo estadounidense.
Este interrogante se relaciona con otra realidad que vimos reflejada en la práctica universitaria docente 2020: es un hecho que muchos alumnos que antes estaban obligados a viajar hasta la facultad para cursar tres horas perdían otras tres horas de su tiempo viajando (colectivo y tren inclusive), mientras que en este año "virtualizado" se han ahorrado esas horas de transporte tomando la misma clase, pero en remera y descalzos, desde la cocina de su casa.
Y esta realidad también se aplicó al universo docente, que pudo presentar sus clases virtuales, incluso utilizando nuevas herramientas, como PPT, Mentimeter y Prezi, entre otras, pero con camisa ante la cámara y en short y zapatillas, fuera de ella.
Las clases virtuales también favorecieron a muchos alumnos del interior del país y de otras provincias que viajan a Buenos Aires, a Córdoba y a otras ciudades argentinas para estudiar: se quedaron en casa y aprendieron igual.
No obstante todas estas particulares situaciones, a todas luces parece razonable mantener un esquema único virtual hasta que el coronavirus pase al olvido por efecto de la esperada vacuna salvadora, máxime teniendo en cuenta que las instalaciones de varias universidades dejan mucho que desear en cuanto a condiciones de infraestructura e higiene, que se alejan de los protocolos de cuidado personal que exige el Covid-19.
Algo nos dejó en claro 2020 en esta materia: la educación virtual es posible, nos guste más o menos que la presencial y tanto el universo docente como el estudiantil pueden adaptarse, con distintos obstáculos (conectividad, entre otros) a los desafíos de la educación on line, explorando alternativas y haciendo camino al andar.
Abogado y consultor especialista en derecho digital, privacidad y datos personales. Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Austral