La educación, clave en la lucha contra la droga
El aumento permanente del consumo de drogas y sus consecuencias constituye hoy motivo de creciente preocupación. Cotidianamente se suceden acontecimientos alarmantes que involucran a jóvenes adolescentes y hasta niños que han caído en las garras esclavizantes de las drogas.
Resulta imprescindible y urgente que el Ministerio de Educación proceda a implementar la ley 26.586, de 2009, que propuso el Programa Nacional de Educación y Prevención sobre las Adicciones y el Consumo Indebido de Drogas. Los pasos establecidos y unas muy precisas indicaciones sobre las formas de concretar sus objetivos hacen de esta ley el mejor instrumento para la incorporación de contenidos en todos los niveles educativos. Lamentablemente, casi siete años después de promulgada, aún no ha sido ejecutada.
Hechos verdaderamente dramáticos nos han conmovido por las pérdidas de vidas en "fiestas" o "festivales" que tenían el supuesto propósito de ofrecer diversión a miles de chicos, pero que en verdad creaban contextos propicios para la venta y el consumo de todo tipo de drogas. Estos episodios nos impactan y movilizan durante un tiempo lamentablemente bastante corto. Sucede que como sociedad hemos ido naturalizando y banalizando el consumo de alcohol y otras drogas. Se pierde así la percepción del riesgo, y la consecuencia inmediata es el aumento del consumo de sustancias.
Desde el Oprenar consideramos que resulta fundamental actuar sobre la demanda. Es necesario poner a la persona en el centro del problema y desarrollar acciones concretas para estimular en todos los ámbitos sociales el deseo de vivir una vida digna en libertad, lejos de la esclavitud de las drogas. La herramienta clave para lograrlo es la educación. La implementación de la ley proporciona un instrumento ideal para trabajar en este sentido.
Son nuestros chicos los que necesitan una formación que los ayude a enfrentar los desafíos de la vida y los ayude a tomar decisiones basadas en valores y principios que les den verdadero sentido a sus vidas. Es necesario promover una educación que oriente a los jóvenes a desarrollar una personalidad que los disponga a enfrentar con coraje y alegría los desafíos de la existencia; que sepan comprender el sentido del sacrificio, los procederes éticos, el respeto y el trabajo por el bien común.
Estos lineamientos constituyen una verdadera "reducción del daño". Se trata de crear condiciones de vida que alejen a nuestra gente de las drogas y sus consecuencias. Esta posición implica una gran diferencia con otras miradas, muy presentes en distintos ámbitos de gran influencia, que entienden que el "consumo recreativo" no es "problemático". Desde estas mismas posiciones se presentan formas "saludables" de "fumar un porro", incluso como una manera de reducir daños. Estas propuestas en realidad lo que hacen es promover el consumo.
Llama la atención que ante tantos y tan graves episodios vinculados al consumo de drogas la sociedad toda no haya reaccionado. En todo este tiempo sólo se han concretado algunas pocas acciones, cuando lo que se requiere verdaderamente es la plena implementación de la ley. Esto significaría un esfuerzo nacional que comprometería a la sociedad en su conjunto y sería coherente con una de las prioridades establecidas por el Gobierno: la lucha contra el narcotráfico.
Miembro del Observatorio de Prevención del Narcotráfico (Oprenar)