La economía en el Río de la Plata: dos orillas, dos realidades
Por convención de la macroeconomía, una nación se encuentra frente a un régimen de alta inflación cuando los precios se incrementan un 100% anual o más, y frente a un proceso hiperinflacionario cuando los precios escalan 50% mensual o más.
Según Steve Hanke, profesor de la Universidad Johns Hopkins, algunos de los fenómenos que se observan cuando asoma una hiperinflación (y que en la Argentina comienzan a manifestarse) son: los comercios comienzan a cambiar los precios de bienes y servicios cada semana o inclusive cada día; la población empieza a gastar su salario con la mayor rapidez posible en bienes de consumo duradero (aunque no los necesite) para no perder poder adquisitivo; se suele calcular el valor de los bienes y servicios en una moneda extranjera estable en lugar de calcularlo en la moneda local; con frecuencia los ahorros se mantienen en una moneda extranjera y se comienzan a realizar transacciones en moneda extranjera.
En 2016, el país latinoamericano que estaba más cerca de la hiperinflación y podía pasar la barrera y superar el 50% mensual de modo sostenido, según el profesor Hanke, era Venezuela, que ya marcaba una inflación de 254,95% anual. Y la sucesión de las pésimas medidas tomadas por el régimen de Nicolás Maduro resultaron en una escalada que continuó arrojando una inflación de 438,12% en 2017, de 65.374% en 2018 y de 19.906% en 2019.
La economía mundial. A nivel global, en el año 2020, los bancos centrales del mundo se vieron en la obligación de emitir grandes sumas de dinero para financiar el gasto público, incrementado por la pandemia por coronavirus, en un contexto de enorme parálisis de la actividad económica. Así, para marzo de 2021, las economías de los países más desarrollados manifestaron procesos de inflación luego de casi tres décadas de estabilidad. Estos procesos se agravaron a partir de la guerra por la invasión de Rusia a Ucrania. Ambos países son proveedores de alimentos y energía, y la oferta de estos bienes se restringió considerablemente.
Hablemos ahora del Río de la Plata. En la Argentina y Uruguay, el IPC según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), nos reveló para 2022 los siguientes índices de inflación interanuales: Argentina 94,8%, Uruguay 8,29%. Cabe recordar que los cinco países con mayor índice de inflación para diciembre de 2022 durante los últimos 12 meses, a nivel global, fueron: Venezuela 305,7%, Zimbabue 244%, Líbano 142%, Argentina 94,8% y Turquía 64%.
Por su parte, la inflación mensual en la Argentina mantiene una tendencia al alza, y según el IPC comunicado por el Indec para el año 2022 se presentaron los siguientes porcentajes: enero 3,9%, febrero 4,7%, y para el resto de los meses del año se constataron porcentajes que fueron desde el 5,1% hasta el 7,3%. En el último mes de 2022 la Argentina sufrió un alza de precios de 5,1% mientras que Uruguay tuvo un indicador negativo de inflación, de -0,26%. Y ya en 2023, en enero la Argentina marcó un incremento de sus precios de 6%, Uruguay de 1,55%; y en febrero, la Argentina 6,6 % y Uruguay 0.48%. Y ya se estima, en base a diversas consultoras privadas que miden el avance de la inflación, que el incremento mensual para el mes de marzo en la Argentina superará el 7%, mientras que en Uruguay el IPC ya marcó 0,9%.
¿Por qué la cifra que se espera para marzo en la Argentina genera una luz de alarma? Porque cuando en julio de 2022 se alcanzó la cifra inflacionaria de 7,4%, la entonces ministra de Economía Silvina Batakis, quien duró menos de un mes en su cargo, se vio obligada a renunciar y pasar la posta a Sergio Massa (uno de los fundadores del oficialista Frente de Todos) para que el nuevo ministro, que mantiene estrechos vínculos con el establishment nacional e internacional, pueda detener una corrida contra el peso y evitar una posible hiperinflación. Pero a pesar de Massa y “su capitalismo de amigos”, la inflación que nos comunicará en apenas días el Indec, ya se presume en una cifra equivalente a la que llevó a temer que la Argentina pueda ingresar en una espiral hiperinflacionaria.
Por su parte, la compañía Puente, experta en gestión patrimonial y mercado de capitales, al día 4 de abril comunicó la medición del riesgo país en Argentina con una marca de 2352 puntos y en Uruguay de 122 puntos.
Además, cuando se habla de inflación corresponde hablar también de pobreza. Comparemos entonces el estado de situación en ambos países. Según el Indec, en base a mediciones realizadas para el segundo semestre de 2022, 39,2% de la población argentina ya es pobre. Según el INE, para el año 2022, en Uruguay el total de personas bajo la línea de pobreza se ubicó en 9,9%.
A pesar de estos datos, durante una conferencia de prensa en el marco de la reunión de presidentes de la Celac, realizada a fines de enero en la Argentina, el ministro de Economía, Sergio Massa, se atrevió a afirmar: “Yo creo que Uruguay es uno de los hermanos menores del Mercosur, y Brasil y la Argentina tienen la responsabilidad de cuidarlo”. La respuesta de un senador uruguayo en aquel momento fue que “ningún uruguayo quiere ser cuidado por un ministro de Economía que tiene un dólar cotizando a 350 pesos”.
Pasados un par de meses, podríamos rematar del otro lado del Plata, que ningún argentino debería querer ser cuidado por un ministro de Economía que tiene un dólar cotizando a 390 pesos, una inflación que se ubica como la cuarta más alta a nivel global y una pobreza que ultraja a cuatro de cada diez argentinos.
Politóloga y Profesora de la Universidad de Buenos Aires