La duda que asalta a todos: ¿se le puede ganar a Milei?
El candidato libertario asegura que puede consagrarse presidente en la primera vuelta; la complicada tarea que tiene Patricia Bullrich por delante y la difícil apuesta de Massa
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Los números de las primeras encuestas posteriores a las PASO dan cuenta de una consolidación de Javier Milei. Tras el envión que le dio el sorpresivo resultado electoral del 13 de agosto, los analistas estiman que, a menos que en su camino hacia los comicios generales del 22 de octubre aparezca algún cisne negro, el 30% de los votos cosechados por el candidato presidencial de La Libertad Avanza es un piso sólido que hoy le estaría permitiendo crecer a cifras de intención de voto que van desde el 32,3%, según un sondeo de opinión pública de CB Consultora (4340 casos relevados en forma online entre el 14 y el 16 de agosto), hasta el 38,5%, de acuerdo con otro del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la UBA (4623 encuestados en forma online entre el 16 y el 17 de agosto).
Si bien apenas tres puntos separaron a las tres principales fuerzas políticas en las PASO, hay un dato que ese resultado no registra: de los tres más importantes postulantes presidenciales, dos (Sergio Massa y Patricia Bullrich) estuvieron por debajo de la expectativa general; el restante (Milei) superó ampliamente todos los pronósticos previos. Ese hecho le ha brindado al líder libertario un efecto legitimador que desdibuja muchas de las dudas y los factores que parecían restarle seriedad a su postulación presidencial.
Hoy Milei asegura que puede ganar en la primera vuelta -necesita el 45% de los votos o alcanzar más del 40% y una diferencia de diez sobre el segundo- si su fuerza política mejora los mecanismos de fiscalización en las mesas electorales y seduce a los desencantados del sistema que no concurrieron a sufragar o votaron en blanco.
El escenario que dejaron las PASO juega a favor de Milei. Puede conjeturarse que la mayoría de quienes no fueron a votar -unos 10,5 millones de ciudadanos- pueden estar desencantados con el actual sistema de representación política y que algunos de ellos podrían verse seducidos por la propuesta contra la “casta política” del candidato de La Libertad Avanza. De acuerdo con los antecedentes de concurrencia a las urnas, se estima que el 69% de ciudadanos que votó el 13 de agosto podría crecer al 73%, por lo que que rondaría 1,5 millón de nuevos electores.
También en favor de Milei, se señala que se impuso como postulante individualmente más votado en distritos que ni siquiera visitó oficialmente, como las provincias de Salta o Misiones, además de numerosas comunas el interior del país que solo supieron de su presencia por los medios masivos de comunicación y las redes sociales. ¿Cuánto podría mejorar su performance electoral si se hace el tiempo suficiente para recorrer algunos de los sitios en los que no estuvo hasta ahora?, se preguntan, ilusionados, sus allegados.
Del mismo modo, todo indica que mientras la crisis económica persista en los actuales niveles, las chances de Milei de seguir capitalizando el descontento social crecerían, en tanto la mayor porción de la ciudadanía lo visualice como el mejor vehículo para el cambio.
La pregunta del millón es, entonces, si hay forma de ganarle a Milei. Para el consultor Lucas Romero, director de la consultora Synopsis, quién quiera saber qué Argentina viene debe preguntarse quién gobernará, qué intentará hacer desde el gobierno y cómo lo va a hacer. En este último interrogante -¿cómo lo hará?- reside el talón de Aquiles de Milei.
“Resulta extraño que estemos discutiendo sobre la probabilidad de una dolarización de la economía cuando es factible que, como presidente de la Nación, con la proyectada composición del Congreso, Milei ni siquiera contaría con una ley para la reorganización de los ministerios”, comenta Romero. Su fragilidad parlamentaria sería tan grande -difícilmente tendrá más de 40 diputados nacionales sobre un total de 257 y más de 8 senadores sobre 72- que hasta sus decretos de necesidad y urgencia podrían ser volteados por ambas cámaras legislativas, convirtiéndolos en letra muerta.
De ahí que Patricia Bullrich pueda intentar persuadir a la ciudadanía de que ella encarna el cambio posible. Claro que la tarea que tiene por delante será complicada. Primero, deberá retener los votos que fueron a Horacio Rodríguez Larreta; luego, seducir a quienes no fueron a votar o votaron en blanco; más tarde, desmentir la idea de que será un títere de Mauricio Macri, sin al mismo tiempo pelearse con su mentor y fundador de su coalición política. Finalmente, diferenciarse de Milei sin perder paralelamente de vista que deberá intentar captar el llamado voto blando del líder libertario.
Una pregunta que aún no se responde desde el comando estratégico de Bullrich es si la candidata de Juntos por el Cambio debe confrontar con Milei por los votos de derecha o bien reubicarse en el centro para luchar por un electorado que reniega de los extremos ideológicos. El analista Cristian Buttié, director de CB Consultora, opina que “Bullrich se ha quedado acéfala de discurso” en tanto “queda desubicada girando más a la derecha y puede desdibujarse girando al centro”.
Su opción podría ser plantearse como la salida racional para hacer lo que hay que hacer, ofreciendo condiciones de gobernabilidad sin poner en peligro los principios republicanos. Al mismo tiempo, no deberá tardar mucho en adelantar públicamente quiénes estarán al frente de su hipotético equipo económico, fundamentalmente por una razón táctica: Milei habla permanentemente de economía. En tal sentido, Carlos Melconian, parece picar en punta, no solo porque viene trabajando en una propuesta económica integral desde la Fundación Mediterránea, sino porque es considerado un hábil comunicador.
El analista de opinión pública Jorge Giacobbe destaca que Juntos por el Cambio sumó en las PASO 28 puntos sin un discurso económico nítido para la opinión pública, siendo la crisis económica la principal preocupación de la sociedad. Esa carencia se convierte, a su juicio, en una oportunidad: la de tirar una nueva carta sobre la mesa. Habrá que ver cuánto vale esa carta para el electorado en la segunda mano del juego.
Así como el principal desafío para Patricia Bullrich es político, el mayor desafío para Massa es económico, ya que cualquier descarrilamiento adicional de la situación socioeconómica del país lo puede dejar fuera de la carrera. Los efectos derivados de la reciente devaluación del peso, con las remarcaciones de precios en primer plano, fueron una primera advertencia; los saqueos registrados en zonas de Mendoza, Neuquén y Córdoba, una señala de alarma.
Aun así, según Buttié, en el marco de una pax cambiaria tras la devaluación de la semana última, Massa tendría chances de ganarse un lugar en la segunda vuelta electoral si convence a los distintos sectores políticos vinculados al peronismo, incluidos los gobernadores provinciales, de que él puede encarnar el “mal menor” frente a las propuestas de Milei. “Si, a diferencia de lo que ocurrió en las PASO, los gobernadores peronistas y los aparatos se mueven, podrían ponerle un techo a Milei y permitir que Massa llegue al ballottage, desplazando a Bullrich al tercer puesto. No obstante, resultará una odisea vencer en un ballottage con los actuales números de imagen negativa que tienen el candidato y el Gobierno”, señaló el analista de opinión pública.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿se le puede ganar a Milei? Hoy parece muy difícil. La apuesta de Massa es polarizar con el candidato de La Libertad Avanza e invisibilizar a Bullrich para llegar a una segunda vuelta con Milei en la que buscará sembrar en la población el miedo a la pérdida de derechos adquiridos si “la derecha” llega al poder. La apuesta de Bullrich pasaría por reconstruir el afecto societatis de su coalición política, cicatrizar las heridas internas y construir un discurso económico e institucional claro y contundente.
De aquí al 22 de octubre, habrá un juego dominado por dos grandes palabras: esperanza y miedo. Ganará quien despierte menos temor y un poco más de esperanza.