La docente Radetich no se equivocó
Laura Radetich es profesora de Historia en la Escuela Técnica N°2 María Eva Duarte, de Ciudad Evita, partido de La Matanza, provincia de la Buenos Aires. Tomó notoriedad porque sus alumnos la filmaron vociferando en favor del kirchnerismo y contra el anterior gobierno. No fue una equivocación, fue la puesta en práctica de su ADN de docente militante. Está formada así y seguramente sintió un momento de plenitud al ejecutar lo que su naturaleza le exige.
Aunque sobreactúe el ministro Trotta condenando el presunto “adoctrinamiento”, lo sucedido está en el centro del relato kirchnerista, es una necesidad vital de sobrevivencia. La respuesta de la docente fue de manual: “Me filmó un alumno macrista que me pinchó, que me hizo hablar de Macri”. Y tras cartón, el insólito aval presidencial puso las cosas en su lugar, calificando de “formidable debate” lo que fue cualquier cosa menos un debate.
Laura Radetich en los videos brinda un catálogo de esa manera de modelar la realidad imperante hoy en muchas escuelas. A su defensor presidencial lo había insultado en Twitter. No es original, copia a su líder política, la vicepresidenta y máxima inspiradora del dogma. El problema es que la docente desarrolla su militancia partidaria en un escuela pública, estatal, que es de todos los argentinos, pues se mantiene con los impuestos de todos.
Sería un grave error considerar a esta docente como el ejemplo de una actitud reprobable sin más. Las reglas por las cuales tiene el deber de guiarse, fueron elaboradas en los estatutos docentes. Por ejemplo, en mi provincia, Mendoza, dice en los deberes y derechos del docente: “Formar a los alumnos una conciencia nacional respecto a la Constitución, a las leyes y a nuestra tradición democrática y republicana, con absoluta prescindencia partidista.” Es decir, simpleza democrática y republicana, algo que asquea al kirchnerismo.
El exabrupto está siendo presentado como una agresión excepcional hacia el alumno, pero en realidad algo similar sucede a diario a lo largo y a lo ancho del país. Y no sólo en los colegios secundarios, sino también, con otros modos y tonos que lo disimulan, en las escuelas primarias, en los institutos superiores de formación docente y en las universidades. Según los testimonios, también en organismo como el Conicet. No hay que equivocarse y creer que este es apenas un capítulo más de eso que llamamos por comodidad “adoctrinamiento”. El kirchnerismo en su largo gobierno 2003-2015 llevó a cabo un plan sistemático, que sigue vigente, aunque algo fané y descangallado, y ganó una batalla cultural.
Con ese triunfo, cuyos efectos llegan hasta hoy, instaló con prepotencia y convicción un discurso único a través de sus minorías intensas distribuidas en los mullidos cargos estatales en instituciones diseminadas en nuestra amplia geografía. Consiste en un discurso excluyente, hegemónico y autoritario donde quien no piensa igual a ellos es un réprobo, un apátrida, un traidor, un antipueblo. Para poder hacerlo agrieta la realidad, que es por naturaleza múltiple, en un universo dual. Está escrito en sus manuales: ellos y nosotros. Falso, hay diversos nosotros y el mandato como compatriotas de convivir. “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”, dejó como legado el líder.
Laura Radetich es la versión matancera del llamado “adoctrinamiento”. Algo que, con maneras más calmas, es cotidiano y por lo tanto mucho más peligroso, porque es solapado y constante. Siempre funciona con un modo extorsivo al estilo de “el que no salta es un holandés”. Es decir, estás contra los que no son propios y a favor de Cristina y la memoria de Néstor y el proyecto nacional y popular o no sos argentino y estás contra el pueblo porque te mueve el odio.
¿Es la historia tan binaria? Por supuesto que no. Nada de lo acontecido fue un error, todo forma parte del “proyecto”. Y contra eso hay que luchar, para que no siga ganando, mientras todos perdemos.
Es imprescindible concluir que cualquier futuro democrático y republicano requiere de una curación de lo efectos de esta batalla cultural perdida momentáneamente por quienes no somos kirchneristas e, incluso, por muchísimos peronistas, algunos del actual gobierno incluso. ¿El modo es imponer la visión contraria? De ninguna manera, ese error se ha repetido hasta el hartazgo. La clave es proponer un modo verdaderamente inclusivo en los métodos de enseñar, discutir y acordar entre los argentinos. Consistente en la búsqueda de síntesis culturales, demolidas por años de prédicas sórdidas y hegemónicas emanadas de un estado excluyente por diversos medios como libros, materiales didácticos, formación docente, militancia partidaria en la educación, canales estatales con contenidos sesgados y manipuladores, Wikipedia colonizada y una lista que podría extenderse.
Para completar el panorama, el periodista Osvaldo Bazán nos iluminó en su habitual columna de El Sol de Mendoza este fin de semana al informar sobre el papel de personajes como el Chino” Alejandro Schvartzman, inspector de Educación Secundaria, exconsejero escolar de La Matanza, vocal titular de Suteba Provincia, congresal de Ctera, congresal del PJ de PBA, precandidato a primer consejero escolar en La Matanza y creador de la Agrupación de Docentes Peronistas Néstor Carlos Kirchner. Escribió el “Chino” en Whatsapp: “Nosotros estamos acompañando a Laura Radetich. La estamos cuidando y defendiendo. Hoy la acompañé a que le tomen declaración en una investigación simple, no está separada del cargo, están con lic. 114 M1. Fuimos bien tratados y contenidos. La info a Presidencia de la Nación salió del peronismo matancero que banca a Laura”. Y sigue Bazán: “¿Cómo está formada la ‘comisión investigadora’? Por tres inspectores: quien va por enseñanza inicial es de Suteba Celeste (como Radetich), quien va por enseñanza secundaria es militante K (como Radetich), quien va como psicóloga es amiga.” Una verdadera parodia a la que no vale la pena prestar atención. O, a lo mejor sí, hay que ponerle la lupa y dejarlo en evidencia.
Laura Radetich es una fiel muestra de ese discurso único y quizás esté tan intoxicada que no pueda matizar, ponderar, pensar siquiera por fuera de él. Propaga religiosamente una verdad revelada, un evangelio sin fisuras que hay que profesar y difundir sin admitir disenso. Es decir, es lo contrario de un docente, cuya principal misión es darle a su alumno las herramientas para que él sí pueda pensar, contrastar, elegir, disentir, sintetizar. Lo curioso es que ese viejo docente sarmientino hoy está en vías de extinción y ha sido reemplazado en demasiados casos por el militante. Sigue habiendo de los otros, pero están en retirada, acorralados. Los militantes gritan muy fuerte y son violentos, intimidan y cuentan con estructuras como las agrupaciones de Docentes Peronistas NCK. Laura Radetich es una exponente cabal y la protegen aunque dejó en evidencia un sistema con su rechifle. En eso sí cometió un error, pero hay que bancarla.
Lo grave de la docente de la Matanza son los gritos a su alumno, pero también el simulacro de educación que son sus clases. Ese es el verdadero daño para sus estudiantes. Ella puede pensar lo que quiera y para eso tiene una urna donde poner en consecuencia su voto. Su deber en el aula es darle a los chicos las herramientas para pensar por ellos mismos. En este sentido el kirchnerismo ha producido un gran daño. Ha instalado en el sistema educativo, colonizándolo hasta niveles no imaginados por el ciudadano de a pie, la necesidad de aceptar religiosamente una verdad única, no matizable, no discutible. Sus líderes y sus usinas elaboran las buenas nuevas y las Lauras del país evangelizan convencidas de que están haciendo su tarea y un bien a la Patria. Son los predicadores de una iglesia laica cuya misión es fulminar al resto. El resultado es que mientras esta operación viene sucediendo hace años nuestros chicos no entienden lo que leen, cuando logran leer, y no dominan las destrezas matemáticas básicas. Hay una relación directa entre la militancia partidaria docente y el fracaso de los alumnos.
Exdirector general de Escuelas de Mendoza, socio del CPA