La disputa por los subtes
El 50% de la actual red de subterráneos fue construida entre 1913 y 1944. Después de dos largas décadas de parálisis, el presidente Illia, junto con el intendente municipal Francisco Rabanal, inauguró, en 1966, tres meses antes de su derrocamiento, las estaciones Bolívar, Belgrano, Independencia y San José, de la Línea E a Plaza de Mayo.
En 1981, el gobierno militar inicia un proceso de privatización que fracasa. En 1983, el gobierno del doctor Raúl Alfonsín, a través del intendente Julio Saguier, se hace cargo de la empresa Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (Sbase), que recibe en estado de abandono como consecuencia del fallido proceso privatizador.
Desde 1983 a 1989, en talleres propios y de terceros, se reconstruyen 150 coches, lo que permite habilitar el servicio para alcanzar el millón de pasajeros por día hábil. Se amplía la Línea E con las nuevas estaciones Emilio Mitre, Medalla Milagrosa, Varela y Plaza de los Virreyes, y se desarrolla y pone en operación el moderno tranvía denominado Premetro, que une Plaza de los Virreyes/Intendente Saguier con Soldati en un recorrido de 8 kilómetros, con 18 estaciones. También se inaugura la Estación Carranza de la Línea D durante la gestión de Facundo Suárez Lastra, la primera en tener boleto magnético, y el mismo día, con la presencia del presidente Alfonsín, se inicia la obra de prolongación bajo la avenida Cabildo hasta su intersección con la calle Congreso. También se puso en marcha el Subtebus, primer servicio que iba de la estación Pacífico de esta línea a la Ciudad Universitaria. En ese período se sancionó la ley 23.514/87, que asignó nuevos fondos específicos para la ampliación de los subterráneos, con un monto del orden de 50 millones de dólares anuales. Hay que destacar que en el verano de 1985 una inundación de magnitud no repetida obligó a sacar de circulación la mitad de los coches de la Línea D, que fueron reparados en menos de un año.
En 1996, cuando el De la Rúa asume la Jefatura de Gobierno porteño, la operación de los subterráneos había sido privatizada por el gobierno peronista de los años 90 y la ciudad sólo se había quedado con Sbase para hacer obras con los fondos de la ley citada. Así se construyeron las estaciones Olleros, José Hernández, Juramento y, en la gestión de Enrique Olivera, se finalizó el proyecto con la apertura de Congreso de Tucumán. También se licitó y dio comienzo a la extensión de la Línea B y se inició el proceso licitatorio de la nueva Línea H.
En 1999, se acordó con el gobierno nacional el procedimiento de traspaso del contrato de privatización a la Ciudad, para que ésta se convirtiera en única autoridad de aplicación. Ello fue aprobado por la ley 393/2000 de la Legislatura local. La no implementación de ese acuerdo en los sucesivos gobiernos porteños es hoy tema de resonancia política.
La vocación de servicio de la UCR se traduce en compromisos y realizaciones. Para la Unión Cívica Radical, el subterráneo siempre fue un moderno modo de transporte público, confiable y eficiente para su uso en las grandes ciudades. Cuando lo tuvo bajo su responsabilidad, actuó en consecuencia.
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Alejandro Nazar Anchorena, José M. García Arecha y Nicolás V. Gallo