La crisis y la España que nunca imaginamos los jóvenes
El modelo español ha fracasado; ningún político pide perdón y ningún juez ni fiscal investiga nada
Recuerdo perfectamente cuando en 2003, mi esposa, argentina, en Barcelona, ante la euforia y alegría económica que se vivía, dejó bien claro que lo que pasaba en España a ella ya le sonaba. "Esta fiesta ya la conozco", dijo, seguramente viviendo un déjà vu , cuando la crisis del corralito del 2001.
En 2003, en España, los bancos casi regalaban las hipotecas. Las tasas de interés estaban por los suelos y ni se pedía un aval de nadie como garantía. Y así, como no, muchas personas de clase media, se animaron y se lanzaron al sueño de tener una casa propia, algo muy latino para no vivir de alquiler, y poco de la Europa nórdica o anglosajona, donde rentar un apartamento parece lo más normal del mundo, en lugar de pagar intereses por años.
Así es como llegó el sueño de muchos españoles de poder tener una propiedad. Y los bancos, lo que hicieron, fue apoderarse de los deseos de muchas familias y de la gente para lucrar con ellos. Y personajes como Gerardo Díaz Ferrán, ex presidente de la CEOE , la asociación de los empresarios españoles, en la cárcel por estafa –y conocido en Argentina por haber estado al frente de Aerolíneas Argentinas con Marsans- así como Rodrigo Rato, ex director del FMI y de Bankia, banco español con ahorros atrapados de miles de españoles en productor financieros tóxicos y basura, son la cara, entre otras, de este drama que ahora viven miles de españoles.
En 2003, en España, los bancos casi regalaban las hipotecas. Las tasas de interés estaban por los suelos y ni se pedía un aval de nadie como garantía. Y así, como no, muchas personas de clase media, se animaron y se lanzaron al sueño de tener una casa propia
Vivir esta crisis como un espectador, a más de 10 mil kilómetros de distancia, desde Buenos Aires, no me produce ningún placer, a pesar de salvarme de sentirla en primera persona. Viví la del 2001 de Argentina desde Barcelona, con familia atrapada en el corralito. Y ahora contemplo la situación de España desde Buenos Aires. Parecería que tengo la habilidad para "torear" crisis, pero es pura casualidad.
No lo están pasan nada bien los miles y miles de jóvenes en España sin trabajo y sin ningún tipo de horizonte. Sólo hay que ver las cifras de desempleo entre los que buscan su primera ocupación laboral: más del 50%. Es cierto que los desempleados sufren, pero muchos cobran un subsidio de desempleo (sí, mísero). Los jubilados cobran sus pensiones (sí, míseras). Pero los jóvenes que no han tenido ningún empleo o lo han tenido en negro o precario no cobran nada de nada. Y son, en teoría, el futuro. Los que pueden, escapan del país a por nuevos horizontes en otras partes de Europa o América Latina. La "fuga de cerebros" es un drama que se pagará en los próximos años.
España se creyó rica. Se abusó de los fondos de cohesión europeos, el dinero que da la UE para modernizar a los países pobres del viejo continente, como España. Se tiró de crédito hasta dejar seca la vaca de leche. Y un buen ejemplo son los pueblos fantasma que hay con viviendas vacías y calles desiertas o los aeropuertos nuevos a estrenar sin aviones.
No lo están pasando nada bien los miles y miles de jóvenes en España sin trabajo y sin ningún tipo de horizonte. Sólo hay que ver las cifras de desempleo entre los que buscan su primera ocupación laboral: más del 50%
Y ahora, los que tienen que pagar los platos rotos son los ciudadanos. El modelo español ha fracasado y ningún político pide perdón ni ningún juez ni fiscal investiga nada.
Leyendo la revista dominical de hace unos días del diario EL PAIS de España, me llamó mucho la atención una foto publicada en el The New York Times en la que se ve a una familia de un pueblo cercano a Barcelona esperando la llegada de la policía mirando por la ventana. Los van a desahuciar. Un drama que viven cientos y cientos de familias todos los días al no poder pagar la hipoteca. Y en estas casas viven desde los abuelos hasta los nietos, en muchos casos. La desesperación de muchas personas ante esta situación ha llevado y lleva a muchos ciudadanos al suicidio. Dicho artículo de EL PAIS destaca algo: "las fuerzas del orden público cargando contra las víctimas de la banca, mientras el Gobierno coloca una alfombra roja a los delincuentes de cuyas prácticas es hija la situación actual. Y ni siquiera se ofrece a esas fuerzas del orden la posibilidad de objetar por razones de conciencia. Nada, nada, todo el mundo a la calle, a la puta calle, sean jóvenes, niños, enfermos, ancianos o familias numerosas". Totalmente de acuerdo.