La crisis final de las coaliciones: el Frente de Todos
En julio de 2022, cuando el “push” de Sergio Massa y Cristina Fernández de Kirchner contra Martín Guzmán y el presidente Fernández dejó al país al borde de una crisis terminal, estaba comenzando una nueva etapa en la vida política argentina cuyos rasgos principales van quedando en claro en las últimas semanas.
En este último año los cambios en el “balance político” se fueron develando paulatinamente hasta hoy, cuando a pocos días de la definición de las alianzas electorales, las coaliciones dominantes de los últimos 10 años están al borde de la disolución. La reconfiguración política que se terminará de consolidar en las próximas semanas se viene “cocinando” hace años, pero algunas de sus características principales se terminaron de definir en los últimos meses y serán determinantes de la configuración del peronismo para afrontar las próximas elecciones.
Un año atrás, Cristina Fernández de Kirchner, protagonista central de esta historia, decidió avanzar en el “push” contra Alberto Fernández, convencida -y con razón- que solo le esperaban malas noticias en el frente judicial. Previendo una condena en su contra, necesitaba un relanzamiento de su gobierno que le permitiera rediseñar su estrategia contra el Poder Judicial. Consideró que era un camino posible convertir a Sergio Massa en un presidente virtual desde la gestión en el Ministerio de Economía.
La estrategia “todo el poder a Massa” fue un fracaso absoluto. Provocó una profundización salvaje en la crisis económica mientras que en el frente judicial no pudo mejorar su situación. De resultas de todo ello, ha tenido que plantearse dar un paso al costado, tratando de conservar un “núcleo ideológicamente duro” que le permita seguir siendo protagonista relevante de la política argentina. Un problema nuevo es qué hacer con el ahora empoderado Sergio Massa.
Massa hizo lo mejor que pudo para convertirse -siendo un abogado recién recibido- en ministro de Economía y a su vez ejercer como primer ministro en un país presidencialista. Apeló a todos los recursos posibles para dar una imagen de exitoso y conocedor que solo se vio opacada por la realidad y por una brutal sequía que agudizó los problemas de la economía y complicó seriamente su proyecto de convertirse en el único candidato a presidente del FDT.
El proyecto fallido se complicó aún más porque el presidente Alberto Fernández recuperó el centralismo que había perdido desde la caída de Guzmán y el nombramiento de Massa solo para no eliminar las elecciones PASO y así complicarle el panorama aún más a la dupla gobernante: CFK y Massa.
El peronismo percibe el fracaso de su gobierno y las vacilaciones de su conducción, y así comienzan a tener pretensiones dirigentes que no aparecían en ningún pronóstico. Daniel Scioli, desde su resort brasileño, Agustín Rossi desde su descolorida Jefatura de Gabinete, los gobernadores “exigiendo” que haya un candidato único y un vice del interior, Juan Grabois y por último Wado de Pedro, el menos conocido de todos ellos pero el preferido de Cristina Kirchner.
Confrontado con esta situación, Sergio Massa ya está amenazando con renunciar al ministerio y así desatar a los “demonios” de la crisis financiera, que el mercado teme que igual se desaten después de las PASO, con Massa o sin Massa. Cristina Fernández de Kirchner sigue, como el alquimista, probando en su cajón de arena cómo sorprender a la política y así, de mínima, retener la provincia de Buenos Aires, con el poder que ello implica.
Analista político y magíster en filosofía de la economía de la Universidad de Cambridge