La crisis de 2001 como marco de 5 ficciones argentinas
Las trágicas jornadas de diciembre de hace 15 años no sólo fueron disparadoras de ensayos e investigaciones periodísticas, sino que también sirvieron de marco para la ficción
La noche de la Usina, de Eduardo Sacheri (Alfaguara, 2016)
Tras conocerse la noticia de que la obra era la ganadora del Premio Alfaguara de Novela, el propio Sacheri resumió la trama de la siguiente manera: "La noche de la Usina es una novela coral: son ocho personajes los que mueven la trama. Es una historia de revancha, con el corralito financiero y la crisis de 2001 de fondo. Por entonces, uno escuchaba que algún vivo ganaba con ese desfalco, aunque casi todos perdimos. Las crisis, los naufragios, muestran quién es cada uno".
“Para mí –continuaba el autor- es una historia de revancha. Son hombres a quienes los tapó el agua, que fueron arruinados por una injusticia y deciden juntarse para enfrentar esa situación. Son un grupo de vecinos de un pueblo de la provincia de Buenos Aires, un pueblo ficticio que se llama O'Connor; ya había situado en ese pueblo mi novela Aráoz y la verdad. Cuando escribí ese libro me gustaron los personajes. Lo terminé y pensé: ‘No los veo más’. Y me dije que alguna vez iba a volver a ese mundo.”
El año del desierto, de Pedro Mairal (Emecé, 2015)
María Neyla Valdén vive en Barrio Norte con su padre y se desempeña como secretaria para una compañía inversora en una moderna torre del Bajo. La acción comienza mientras espera en una esquina céntrica a un novio motoquero que nunca llegará, durante un día de agitación ciudadana que recuerda la agonía del gobierno de De la Rúa. Con el avance de la intemperie, la ciudad sufrirá una suerte de retroceso hacia los tiempos de su fundación. La novela es una metáfora de la eterna crisis argentina potenciada hasta la destrucción total, hasta que sólo quedan el desierto y una voz para contar la historia.
La intemperie, de Gabriela Massuh (Interzona, 2008)
La primera novela de la autora -nacida en Tucumán, también editora, ensayista y con amplia trayectoria en la gestión cultural- inicia el 31 de diciembre de 2002 y, mediante diferentes registros narrativos, repasa todo lo ocurrido durante ese año que se cierra: una pérdida amorosa y también la debacle política, social y económica de un país.
El desperdicio, de Matilde Sánchez (Alfaguara, 2007)
La novela repasa la vida de Elena Arteche, docente y crítica literaria, cuyo auge y posterior decadencia transcurre durante en la Argentina de los ochenta y los noventa.
Como escribió Soledad Quereilhac en La Nación tras su publicación: “Desde este fuerte juicio sobre la vida de Elena Arteche, la novela avanza por tres grandes bloques de tiempo. "La edad de la comedia" narra la llegada de las hermanas Arteche a Buenos Aires desde su pueblo, Pirovano, y los años de formación universitaria durante la década del ochenta. "El período gótico" transcurre a comienzos de la del noventa y relata el regreso de Elena al campo, donde se dedica a explotar la estancia familiar. Finalmente, la etapa del "barroco fúnebre" se ocupa de sus años finales, cuando la entrega a la bebida y a la depresión dan paso a un destino peor: el cáncer y la muerte en 2001.”
El grito, de Florencia Abbate (Emecé, 2004)
El grito, la primera novela de Florencia Abbate, reúne cuatro historias, -las de Federico, Horacio, Peter y Clara-, que transcurren entre el final de de 2001 y el comienzo de 2002.
Se trata de personajes torturados por sus historias personales que, en el marco de la crisis de 2001, realizan una búsqueda existencialista. Arrojados al mundo, necesitan algo que los ayude a enfrentar sus propias enfermedades y la realidad social que los circunda.
La obra se acaba de reeditar este año por el sello Eduvim.