La centroderecha ya debate su oferta electoral para 2021
En medio de la cuarentena por el coronavirus, no pocos dirigentes e intelectuales de la centroderecha han comenzado ya a hacer cálculos con vistas a las elecciones legislativas del año próximo. La reaparición en la escena pública de Ricardo López Murphy y las acciones de un grupo de economistas de orientación liberal tendientes a la creación de un nuevo partido político son las principales novedades de un sector que aspira a convertirse en una tercera fuerza nacional diferenciada del actual oficialismo y de la oposición de Cambiemos.
Un dato llamativo es que una de las ideas que une a buena parte de los dirigentes de este espectro es la oposición a una cuarentena rígida como la que ha aplicado el gobierno de Alberto Fernández y a las trabas a la actividad económica.
Esa posición es compartida por el economista José Luis Espert, candidato del Frente Despertar en las últimas elecciones presidenciales, y por impulsores del grupo Unidos, que han anunciado su intención de conformar una nueva agrupación política, entre quienes se destacan Manuel Adorni, Miguel Boggiano, Agustín Etchebarne, Gustavo Segré y Fausto Spotorno.
El rompecabezas de la centroderecha podría hoy definirse a partir de cinco vertientes:
- La encabezada por Espert, sustentada en la estructura del Partido Libertario y de la vieja Unión del Centro Democrático (Ucedé), fundada por el recordado Alvaro Alsogaray en 1983.
- La liderada por López Murphy, quien volvió en las últimas semanas a la arena pública tras su experiencia en la fuerza política Recrear, con la que logró el 16,4% de los votos en los comicios presidenciales de 2003, detrás de Carlos Menem (24,4%) y Néstor Kirchner (22,2%), y su posterior alejamiento de la política.
- La conformada por el grupo Unidos, cuyo lema es "Hace falta algo nuevo" y se propone posicionar a la libertad como pilar fundamental para la vida en sociedad.
- La encabezada por Juan José Gómez Centurión, también postulante presidencial en los comicios del año último, y Cynthia Hotton, cuya principal bandera fue su oposición a la legalización del aborto.
- Finalmente, está el Partido Demócrata, que reconoce como referente al hasta hace poco presidente provisional del Senado Federico Pinedo, y con particular relevancia en la provincia de Mendoza. Esta fuerza política tradicional, de extracción conservadora, formó parte de la coalición que apoyó a Mauricio Macri, aunque hoy algunos de sus dirigentes analizan nuevos rumbos fuera de Cambiemos. Cerca de este sector se encuentra el economista Roberto Cachanosky, quien sostuvo que existen "demasiadas fracciones para una tendencia que todavía no ha logrado meter un diputado en el Congreso", en referencia a que habría unas tres agrupaciones en formación, más la Ucedé y el Partido Demócrata.
Espert ha anunciado su intención de seguir en política y estar presente en las elecciones legislativas de 2021 –trascendió que podría postularse a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires– y no descartó la posibilidad de que los distintos sectores de la centroderecha puedan ir juntos a una elección primaria en la que se definan las postulaciones. "Estamos conversando con todos", apuntó.
Desde Unidos, se plantea como objetivo para 2021 tener presencia legislativa. Sus impulsores han planteado una dura lucha contra la cuarentena obligatoria, al tiempo que abogan por achicar el Estado, en momentos en que, desde la vereda oficialista, se levanta la bandera de un Estado cada vez más presente. "Quienes reclaman por más Estado no comprenden que más Estado es más impuestos y más impuestos es más pobreza", afirmó Etchebarne.
Por su parte, López Murphy sostuvo en un reciente debate con los referentes del macrismo Miguel Angel Pichetto y Patricia Bullrich que le parecía bien "que Juntos por el Cambio vaya por su lado" y "los que vemos las cosas de otra manera le contemos nuestras propuestas a la sociedad".
El exministro de Defensa y de Economía durante la presidencia de Fernando de la Rúa consideró que 2021 es un tiempo en el que no se visualiza la necesidad de un frente único, aunque para 2023 "debería armarse un gran frente que termine con el populismo en la Argentina".
Al margen de los distintos armados políticos, la Fundación Libertad y Progreso, un think tank del liberalismo argentino conducido por Aldo Abram, Manuel Solanet y Etchebarne, acaba de presentar un documento de diez propuestas de reformas estructurales para cuando salgamos de la pandemia.
La declaración pronostica un escenario para el último trimestre de 2020 que se caracterizará por un elevado nivel de inflación, consecuencia de una macrodevaluación; pérdida y agotamiento de las reservas; un déficit fiscal en niveles del orden del 4 al 5 por ciento del PBI; retraso salarial, de jubilaciones y de planes sociales que provocarán conflictividad; bajos niveles de inversión privada y pública, y un elevado riesgo país aun cuando se renegocie exitosamente la deuda pública.
Señala que "solo con una fuerte recuperación de la inversión privada en un marco de reglas que promuevan la competitividad, se podrá salir de la crisis, transformando el círculo vicioso de la pobreza y el desequilibrio fiscal en un círculo virtuoso que impulse un desarrollo sostenido y con estabilidad monetaria".
Propicia un programa cuya meta sería crecer a razón del 5% anual a partir de 2021 y crear cuatro millones de empleos privados productivos en cuatro años. Ello permitiría, según sus impulsores, "absorber el millón de jóvenes que se incorporarán en ese período al mercado laboral, además de un millón de empleados públicos, un millón de receptores de planes sociales y un millón de personas que hoy están en la economía informal".
Las diez medidas propuestas contemplan una reforma laboral, que privilegie los acuerdos a nivel de empresa sobre los convenios colectivos por actividad; una reducción del costo y el riesgo de despido, respetando los derechos adquiridos, mediante la supresión hacia adelante de la indemnización por despido, que sería compensada por un fondo y seguro de desempleo.
Las restantes nueve medidas contemplan una profunda reforma de la administración nacional, que tendría una estructura de solo ocho ministerios; una reducción gradual de planes sociales , a través de un "plan empalme" con el sector privado; una disminución de los subsidios a la energía y el transporte hasta su eliminación, junto a una tarifa social para los estratos de menores ingresos; la elevación de la edad jubilatoria hasta llegar a los 70 años para ambos sexos en el término de diez años; la reforma de la coparticipación federal; la eliminación progresiva del impuesto al cheque y de los derechos de exportación; la apertura externa; la desregulación y simplificación normativa, y el fortalecimiento y respaldo de la moneda.
Esta última propuesta propicia una nueva convertibilidad peso-dólar, una vez que las reservas del Banco Central alcancen el nivel de la base monetaria al tipo de cambio libre vigente. Pero sostiene que, a diferencia del esquema que rigió entre 1992 y 2001, el depositario de las reservas asignadas a la convertibilidad sea una institución financiera internacional, como por ejemplo el Banco de Ajustes de Basilea.
Los responsables de esta propuesta le han pedido una reunión al presidente Alberto Fernández para dársela a conocer. Si bien no albergan mayores expectativas en que estas ideas sean bien recibidas por el jefe del Estado, destacan que es su deber hacerlo ante una crisis que, a su juicio, podría ser peor que la de 2001/2002.