La Carpa Blanca de Milei
En la que pudo haber sido su semana más complicada desde que asumió, luego de una manifestación sin precedente que compendió en una sola tarde todos los reclamos posibles en su contra, Javier Milei decidió correrse del eje del conflicto. Fue un paso sutil, no hacia atrás sino al costado, que tampoco significa que el Presidente se haya quedado en silencio ante la marcha. Reaccionó, de hecho, esa misma noche con el posteo del león tomando “lágrimas de zurdo”. Pero el viraje vino al día siguiente, primero con otro tuit y después durante su histriónico discurso en la Fundación Libertad, donde decidió separar la casta de los estudiantes. “Utilizan causas nobles para tratar de desestabilizar a un gobierno. Porque saben que van a perder y no vuelven más”, dijo.
Causas nobles. La misma fórmula en ambos mensajes. Con todas las diferencias de fondo que Milei tiene con quienes defienden la universidad pública, y en medio de una exposición que, por el auditorio y lugar, daba para cobrarse varias cuentas. Lo hizo, por ejemplo, con los economistas que lo vienen objetando. El Presidente pudo haber retomado además su clásica propuesta de campaña: el sistema de vouchers. Era el momento ideal. Pero algo lo contuvo. Acaso ver que una parte importante de sus seguidores cree todavía en esa bandera, la de la educación estatal, todavía no estropeada del todo por la dirigencia. Y por eso separó en el tuit: “Causas nobles. Motivos oscuros”.
¿Giro definitivo? ¿Apenas un alto en la “batalla cultural”? Sólo él lo sabe. Pero es evidente que prefirió esta vez el pragmatismo. Como con las prepagas, mercado sobre el que intervino de hecho, o con los cambios que viene aceptando para la ley de Bases. Lejos de la impermeabilidad de febrero, cuando decidió levantar la sesión al ver que el proyecto perdía sustancia en la Cámara de Diputados, y urgido esta vez por aprobarla. O al menos, como explicó Martín Menem, “bajar al recinto con certezas”.
Es cierto que ante el público de la Fundación Libertad pareció el Milei de siempre. Pero no explotó como habían imaginado esa mañana algunos de sus funcionarios. Lo vieron en cambio enfocado en su obsesión, la inflación, rubro en el que puede acreditar resultados más rápidos que los previstos por el establishment, y esmerado además en dar señales hacia un espacio al que, sin dudas, necesitará en el debate legislativo, el Pro. “Hola, presi”, levantó el pulgar no bien subió al atril, mirando a Macri. Y después saludó a Patricia Bullrich: “Genia, Patricia”. La mayoría de los referentes de La Libertad Avanza escuchaba de la mitad del recinto hacia atrás. José Rolandi, vicejefe de Gabinete y uno de los más activos operadores de la Casa Rosada, desde la mesa 60.
Al Gobierno le espera una etapa en la que serán decisivos los respaldos. Más si apunta a cumplir con la definición que el jefe del Estado dejó al retirarse: “El poder es un juego de suma cero: si lo tenemos nosotros, no lo tienen ellos”, dijo, y agregó: “Los orcos lo entienden perfecto; pero parece que nosotros, los liberales, no somos tan vivos y no nos damos cuenta. Ellos pueden tener los bolsos de López y lo van a seguir negando; nosotros, en cambio, decimos ‘Este no es un gobierno liberal porque no liberó la droga’”.
Todo un mensaje para aliados críticos u opositores dialoguistas: los distraídos podrán entreverarse en una marcha por múltiples razones, pero el peronismo y el kirchnerismo conocen de verdad el peso que esa participación tiene en política. Ya en algunas universidades del conurbano fantasean con un mayo francés. Al día siguiente de la marcha, una unidad básica de La Cámpora del noroeste bonaerense agradeció la asistencia de integrantes de la colectividad paraguaya entre quienes, dicen, surtió efecto la amenaza del arancelamiento para extranjeros.
El Gobierno llegó tarde al conflicto. Le costó entender que no sólo estaba discutiendo con dirigentes y cometió errores de gestión. No bien Santiago Caputo, principal operador de la Casa Rosada, aceptó que debía ceder recursos, el giro se demoró varios días. El que iba al Hospital de Clínicas, por ejemplo, aprobado el 12 de abril, llegó al mediodía del 22, día anterior a la marcha. Y el comunicado que lo informaba, recién a la noche, ya con la convocatoria organizada. “No les creo”, les contestó Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA, cuando le avisaron que ya estaban los 69.000 millones de pesos para funcionamiento operativo.
La incógnita es cómo sigue todo. El Ministerio de Capital Humano pretende empezar a auditar cajas. Retomar un acuerdo que firmó Jaime Perzyk, el ministro anterior, con 20 universidades. Es voluntario, pero la UBA todavía no está. ¿Alguien podría oponerse públicamente? Difícil. Hay mucho por revisar. Existen, por lo pronto, unos 300 convenios de asistencia técnica con distintos organismos, todos ellos dados de baja. Y la mitad de los gastos que las universidades hicieron desde 2018 no fue rendida. Los rectorados venían pidiendo prórrogas de hasta un año, pero el Gobierno acaba de reducir el plazo a tres meses.
Es probable que el asunto cobre mayor dimensión. Y que la pelea legislativa de 2025 incluya varias de las consignas de la plaza. Serán la carpa blanca de Menem. Al establishment económico le preocupa. El tema salió el miércoles en un almuerzo que la Asociación Empresaria Argentina tuvo con el economista Guillermo Oliveto. Estaban Alejandro Roemmers, Jorge Aufiero, Federico Braun, Sergio Kaufmann y Claudio Cunha, y la mayoría coincidió en que el Gobierno se había metido en un contrapunto innecesario. Sólo Braun planteó lo de muchos funcionarios: que alguna vez alguien tenía que auditar a la UBA.
Como Milei en la Fundación Libertad, los empresarios celebran al menos que la inflación esté cediendo. La duda es cuándo habrá reactivación. No será igual para todos. Entre los supermercados, por ejemplo, hay señales de que lo peor podría estar quedando atrás. La facturación de todos subió en marzo 19,3% respecto de febrero, más de siete puntos sobre la inflación. Y si se compara con marzo de 2023 da 294,1%, unos 6 más que el IPC anual. Hay también sectores devastados, muchos de los cuales deberán incluso dedicarse a otra cosa: la inflación venía disimulando ineficiencias impensadas en mercados competitivos. ¿Es razonable, por ejemplo, que la Argentina tenga siete fabricantes de heladeras? Impedidas de remitir utilidades y de comprar divisas, muchas empresas habían acumulado stock al dólar barato. Son los que ahora entran en colisión con el ministro de Economía, Luis Caputo, que pretende que vendan a la mitad del precio. ¿Y si otra devaluación las obliga a hacerlo a pérdida? Caputo jura que no habrá tal cosa.
La crisis es furibunda en aquellas provincias que dependen más del consumo. La de Buenos Aires, por ejemplo. Al ver que el Casino de Tigre echaba esta semana a 84 pasteleros, María Laura García, vicepresidenta de Loterías bonaerense y funcionaria de confianza de Massa, les envió un mensaje a directivos del grupo Boldt, controlante de la empresa, preguntando los motivos. “Kicillof no nos paga desde diciembre”, contestó la empresa.
Nada muy distinto de lo que le pasa a Maximiliano Pullaro con el Casino de Rosario, de Cristóbal López, que se acaba de desprender de 340 trabajadores y dio de baja 600 tragamonedas. En el sector lo atribuyen a que Santa Fe subió de 6,5 a 10,5% Ingresos Brutos. Postales del ajuste.
Milei necesita entonces no sólo “pulverizar” la inflación, sino que el proceso sea visible. Por eso se maneja con la lógica de un empresario en tiempos de crisis: sentado sobre la caja para mostrar que “el equilibrio fiscal no se negocia”. De ahí sus diferencias con analistas que cuestionan, por ejemplo, que celebre un superávit con pagos postergados. La vieja discusión entre lo devengado y lo percibido. Preciosismos de contabilidad: su narrativa esencial consiste justamente en que esa batalla, más relevante que la cultural, no sufra retrocesos. El conflicto con la UBA puede esperar.