La cañonera Paraguay, casi un siglo de historia política y militar
Era uno de los principales buques de guerra de la Armada paraguaya y alojó a Perón cuando pidió asilo a la república vecina; fue testigo y protagonista de hechos cruciales en la cuenca del Plata
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El gobierno del general Juan Domingo Perón cayó el 19 de septiembre de 1955, al triunfar la autodenominada Revolución Libertadora. Al día siguiente, el expresidente se presentó en la embajada de la República del Paraguay para solicitar asilo político.
Tras haber permanecido unas horas en aquella embajada y en la residencia particular del embajador doctor Juan Ramón Chaves, el mismo 20 de septiembre las autoridades diplomáticas paraguayas trasladaron al general Perón a un sitio muy particular y menos expuesto a las turbulencias de aquellos inciertos momentos hasta definir las gestiones para concretar su asilo político en la vecina república: así entró en escena la cañonera Paraguay.
Aquella cañonera era uno de los principales buques de guerra de la Armada de Paraguay. Se encontraba fondeada en Puerto Nuevo, en la ciudad de Buenos Aires, y fue allí donde encontró inusual refugio el general Perón el 20 de septiembre de 1955. ¿Pero por qué se hallaba allí?
La construcción de la cañonera Paraguay (y de su gemela Humaitá) fue autorizada en 1927 ante un posible conflicto bélico con Bolivia por el Chaco Boreal. Construida en el astillero Odero-Terni-Orlando, de Génova, Italia, se botó el 22 de junio de 1930. Poseía 70 metros de largo; 10,50 metros de ancho; 3,20 metros de alto, y un calado de 2,50 metros. Desplazaba 1000 toneladas, alcanzaba una velocidad máxima de 17 nudos y contaba con 150 tripulantes. Su armamento consistía en dos torres dobles con cañones de 120 mm; tres cañones de 76 mm, y cuatro ametralladoras antiaéreas (dos de 40 mm y dos de 20 mm).
Zarpó de Génova el 14 de febrero de 1931 y llegó a Asunción el 5 de mayo del mismo año, lo que constituyó todo un acontecimiento. Su arribo se produjo en plena crisis con Bolivia y marcó una nueva época para la Armada paraguaya.
La cañonera Paraguay tuvo una destacada actuación en la Guerra del Chaco, contra Bolivia (1932-1935). Dominó el río Paraguay, aseguró las comunicaciones fluviales, cumplió una intensa labor logística y apoyó las operaciones del Ejército. Realizó numerosos viajes para transportar tropas, armamentos, pertrechos, autoridades y prisioneros. Fue condecorada con la Cruz del Chaco y la Cruz del Defensor.
En 1942 se estableció en Asunción la Misión Naval Argentina de Instrucción en Paraguay para asesorar a la Armada del vecino país. La cooperación con esa Misión permitió que las cañoneras Paraguay y Humaitá viajaran a la ciudad de Buenos Aires para reparaciones y trabajos de mantenimiento en talleres navales argentinos. Durante aquellas tareas en nuestro país, era común que al establecer comunicación telefónica con esos buques la respuesta clásica fuera: “¡Aquí, Acorazado Paraguay!”.
En 1947 se produjo en Paraguay una tremenda guerra civil entre el gobierno y una alianza de distintos partidos políticos. Cuando se inició el conflicto, la cañonera Paraguay y su gemela Humaitá se encontraban en el Puerto de Buenos Aires en cumplimiento de los acuerdos de cooperación señalados. Allí ambas cañoneras se sublevaron para dirigirse al Paraguay e intervenir en la lucha. Sus objetivos consistían en apoyar desde el sur a los rebeldes, atacar la retaguardia de las fuerzas gubernamentales, dominar los ríos y colaborar en la toma de Asunción.
Los planes de las cañoneras Paraguay y Humaitá se complicaron por distintos motivos. En viaje al Puerto de Buenos Aires para sus acostumbradas tareas de reparación y mantenimiento, desembarcaron en el Arsenal de Marina de Zárate sus depósitos de pólvora, por lo cual no contaban, al comenzar la lucha, con el necesario poder de combate; por otra parte, el presidente Perón, que apoyaba al gobierno paraguayo, retuvo en Buenos Aires a las cañoneras sublevadas y demoró su partida. Cuando fueron autorizadas a zarpar de nuestra capital, navegaron por el Paraná hacia Paraguay. Finalmente, los rebeldes fueron derrotados, y las dos cañoneras, sin chances de intervenir en la guerra, se entregaron en Ituzaingó (provincia de Corrientes).
En 1954 el presidente Perón devolvió a Paraguay las banderas tomadas por nuestro Ejército en la Guerra de la Triple Alianza, gesto que fortaleció su amistad con el gobierno de aquel país.
La lucha que culminó con la caída del gobierno de Perón (16 al 19 de septiembre de 1955) volvió a encontrar a la cañonera Paraguay en el ojo de la tormenta. En esas críticas jornadas, el buque se hallaba una vez más en el Puerto Nuevo de la ciudad de Buenos Aires para trabajos de reparación y mantenimiento. La cañonera estaba en esos momentos prácticamente desmantelada. Era su comandante el teniente de navío César Cortese, quien se había formado en la Escuela Naval Militar argentina.
El 20 de septiembre de 1955, las autoridades de la embajada paraguaya, en función del pedido de asilo político, trasladaron a Perón a la cañonera Paraguay, donde permaneció alojado hasta el 2 de octubre del mismo año. Dramáticas y pintorescas fueron las alternativas en torno a la cañonera mientras Perón se halló a bordo: amenazas de asalto y hundimiento; rumores de ataques aéreos y submarinos; nutrida vigilancia de Puerto Nuevo con fuerzas de Infantería de Marina, Policía y Prefectura; buques de la Armada Argentina controlando el Río de la Plata; guerra psicológica y mediática sobre el buque, y guitarreadas y romerías para entretener a Perón. Toda la atención de un país estaba concentrada sobre la cañonera que albergaba al veterano conductor del justicialismo.
Para evitar ataques, se remolcó la cañonera a unos 10 km del Puerto Nuevo. También llegó a la ciudad de Buenos Aires la cañonera Humaitá para eventualmente embarcar a Perón y a la vez apoyar a la Paraguay. Perón no viajó a Paraguay en uno de esos buques, sino que lo hizo por vía aérea recién el 2 de octubre de 1955, cuando se lo trasladó desde la cañonera Paraguay a un avión militar anfibio paraguayo Catalina, que lo transportó finalmente a Asunción para cumplir así con el asilo político. De esa manera concluyó la difícil misión que se le asignó a la cañonera Paraguay.
La cañonera Paraguay participó de importantes acontecimientos militares y políticos de la cuenca del Plata y tuvo una gran vinculación con nuestro país. Su rol en los dramáticos sucesos de 1955 y la responsabilidad de albergar y proteger a una de las figuras políticas más importantes de la Argentina del siglo XX, transformaron al buque en un sitio emblemático y digno de leyenda para el peronismo.
Desde 1931, la cañonera Paraguay constituye uno de los puntales de la Armada de la República del Paraguay. En 2020, el gobierno paraguayo la declaró buque insignia y buque escuela de la Armada, y el año siguiente cumplió 90 años de ininterrumpidos servicios a su país. En 2024, con motivo del ejercicio combinado Acrux XI, la veterana e histórica cañonera visitó una vez más nuestro país.
Magíster en Defensa Nacional