La calidad educativa, en emergencia
Los políticos debemos estar atentos a lo que manifiestan quienes nos dieron mandato y quienes representamos. Los empresarios, por ejemplo, invierten dinero en estudios de mercado para obtener indicadores de mayores ganancias. En educación, los resultados se miden en períodos que superan una gestión, y a veces esas mediciones se relegan por su falta de rédito inmediato. Esto es un error, ya que cada gestión debe ser evaluada, fundamentalmente, por sus resultados educativos.
Tomo las conclusiones del V Foro de Calidad Educativa y de la audiencia pública en el Senado de la Nación del mes pasado para una estrategia a seguir en pos de una educación de excelencia. Ese foro disparó una alarma: la calidad educativa está en emergencia. Se constató que el 52% de los adolescentes argentinos no comprenden lo que leen; sólo el 44% termina el secundario en tiempo y forma; el 15% de los jóvenes integran el grupo "ni ni", ni estudia ni trabaja; apenas uno de cada cuatro alumnos que cursan la enseñanza obligatoria tiene buen nivel educativo, y el 75% no alcanza los niveles mínimos necesarios. La Argentina ocupa el puesto número siete respecto de su calidad educativa en la región, detrás de Brasil, Chile, Colombia, México y Uruguay.
Propongo no tirar el despertador por la ventana: la alarma debe impulsarnos a levantarnos y actuar. Para eso he presentado el proyecto de ley S-2527/13, basado en estudios y estadísticas que respaldan los resultados del Bachillerato Humanista que hoy existe en cinco provincias. Propongo incorporar a la ley de educación nacional (LEN) la modalidad humanista, ya que desde esta modalidad se forma la inteligencia, el habla y el pensamiento; se capacita para el manejo de la lengua propia y extranjeras, y se auspicia la formación integral, lo cual la pone en línea con los fines de la ley educativa nacional.
Para definir la formación humanista recurriré al II Simposio Nacional de Estudios Clásicos, que la definió así: "La educación humanista es la que busca, mediante los estudios clásicos, la plenitud del hombre en todas sus dimensiones, tanto en su proyección individual como trascendente, capacitándolo para integrarse activa y creadoramente en un mundo en continuo cambio, satisfaciendo nuevas necesidades intelectuales y desarrollando sus aptitudes para su realización vocacional".
Con el respaldo de las neurociencias, que resaltan la utilidad de los conocimientos en el desarrollo neurocognitivo, el doctor Stanislas Dehaene se refiere a la enseñanza de las lenguas antiguas y destaca varias cuestiones de interés científico ligadas al aprendizaje de las lenguas clásicas que benefician a los alumnos por el desarrollo de capacidades que van más allá de las meramente lingüísticas; insiste en que el estudio de las lenguas clásicas tiene repercusiones sobre las conexiones cerebrales.
Esto coincide con los argumentos dados por los gymnasium alemanes y suizos sobre los beneficios del estudio del latín y griego. Es, además, una herramienta óptima respecto de la formación de los hábitos intelectuales, requisito indispensable de la educación. Una persona no puede asumir su destino si no ha desarrollado antes su inteligencia, es decir, su capacidad de mirar dentro de las cosas, intus legere . Una de las funciones de la inteligencia es el pensar y uno de los fines de la educación es el desarrollo de las habilidades del pensamiento.
Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Nacional de Educación, expresa que el correcto manejo de la lengua es clave para el desempeño en lo social. El ejercicio de la democracia es participación, es diálogo, y para poder dialogar es preciso la palabra. El adolescente y el joven que se expresan liberan lo preso y hallan en la palabra la forma del reclamo, de interpelación. Una de las raíces de la violencia es la incapacidad de expresarse correctamente. El que no tiene palabras canaliza su actitud en la acción, el puño, el empujón, la violencia.
La pobreza verbal impide la libertad de expresión en una democracia. Guillermo Jaim Etcheverry sostiene en La tragedia educativa que para debatir necesitamos usar una herramienta que cada día manejamos peor: el lenguaje.
En la actualidad, hay doce bachilleratos humanistas que están nucleados en una entidad, la Federación Argentina de Bachilleratos Humanistas Modernos.
De la tesis del ingeniero Pablo Baeck para la licenciatura en Organización y Gestión Educativa de la Universidad Austral, El bachillerato humanista clásico puede hoy reclamar el derecho a existencia en la Argentina , hemos tomado la muestra efectuada sobre quienes se recibieron en dos de esas instituciones, en la que se revela el alto porcentaje de graduados universitarios, el bajo índice de cambio de carrera y el alto número de graduados en carreras ligadas a las ciencias exactas.
El bachillerato humanista es una alternativa chequeada y evaluada para ser transitada por aquellas familias que opten por esta modalidad.
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