La caída de la natalidad y el futuro de las escuelas
Hace unos años, cuando era un alumno de la carrera de Sociología, cursé por primera vez Estadística y dentro de la materia había una unidad llamada Estadística Proyectiva. Algunos alumnos que cursaban la asignatura que eran de otras carreras, al escuchar las proyecciones del erudito profesor decían, con tono burlesco, Nostradamus.
Nada más lejos de la verdad, la estadística proyectiva es una rama de la estadística que se enfoca en utilizar datos del pasado para hacer pronósticos sobre el futuro. En otras palabras, se basa en el análisis de datos históricos para identificar patrones y tendencias que luego se pueden utilizar para estimar lo que sucederá en el futuro.
Recuerdo que cuando el profesor hablaba acerca de la caída de la natalidad en la Argentina, y en particular, de la ciudad de Buenos Aires, contaba lo inexorable de esa tendencia y que podría agravarse por cuestiones económicas y/o por algún fenómeno extraordinario, como una pandemia. En esto sí fue un poco un vidente o profético. Pero nunca imaginó una pandemia como la del Covid-19.
Un informe recientemente publicado por el Ministerio de Educación porteño arrojó datos oficiales sumamente contundentes, con pronósticos muy serios, que conllevarán a reestructurar toda la configuración del sistema educativo en los próximos años.
Entre los datos más destacados figura uno que afirma: “Entre 2014 y 2022 la cantidad de nacidos vivos en la jurisdicción pasó de 43.716 a 24.690; esto supone un descenso del orden del 44% en un lapso de tiempo relativamente breve”. De esta manera, la Capital Federal no escapa de la tendencia nacional en donde, se subraya que por primera vez se llegó a “niveles menores a la tasa de reemplazo, la tasa global de fecundidad de Argentina en 2021 fue de 1.5 hijos/as por mujer (DNP, 2023) y se considera que la tasa de reemplazo generacional es 2.1 hijos/as por mujer, (. . .) y se espera que la transición hacia una fecundidad más baja continúe y se expanda en el futuro”.
El estudio de la dirección de estadísticas busca dimensionar la incidencia de este fenómeno sobre la demanda educativa en el corto plazo, y sin dudas, con la finalidad de repensar la organización y el financiamiento del sistema educativo. La publicación enuncia algunos datos preocupantes desde lo demográfico y económico, por ejemplo: “se prevé que para 2025 la matrícula de Jardín de Infantes sea el 34% menor a la cantidad de estudiantes registrados en 2019. De manera similar, en 2028 la educación primaria vería reducida su matrícula el 25% en comparación con el mismo año base”.
Según la investigación gubernamental la reducción de estudiantes afecta a ambas gestiones pero de un modo más contundente a la gestión pública de gestión privada, por ejemplo: “en las salas de 4 y 5 años ya se viene haciendo evidente en los últimos años: entre 2019 y 2023 los jardines estatales vieron disminuir su matrícula aproximadamente en 6300 niñas y niños; mientras que el sector privado contabilizó cerca de 9000 estudiantes menos en este tramo inicial de la escolaridad obligatoria durante el mismo período”. En la proyección de futuros alumnos para el nivel primario el dato es todavía más alarmante: “para 2028 este segmento se reducirá un 34%, lo cual traducido en demanda educativa implica una caída aproximada de 12.000 estudiantes menos”.
En las conclusiones, el informe apunta que, por la diversidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se espera que el impacto sea desigual, a pesar de la tendencia general a la baja de nacimientos: “En las comunas del corredor sur se verá el mayor impacto, ya que la caída en el segmento etario de 4 a 6 años tendrá un correlato significativo en la cantidad de estudiantes que ingresan al segmento obligatorio del Nivel Inicial y a la educación primaria en los próximos años. En cambio, en la zonas norte y centro se prevé una reducción de la demanda menos marcada, aunque igualmente relevante, con porcentajes de caída similares para ambos aglomerados en los diferentes años de estudio analizados”.
Si la situación crítica es hoy en el nivel inicial en los próximos años será en el nivel primario, luego en el secundario y finalmente en el superior y universitario. Dentro de 15 o 20 años habrá casi la mitad de jóvenes en edad de cursar estudios terciarios y universitarios.
¿Qué le espera entonces al sistema educativo? Algunos dicen que las escuelas, en este contexto, deberían reconfigurar sus ofertas, readecuarse, y quizás algunas de ellas, desaparecer para atender una mejor y distinta demanda.
Una de las respuestas a este interrogante la dio uno de los últimos informes del estudio de Argentinos por la Educación con otra pregunta que parafraseo y retoco: ¿Menos alumnos por sección o menos secciones con más docentes especializados para mejorar la calidad educativa? La segunda alternativa convierte un problema en una oportunidad para la enseñanza y el aprendizaje. Se podrían tener junto al docente a cargo de la clase, tutores, psicopedagogos, psicólogos, terapistas, docentes auxiliares, etc, para que atiendan una realidad cada vez más compleja y a la vez que requerirá de docentes mejor formados en las distintas áreas. Pienso en la tan mentada inclusión educativa, que con menos alumnos y más docentes podría ser llevada a cabo con más dedicación y expertise interdisciplinaria. También como se señalaba en el informe de Argentinos por la Educación, se podría mejorar notoriamente la formación de los maestros que podrían rotar y están capacitándose en servicio de forma permanente.
Esta oportunidad implicaría una mayor carga presupuestaria destinada a la Educación en un país que poco destina a la formación de los futuros ciudadanos porque se lo percibe como un gasto, y no como una inversión.
En fin, la baja natalidad vino para quedarse y sellar el derrotero de los próximos años del sistema educativo, podrá ser motivo para achicar gastos o ser aprovechada como una oportunidad para mejorar la educación. Si se elige esta última, uno de los diez puntos del Pacto de Mayo no será visto como una declaración de buenas intenciones sino como una realidad: “Una educación inicial, primaria y secundaria útil y moderna, con alfabetización plena y sin abandono escolar”. Agrego: con menos alumnos, pero con más y mejores docentes.
Magíster en Sociología