La belleza de lo cotidiano. Claves para entender la obra de David Hockney
El pintor británico celebrará sus 80 años con una retrospectiva exhibida por la Tate de Londres, el Pompidou y el MET
Célebre por sus piscinas californianas, sus nadadores esbeltos y los bosques coloridos de su Yorkshire natal, David Hockney cumplirá 80 años en julio y tiene razones para festejar. Además de haber llegado a esta edad siendo un fumador empedernido, el británico gozará este año de una retrospectiva itinerante que irá de Londres a Nueva York, pasando por París.
La exposición, que reúne más de 200 obras entre pinturas, fotomontajes, videos, dibujos y sus más recientes obras hechas en iPad y iPhone, se inauguró días atrás en la Tate Britain, donde se exhibirá hasta fin de mayo. Viajará luego al Centro Pompidou y al Museo Metropolitano. Para completar el año, la editorial Taschen le consagra una monografía que pesa 35 kilos. Los diez mil ejemplares, firmados por el artista, se venden a dos mil euros cada uno.
Búqueda constante
La exhibición invitará a un recorrido cronológico por la obra de este artista que empezó a ser conocido desde muy joven, cuando aún era un estudiante de arte, y que con frecuencia cambió su estilo y su manera de trabajar. Adoptó incluso las nuevas herramientas tecnológicas, desde el fax hasta el iPad, pasando por computadores e impresoras.
“Hockney es uno de los mejores artistas británicos vivos. Su práctica es consistente en la búsqueda de cuestiones principales, así como también maravillosamente diversa. Su impacto en el arte de posguerra, y en la cultura en general, es inestimable. Esta es una fantástica oportunidad de ver toda la trayectoria de su carrera”, dice el director de la Tate Britain, Alex Farquharson.
Originario de una familia modesta de Bradford, ciudad industrial del norte de Inglaterra, Hockney vendió su primer cuadro, un retrato de su padre, a los 18 años. En la escuela de arte de Bradford y en el Colegio Real de Arte de Londres, exploró brevemente la abstracción y “salió del clóset” con sus Pinturas de amor (1960-1961), en las que desvía al lenguaje del expresionismo abstracto en un relato autobiográfico y homoerótico.
En esos años de estudio, asimila el estilo grafitero y el arte naíf de Jean Dubuffet, y toma de Francis Bacon la audacia de una expresión que aborda la homosexualidad en forma explícita. Su descubrimiento de la obra de Picasso lo persuade de que un artista no se limita a un estilo único.
Ícono del hedonismo
Esa variada producción lo sigue a lo largo de toda su carrera. En 1964 decide abandonar Londres y se muda a Los Ángeles, ciudad que idealiza pero que no conoce. El lugar lo fascina y lo inspira: pinta piscinas turquesas (entre ellas la conocida La gran zambullida, de 1967), hombres desnudos, duchas embaldosadas, regaderas automáticas y palmeras que lo convierten en el ícono de una California hedonista y solar. Siempre con una pincelada simple, que no necesita manual de explicación. Son obras en las que se entiende lo que está pasando y que transmiten una manera de pintar extremadamente natural.
Muchas veces dejan en evidencia que al artista le gusta pasar semanas pintando una escena que dura segundos. Hay un gran trabajador detrás de su pinta de dandy, con el pelo teñido de rubio, inspirado por una publicidad de Clairol que prometía: “Las rubias se divierten más”.
Aislamiento forzado
Hockney es sordo desde que tiene 40 años. Usa aparatos auditivos y sólo puede conversar en una charla de a dos, en un silencio casi completo. No va más a restaurantes, ni participa de discusiones, ni sale a escuchar música. Un aislamiento que lamenta –una decena de personas lo acompañan en la casa, según Le Monde– y que lo empuja a concentrarse en su producción.
El volumen de su obra es bestial. De los retratos de sus amigos, padres y gente cercana que forma parte de sus veinte primeros años como artista –una época de tiradores, remeras rayadas y anteojos redondos– pasa a los paisajes de la costa oeste de Estados Unidos y a los fabulosos montajes fotográficos que vuelven a darle poesía al desierto.
Pintó mucho el Gran Cañón y, casi a manera de denuncia, desenmascaró un mecanismo de dibujo de grandes maestros según el cual Ingres, Vermeer y Velázquez usaban en secreto algunas herramientas ópticas como el espejo convexo o la cámara lúcida. La investigación quedó plasmada en el libro Conocimiento secreto: redescubriendo las técnicas perdidas de los antiguos maestros (2006).
Madre naturaleza
La etapa en la que pinta los paisajes de su Yorkshire natal, en los que había crecido, nace tras la muerte de su madre, en 2006. Entonces vuelve a la isla y se instala en una casa a metros de la playa de Bridlington, donde redescubre colinas y bosques del pasado. Los lienzos, dibujos (sobre todo en iPad) y croquis fueron expuestos en 2012 y desataron un boom: los paisajes verdes atrajeron a 600.000 visitantes. Es considerado uno de los embajadores de esta región inglesa, al igual que las hermanas Brontë.
Un “tesoro nacional”
En Gran Bretaña es “un tesoro nacional” según su amigo Edith Devaney, curador de proyectos de arte contemporáneo en la Real Academia de Artes de Londres. En noviembre del año pasado, la obra La puerta (2000) se adjudicó justo por debajo de los siete millones de dólares en la venta organizada por Phillips. Dicen los especialistas que los coleccionistas de Hockney son muy especuladores: los grandes trabajos no aparecen en el mercado con frecuencia.
Observador del entorno
Hockney siempre pintó su entorno –sus padres, perros, amigos, amantes– y siempre se movió entre su isla y California. En 2012, tras un accidente cerebrovascular y la muerte de uno de sus asistentes, volvió a la Costa Oeste. Para salir de ese mal momento empezó a retratar a sus conocidos, desde su masajista hasta el galerista millonario Larry Gagosian. La serie, realizada en 2013, reúne 82 retratos y fue expuesta el año pasado en la Real Academia de Artes.
Círculo tecnicolor
Pionero de los dibujos en computadoras, en las que concibe un nuevo tipo de imagen, también se lanzó desde temprano a producir en tabletas y teléfonos celulares, que le permiten realizar imágenes gradualmente más sofisticadas. Luego las hace circular en la Red entre su círculo más íntimo. Este año, ese círculo se agranda.