La banda de Alberto
“Cuando las cosas pesan, agarro la guitarra”. (De Alberto Fernández.)
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Lo apremiaban los incendios en Corrientes, lo apestillaba el FMI y Biden lo apuraba a definir entre la Coca-Cola y el Smirnoff. Inconmovible, el Presidente se fue a la costa: en una playa le metieron un gol; en la otra, lo abuchearon. “Cuando las cosas pesan, a veces agarro la guitarra y no hay mejor desahogo que tocar un poco para volver a poner los pies sobre la tierra”, dijo Alberto, el jefe de la banda del Gobierno.
Podrá haber funcionarios que no funcionan, como dijo Cristina, pero todos se las arreglan a la hora de echar unos versos, procurar unos rasgueos o apalear el tambor.
Y, si se acaban los actuales, siempre es posible acudir a músicos de reserva. Por ejemplo, Amado Boudou, experto en tocar el pianito, o Felipe Solá, eximio flautista, doctorado en resoplidos el día en que, de viaje a México, se enteró de que ya no era más canciller.
En el banco hay buenos guitarreros. Por ejemplo, Ginés, aunque un poroto al lado de Capitanich, tanto Jorge, como el hermano, Daniel: el embajador denunciado por su presencia en la asunción del presidente nicaragüense junto a un iraní acusado por el atentado contra la AMIA
El que aprendió mucho de instrumentos de viento fue Agustín Rossi. Impresionante la tocata y fuga que protagonizó el día en que le robaron un misil siendo ministro de Defensa.
También están los músicos jurisdiccionales, como Axel, a cargo del bajo, dicho esto por lo grave que resulta escucharlo hablar y no por otra cosa. Inadi, abstenerse.
Del elenco actual ya se sabe que Martín Guzmán hace rato que le viene tocando el violín a Kristalina Georgieva; que Julián Domínguez le da con ganas a la batería de retenciones, y que Martín Soria y Juan Martín Mena no hacen más que batir el bombo judicial frente a la casa de Cristina, tan fuerte como el Tula lo aporreaba en los actos de Menem.
A Carlita Vizzotti le dieron la armónica, pero, como la toca con barbijo, necesita que la traduzca la payasa Filomena. A Matías Lammens lo mandaron a tocar las maracas este finde de Carnaval para que no siga maltratando gente que se queja del Previaje. Y al tempranero “al cuete”, pero tempranero al fin Juan Manzur lo pusieron como director de orquesta: en cuanto se les van de tempo corrige el error redibujando el pentagrama.
Elizabeth Gómez Alcorta y Victoria Donda hacen los coros. Pidieron cupo en la gran orquesta, pero Alberto las ninguneó como cuando abogó por visibilizar a la mujer en el Mercosur, pero llenó la vacante con un hombre.
Después están los que tocan de oído: Cabandié, Ferraresi y Santiago Cafiero, entre otros. La iluminación de la banda se la dieron a Sergio Berni: si no consigue cámaras, se conforma con la luz de la heladera. Mientras que Mario Ishii es el encargado de seguridad: siempre le gustó actuar como campana.
Si bien las próximas funciones están suspendidas a la espera de que el grupete aclare internamente si le conviene seguir tocando el kazachok, los ensayos siguen en el búnker que la Cancillería mandó construir para evitar los papelones públicos.
A esta altura de los acontecimientos, uno se conformaría con que no desafinen. Y, lo más importante de todo: que a los argentinos no nos manden a tocar el arpa.