La amenaza del cambio climático
Las negociaciones en el ámbito del G-20 son cruciales para enfrentar la amenaza del cambio climático , baste decir que sus naciones miembros generan nada menos que el 75% de las emisiones mundiales de CO2, siendo políticamente gravitante el hecho de que casi la mitad de las emisiones totales correspondan a China y EE.UU. Hay que tener presente que días después de la próxima reunión del G-20 en Buenos Aires, casi 200 países convocados por Naciones Unidas deliberarán en Katowice (Polonia) para considerar la aplicación del Acuerdo Climático de París (2015); este hecho abre una oportunidad para previamente armonizar posiciones tendientes a reducir globalmente las emisiones contaminantes.
Durante la actual presidencia argentina del G-20 se creó el grupo de trabajo de Sustentabilidad Climática, que abordó eficazmente el desarrollo de estrategias que apunten a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Se procuró así avanzar hacia sistemas energéticos más limpios, mediante la expansión de las energías renovables, la conservación y la eficiencia energética. Incorporar este tema de una manera explícita a la agenda de trabajo del G-20 fue un logro importante de la presidencia argentina, que ahora concluye y será continuada por Japón.
El grupo de científicos y expertos internacionales (IPCC), convocados por Naciones Unidas, encendió la alarma hace pocos días suministrando importante información científica que debería ser tomada en cuenta en esta reunión del G-20, donde deliberarán naciones que generan la mayor parte de las emisiones mundiales. Recordemos que el IPCC es el órgano internacional encargado de evaluar los conocimientos científicos relativos al cambio climático, sus impactos y sus riesgos futuros potenciales, así como las posibles opciones de mitigación de las emisiones. En este informe del IPCC se señala que para limitar el calentamiento global a 1,5°C se necesitarían transiciones "rápidas y de gran alcance" en la tierra, la energía, la industria, los edificios, el transporte y las ciudades.
Preservar nuestro clima requiere que las emisiones netas globales de CO2 disminuyan en 2030 alrededor de 45 por ciento respecto de los niveles de 2010. Esto significa que eventualmente se necesitaría compensar cualquier emisión excedente por medio de la remoción del CO2 de la atmósfera, ya que si se permite que la temperatura global aumente mas de 1,5°C será necesario depender en el futuro en mayor medida de nuevas técnicas que absorban CO2 de la atmósfera, pero lamentablemente la efectividad de estas técnicas no está probada a gran escala y, además, pueden conllevar importantes riesgos para el desarrollo sostenible.
El cambio climático es la consecuencia directa de un proceso de desarrollo a partir de la Revolución Industrial, que dio lugar a un tipo de producción y consumo de energías contaminante, ya que no se aplicaron los mecanismos adecuados para internalizar en el sistema de precios las grandes externalidades negativas de carácter global. Enfrentar ahora la amenaza climática exige una solución institucional de alcance global. También es evidente que el creciente riesgo causado por más emisiones plantea la necesidad de una autoridad global, ya que está comprometido un importante bien común global.
El futuro del planeta depende hoy de la capacidad de la humanidad para diseñar nuevas instituciones y reglas económicas de carácter mundial, involucrando así a las casi 200 naciones que, convocadas por Naciones Unidas, se reunirán en Katowice para avanzar en la implementación del Acuerdo de París. La limitación del calentamiento global a 1,5°C en lugar de 2°C tendría beneficios claros no solo para las personas, sino también para los ecosistemas naturales. Por esta razón, esperemos que en esta reunión del G-20 en nuestro país las naciones participantes asuman su responsabilidad con el futuro de nuestra Casa Común.
Miembro de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente