La agresión del pulgar hacia arriba
En el principio fue el OK. Servía para decir “estoy de acuerdo”, pero con el paso del tiempo fue lo mismo que asentir con enojo y retirarse dando un portazo. “Cuando un gesto se usa demasiado, se vuelve insincero y pierde su significado”, explica el lingüista Adam Aleksic en su cuenta de Instagram.
Hoy le toca el turno al emoji de la mano con el pulgar hacia arriba. Para nosotros, los viejos, significa un “sí” entusiasta. Pero para la generación Z (la generación de la ironía, sujetos nacidos entre 1995 y 2010) ese pulgar contiene un matiz sarcástico y se lo utiliza para frenar una conversación. Así que cuidado. Comunicarse es malentenderse.
El habla se construye y se destruye tan rápidamente y ninguno de nosotros quiere quedarse afuera. Por eso usamos los “ponele”, “quedamos así”, expresiones de uso diario que dicen una cosa y significan otra. Arrastrados por la ola de agresión pasiva que cubre al mundo y a las palabras que lo hablan. Quizás algún día todo el lenguaje será irónico. ß
Algo más...
Para Ernesto Sabato esto sucede con los nombres de los golpes de Estado. Empiezan escribiéndose con mayúsculas, como en el caso de la Revolución Libertadora. Con los años pasan a minúsculas –revolución libertadora– y terminan entre comillas (la “revolución libertadora”). Así pasa la gloria de este mundo.ß