Juntos: ¿quiénes y para qué?
La crisis que vivíamos en 2015 llevó a que la UCR, la CC y el Pro unieran sus fuerzas para enfrentar al kirchnerismo. Así nació Cambiemos, que. omitiendo ponerse de acuerdo en el para qué, se juntó pensando más en cuál sería la forma de compartir el gobierno en caso de llegar al poder. Y así, con el triunfo electoral, lo de Cambiemos no fue más que un gobierno del Pro improvisando un programa económico que no tenía clara la hoja de ruta para aplicar y con una organización ministerial amplia y poco integrada.
Ese fracaso de Cambiemos debe servir para avanzar con una estrategia diferente para llegar a una coalición, la que debe comenzar por separar las acciones para la coyuntura, en su rol de oposición, de la que supone la preparación para ser gobierno a partir de 2023. En la coyuntura las tareas como oposición incluirán declaraciones y presentaciones ante la justicia, pero lo fundamental pasará por el Congreso de la Nación, desde donde se deberá controlar las acciones del Ejecutivo así como promover nuevas leyes. Y en estas acciones deben sumarse no sólo las fuerzas que hoy constituyen Juntos por el Cambio sino todas aquellas que contribuyan al objetivo buscado, entre otras la de los “libertarios”.
Diferente es el caso de los pasos para construir una coalición para ser gobierno, que exige definir previamente el “qué” se quiere cambiar y el “quiénes” harán parte de la misma. En cuanto al qué se quiere cambiar parece claro que además de recuperar la institucionalidad republicana, se trata de superar el estancamiento económico promoviendo las condiciones susceptibles de atraer inversiones productivas creadoras de empleos genuinos que sustituyan al actual asistencialismo, junto a un aumento del número de contribuyentes que permita al Estado hacerse de los recursos genuinos necesarios para atender sus obligaciones sociales, reduciendo incluso la pesada carga impositiva actual a las empresas ya existentes. Objetivos que servirán de test para decidir “quiénes” harán parte del futuro gobierno a través del mecanismo de aceptar o no la propuesta de “para qué”. Y es a partir de esta propuesta que se verá quiénes serán los que realmente están en condiciones de participar de la alianza.
Parece claro que el Pro apoya los cambios estructurales que se derivan del qué mencionado, lo mismo que el peronismo republicano y con una aceptación implícita de la CC pese a su énfasis en la ética gubernamental. Sin embargo, no pasa lo mismo con la UCR, como surge de declaraciones recientes de su presidente Gerardo Morales acusando de neoliberales a dirigentes del PRO, o de Ricardo Alfonsín afirmando “Es imposible hacer radicalismo en Cambiemos”. Lo cual va en la misma dirección que muchos otros episodios en la vida política de ese partido, como ocurrió cuando Illia anula los contratos petroleros impulsados por Frondizi, o cuando una corriente interna del partido traba los cambios contenidos en el Plan Austral propuesto por Sourrouille y con el cual Alfonsín buscaba enfrentar los graves problemas económicos heredados de la dictadura. En palabras de J.C. Torre “El malestar que suscita nuestra presencia ha hecho que salgan a la superficie los viejos reflejos ideológicos existentes en el radicalismo: desconfianza hacia el capital privado, inclinación por la intervención estatal, defensa de la industria nacional sin matices, preferencia por la redistribución de ingresos vía gasto público” (Diario de una temporada en el quinto piso).
Lo anterior muestra que es necesario poner sobre la mesa que tipo de cambio busca cada una de las fuerzas que integran JxC; y esa posición de cada una de ellas debe ser transmitida a sus equipos técnicos para que definan el “ómo” se concretan esos objetivos. Finalmente, y en caso de coincidencias, será el plenario de equipos técnicos de esas diferentes fuerzas las que darán forma a un programa concreto de gobierno, el cual servirá de base para determinar quiénes están en condiciones de compartir una “cruzada” en busca de sacar a nuestro país de la postración en la que se encuentra.
Lo anterior serviría también para resolver sobre posibles incorporaciones de nuevas fuerzas políticas, las que deben buscar no sólo derrotar al kirchnerismo, sino el cambio adecuado para terminar con el estancamiento económico que está por detrás del desempleo, la informalidad, los bajos salarios y la creciente pobreza.
Sociólogo