
Juan Zabaleta, la mano derecha de Amado Boudou en el Senado
Cercano a la ortodoxia del PJ, es el operador político del vicepresidente y, desde su nuevo cargo de secretario administrativo del Senado, maneja una caja de $900 millones. Su gestión arrancó con los polémicos aumentos en las dietas, despidos y remodelaciones en el despacho de su jefe
Conoció a Néstor Kirchner mucho antes que a su actual jefe y amigo, Amado Boudou. Fue en septiembre de 2001, en un acto de renovación de autoridades locales de la CGT, en La Matanza. El entonces ignoto gobernador de Santa Cruz intentaba hacer pie en el conurbano detrás de su aventura nacional. Después del encuentro, expuso sus planes. "Quiero ser presidente. ¿Me acompañan?", lanzó, ante miradas incrédulas. Lo escuchaban el intendente del distrito, Alberto Balestrini, el sindicalista mercantil Julio Ledesma, quien meses más tarde coordinó su desembarco bonaerense; Luis Ilarregui, un senador provincial que hoy es secretario de Provincias del Ministerio del Interior; y Juan Zabaleta, un dirigente de Morón, de zigzagueante carrera, que se convirtió en la mano derecha del actual vicepresidente.
De 44 años, "Juanchi", como le dicen todos, creció a la sombra de Boudou, desde que se cruzaron por primera vez, en 2005. Hoy es su operador político y consejero, justo en el momento de máxima exposición del vice, salpicado por el affaire de Ciccone. Fue bendecido, además, como secretario administrativo del Senado, un cargo clave: maneja una caja de 900 millones de pesos. Su gestión arrancó con un aumento de 100 por ciento en las dietas de los legisladores, despidos a empleados considerados "cobistas" y remodelaciones en el despacho de su jefe.
Zabaleta siempre se recostó en la ortodoxia más recalcitrante del PJ y conoce los códigos del conurbano profundo. Por sus incipientes servicios, resulta útil a Boudou, un economista que lleva el francés apodo de "Aimé", de formación liberal, gustos noventistas y sin estructura política. Es el choque de dos mundos que se necesitan, cuyo vértice es la lealtad mutua. "Juanchi tiene memoria y no traiciona", remarcó a La Nacion Ledesma, el gremialista que le presentó al ex presidente y hoy está en otra vereda.
Un hombre del justicialismo
Nació el 29 de abril de 1967, en Morón. Heredó la génesis partidaria de su padre, Horacio, y a los 15 se involucró en el PJ, mientras hacía el secundario en la ENET N 1, donde se recibió de técnico mecánico. En esa época comenzó a gestarse la "renovación peronista", encarnada en la figura de Antonio Cafiero, que se alzó con la gobernación en 1987. Ese año, "Juanchi" era secretario de la JP distrital y pocos meses después ingresó en el Senado bonaerense. Los personajes de su historia se repiten: el pro secretario administrativo de la Cámara alta provincial era el actual senador Aníbal Fernández. El mismo se encargó de contarlo cuando Zabaleta juró el 14 de diciembre pasado en su nuevo puesto. "Se trata de un hombre del justicialismo, un hombre de bien", redondeó, edulcorado, el ex jefe de Gabinete.
Su "padrino" en la política fue el controvertido ex senador Horacio Román, un mandamás territorial de Morón que tejió fluido contacto con la Policía Bonaerense y presidió durante quince años la Comisión de Seguridad, enclave estratégico para el vínculo con uniformados y jueces. Ese nexo fue abordado en una denuncia por presunto enriquecimiento ilícito, en 2004. "Juanchi" fue secretario privado de Román por casi una década hasta que resultó elegido concejal, en 1997. Era mucho más que un asistente: llevaba asuntos políticos, administrativos y era el "niño mimado" de esa extracción del PJ.
Llegó al Concejo Deliberante por una boleta de unidad de peronismo, tras un acuerdo de Román con su eterno rival, el intendente de Morón, Juan Carlos Rousselot. Pronto ese pacto crujió y se desató una interna salvaje. Allí irrumpió en escena Martín Sabattella, un edil del Frepaso que encabezó una investigación parlamentaria por los fraudes cometidos por el jefe comunal. Sólo ese objetivo lo unió a Zabaleta, que aportó sus votos para la destitución. Después, fueron enemigos íntimos.
"Con M de mafia, miedo y muerte", se titula una nota de la revista Gente , en marzo de 1999, que refleja el clima truculento apenas fue detenido Rousselot. El fiscal Andrés de los Santos, a cargo de la pesquisa contra el intendente, había sido baleado; Sabattella denunciaba amenazas de muerte, y a Zabaleta le dejaron en la entrada de su vivienda un pequeño féretro blanco, que alojaba dentro un muñeco con la leyenda "Cabezón", en referencia al apodo de su hijo Facundo. "Me veo obligado a vivir en un búnker: rejas altas, cámaras de video, alarmas y una camioneta policial frente a mi casa todo el día", relató "Juanchi" en aquel momento.
Consultado por La Nacion, Sabattella prefirió no opinar sobre Zabaleta, pero sí se refirió a aquel proceso: "Morón era el paradigma de la corrupción menemista en la provincia. Con la comisión investigadora pudimos marcar un camino diferente, pero tuvimos que enfrentar a los grupos que querían recuperar por la violencia lo que habían perdido en las urnas".
Con el impulso inicial de la Alianza, el líder de Nuevo Encuentro fue elegido intendente en 1999. Zabaleta, ya distanciado de Román, combatió a Sabattella desde el Concejo, creyó que el repentino ocaso de Fernando de la Rúa arrastraría a su contendiente e inició su camino para sucederlo en el municipio. Ya conocía a Kirchner que, a la vez, había entablado trato con Sabattella. Ocurrió lo obvio: Néstor alentó en 2003 ambas candidaturas. "Juanchi" perdió por 30 puntos. Terminó agotado y convencido de que había sido perjudicado por una "campaña sucia" que apuntaba a una supuesta adicción a las drogas. Con el único fin declarado de "limpiar" su imagen, llevó a un grupo de periodistas al Centro Médico del Oeste, donde le practicaron una rinoscopia pública. Dio negativo.
La resurrección
Después de la derrota, había quedado devastado y solo. Según reconstruyó La Nacion, le tendieron una mano dos pesos pesados de la primera sección electoral: los intendentes Hugo Curto, de Tres de Febrero, y Alberto Descalzo, de Ituzaingó. Previa charla con Kirchner, lograron que ingrese en la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). En el ente previsional, comandado por Sergio Massa, tuvo un circuito ascendente: pasó por distintos escalafones, pero, en rigor, su tarea era atender a jefes comunales. Así conoció a Boudou, en 2005, cuando era secretario de Hacienda del Partido de la Costa, durante la gestión de Juan de Jesús, hoy jefe del bloque K de los diputados bonaerenses y hombre que reporta al vicepresidente.
Un año después, Boudou recaló en la Anses. Tenía oficina en el quinto piso, junto a Massa. Zabaleta estaba un nivel más abajo, en el cuarto. Cuando el jefe de ambos dejó el cargo para asumir en Tigre, en 2007, la relación entre ellos se profundizó. "Ahí se hicieron amigos", confió una fuente del organismo. Comparten algunos gustos, no todos. Amado es fanático de las motos, "Juanchi" de los autos (tiene un Chevy modelo 73); uno cultiva el rock, al otro le atribuyen escuchar música melódica; Boudou no tiene hijos, su coequiper ya suma cinco. Solían juntarse a comer en Happening, cerca del departamento del vice en Puerto Madero, o el restó Aldo's. Los dos viven en Capital, aunque Zabaleta aún conserva una casona en Ituzaingó que ocupa su ex mujer, según consta en su última declaración jurada presentada ante la Oficina Anticorrupción.
La suerte de la dupla cambió en abril de 2010. Boudou ya era ministro de Economía y Zabaleta, subsecretario de Relaciones Institucionales de esa cartera. El santacruceño le pidió al funcionario que comenzara a recorrer el territorio bonaerense, en una estrategia para condicionar a Daniel Scioli. Sólo entonces se lanzaron de lleno en el barro político. "Juanchi" le armaba reuniones y recorridas, con el soporte de la estructura de Anses.
A fines de ese año, muerto el ex presidente, Cristina Kirchner dio luz verde a Boudou para mudarse de destino: fue precandidato a jefe de gobierno porteño. Zabaleta, entonces, le arrimó aliados, desde el Partido Humanista y el Frente Transversal que lidera Edgardo Depetri hasta el camionero Hugo Moyano y el ministro de Planificación, Julio De Vido. La buena sintonía con este último se basa, en parte, en el entramado familiar. "Juanchi" está en pareja con la hermana del secretario privado del funcionario, José María Olazagasti.
Casi sin armado, Zabaleta se mueve en un mapa de relaciones que se rige por cercanías. Hilvana acuerdos con La Cámpora -sobre todo, con José Ottavis, el más pejotista--, tiene diálogo con un sector del gremialismo y llegada a un puñado de intendentes. En Morón, su pago chico, sus referentes no entonan con el "cristinismo". Le responde el presidente del PJ local, Quino Duyhailo, un conocido empresario de la noche; y el titular del bloque peronista en el Concejo, Claudio Román, sobrino del viejo caudillo.
Dentro del kirchnerismo, algunos le atribuyen a Zabaleta cierta torpeza, improvisación y errores tácticos. Citan, por caso, que fue equivocado presentar demasiado pronto a Boudou como el sucesor. Quizá aplique el mismo vértigo que cuando corría como acompañante de Luis "Patita" Minervino, en el TC. Compitió diez años, nunca tomó el volante y sus mejores marcas fueron en 1995 y 1996, cuando salieron subcampeones. Rápidos en las rectas de la política, habrá que ver cómo "Juanchi" y su conductor, el vice, agarran las curvas más peligrosas del poder.
QUIEN ES
Nombre y apellido:
Juan Zabaleta
Edad: 44 años
En clave personal:
Es técnico mecánico, tiene 5 hijos y vive en pareja con la hermana de un funcionario de Julio De Vido, con quien tiene muy buena sintonía.
Recorrido político:
Hombre de Morón, desde los 15 años está cerca del PJ. En 1989, como miembro del Concejo Deliberante, aportó sus votos para la destitución de Rousselot, aunque después se enfrentó a Sabattella, quien le ganó. Recibió más tarde el apoyo de Kirchner, de Hugo Curto y de Alberto Descalzo.