Juan Navarro: del éxito empresarial a la lupa judicial
Empresario emblemático de los años 90, llegó a controlar a través del Exxel Group un conglomerado cuya facturación alcanzó los 3900 millones de dólares. Hoy, no es noticia por una rutilante transacción sino porque se lo acusa de un fraude multimillonario
Ni el más acérrimo enemigo de Juan Navarro hubiera imaginado cinco o seis años atrás el derrotero que vivió en el último tiempo el empresario más exitoso de los años 90. Hasta 2001, el dueño de The Exxel Group era el tercer mayor empleador de la Argentina y manejaba un holding que reunía más de 70 empresas y facturaba 3900 millones de dólares. Hoy, de su imperio queda muy poco. El fondo de inversión que amenazaba quedarse con media economía y que canalizó, en diez años, inversiones por 5200 millones de dólares, controla en la actualidad menos de una docena de compañías.
Navarro ya no es noticia por las millonarias compras que logra cerrar -su más reciente adquisición es un pequeño astillero de San Fernando por el que pagó US$ 3 millones-, sino por una denuncia por manejo irregular en una de sus ex empresas. Concretamente, el grupo Carrefour acusa al Exxel por un supuesto fraude en la venta de la cadena de supermercados Norte por un valor de 120 millones de dólares, en lo que constituiría el mayor escándalo corporativo de la historia argentina.
A diferencia de la mayoría de sus colegas empresarios, Navarro no hizo negocios con el Estado y prácticamente no participó en los procesos de privatización (las únicas excepciones fueron algunas eléctricas provinciales), aunque su imagen quedó muy identificada con la década del 90. No tanto por los rubros en los que incursionó -en este caso el abanico es tan amplio que es casi imposible establecer algún patrón- sino más bien porque en poco más de cinco años constituyó un conglomerado económico que a otras familias -como a los Rocca con Techint o a los Pagani con Arcor- les llevó décadas de trabajo.
Los comienzos
Juan Navarro nació el 28 de septiembre de 1952 en Montevideo y es el tercero de seis hermanos de una tradicional familia uruguaya -descendiente del héroe de la independencia de Uruguay, Juan Antonio de Lavalleja, y del presidente de su país Joaquín Suárez- que contaba con más abolengo que fortuna. Cuando terminó el secundario, se decidió a cruzar el charco para cursar la carrera de Administración de Empresas en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, de la que egresó en 1977. Su primer trabajo fue en el Banco Ganadero y en 1980 ingresó al Citibank, donde se especializó en el negocio de la capitalización de deuda externa por acciones de empresas, lo que le permitió ascender rápidamente en la estructura del banco. En 1987 fue nombrado presidente de Citicorp Capital Investors (CCI), que surgió precisamente para concretar la compra de compañías a cambio de deuda, con lo que Navarro ingresó al mundo de las fusiones y adquisiciones en el que rápidamente haría carrera.
"A Navarro le tocó vivir un tiempo de aceleración histórica y él supo aprovecharlo para convertirse en el miembro más notable de esa nueva elite empresarial que irrumpió en la Argentina de los años 90, más interesada en ganar plata rápido que en construir empresas", escribieron los periodistas Silvia Naishtat y Pablo Maas en su libro El Cazador, que contaba el ascenso del empresario uruguayo en el mundo de los negocios.
A principios de los 90, Navarro decidió independizarse del Citibank y crear su propio fondo de inversión, The Exxel Group, que debutó en 1993 con la compra de la empresa de artículos de limpieza Ciabasa, dueña de la marca de detergente Camello, que de esta manera se convirtió en la primera de las 102 compañías que adquirió el grupo en los últimos trece años.
Casi desde el primer momento, la operatoria misma del Exxel generó suspicacias en el mercado local. Como otros fondos de inversión internacionales, el grupo creado por Navarro operaba bajo el sistema de "apalancamiento" o, como se conoce en inglés, " leverage buy out ". En el sector financiero, las "compras apalancadas" son aquéllas en las que el comprador toma un préstamo para pagar la compañía y carga esa deuda sobre los libros contables de la propia empresa que acaba de adquirir.
Con esta modalidad, hasta 1998, el grupo venía creciendo a pasos agigantados apostando, principalmente, a empresas dedicadas a abastecer el mercado interno; por eso mismo, el impacto que tuvo en su negocio el estancamiento de la economía argentina fue incalculable.
El primer signo de que las cosas no marchaban tan bien llegó a mediados de 2000, cuando el grupo anunció que recortaba los sueldos de todos sus directores. Poco después, el fondo de inversión se vio obligado a ir desprendiéndose de sus principales empresas, en la mayoría de los casos a manos de sus acreedores. La primera fue la cadena de heladerías Freddo, que en 2001 pasó al Banco Galicia, y después se fueron sumando nuevos casos como la casa de materiales para la construcción Blaisten, las disquerías de Musimundo, la panificadora Fargo y el correo privado OCA.
"Más allá de los errores y la soberbia con la que siempre se manejó Navarro, está claro que terminó pagando con el fracaso de su modelo de negocios la recesión que vivió el país entre 1998 y 2002", señaló un antiguo ejecutivo del fondo de inversión.
A medida que el Exxel iba sumando empresas en operaciones cada vez más millonarias, también crecían las sospechas acerca del origen de los fondos que utilizaba el grupo para concretar sus compras. La situación, a fines de 1997, poco menos que obligó a Navarro a publicar una solicitada en los diarios en la que daba a conocer los nombres de los fondos de pensión e inversión de los Estados Unidos que habían aportado para cerrar su compra más polémica: las empresas OCA, Ocasa, Villalonga Furlong, Edcadassa, Interbaires e Intercargo, que pertenecían a Alfredo Yabrán y pasaron a manos del Exxel a cambio de 605 millones de dólares. Según el fondo de inversión, la lista de inversores incluía a compañías de primer nivel, como la aseguradora Aetna, el Bankers Trust, General Electric Investments y la Universidad de Princeton, aunque su publicación no alcanzó para disipar las versiones que hablaban de una autocompra del grupo Yabrán.
El estado de sospecha llegó a tal punto que, a pedido de la oposición política, nucleada en la entonces Alianza entre el radicalismo y el Frepaso, se creó una Comisión en el Congreso para investigar los pormenores de la venta. En su informe, la comisión parlamentaria determinó que muchos de los inversores que habrían operado en el Exxel Capital Partners V -el fondo que se quedó con las empresas de Yabrán- no lo hicieron, mientras que otras entidades que sí participaron no figuran en la lista dada a conocer por Navarro.
Uno de los ejecutivos que trabajó durante nueve años en el grupo relativiza la versión de que el Exxel haya tenido que recurrir a fuentes de financiamiento no identificadas o sospechosas para fondear sus compras. "Si hay algo que no le faltó al Exxel en su mejor momento fueron inversores. Navarro tomaba una suite en el mejor hotel de Nueva York y se producía un verdadero desfile de gente que le venía a ofrecer los fondos para financiar sus compras, aprovechando que en las primeras operaciones, como Poett y Norte, fueron más que exitosas para los inversores que se arriesgaron a participar", explicó a LA NACION el ex ejecutivo, que pidió el anonimato para dar su opinión.
Apuesta internacional
A medida que sus negocios se fueron complicando, Navarro fue perdiendo a hombres clave de su entorno, incluyendo sus más estrechos colaboradores, como Jorge Demaría, Jorge Romero y Carlos Oris de Roa. De la vieja guardia del Exxel hoy sólo sobrevive Marcelo Aubone, que se conoce con Navarro de la época en que los dos trabajaban en el Citibank.
"Como al presidente Kirchner, a Navarro le encanta echar gente, pero no soporta que alguien se le vaya solo", explica un ex ejecutivo del Exxel.
Los que fueron sus empleados aseguran que Navarro no es una persona precisamente fácil para trabajar. "Navarro es un workaholic que quiere estar al tanto de todo, pero el mayor problema no es seguirle su ritmo de trabajo sino que es supercompetitivo no sólo con sus rivales sino también con sus colaboradores, lo que hace imposible llevar adelante cualquier tarea en equipo", explicó otro ex peso pesado del Exxel.
Si bien la actualidad de los negocios de Navarro no era precisamente auspiciosa, el panorama se oscureció aún más cuando hace unos días se hizo pública la causa que le inició hace tres años Carrefour por un supuesto fraude en la venta de Norte.
El grupo francés acusa al Exxel de haber inflado contablemente los balances de Norte para, de esta manera, obtener un precio mayor en la venta de la cadena de supermercados. Según Carrefour, el precio de venta de Norte se estableció a través de una fórmula típica en el mundo de los negocios, que surge de multiplicar por un índice determinado las ganancias operativas -conocidas como Ebitda por las siglas en inglés de "utilidades antes intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones"- de la empresa que va a ser vendida.
Carrefour denunció que estos resultados fueron inflados artificialmente en una maniobra de "contabilidad creativa" que redundó en un sobreprecio de US$ 120 millones en la venta de Norte.
La respuesta del Exxel se hizo esperar y, una semana después de que se hiciera pública la denuncia, el fondo de inversión emitió un comunicado en el que señaló que la venta de Norte fue "absolutamente transparente. El precio se fijó luego de una fluida negociación entre los socios. No se aplicó ninguna fórmula para ello".
Más allá de cómo termine el juicio con Carrefour, en el Exxel señalan que tienen varios proyectos de inversión en marcha, aunque focalizadas principalmente en el extranjero.
El fondo de inversión hoy es accionista de once empresas de las cuales sólo cuatro están en la Argentina (incluyendo Argencard, que prepara su salida a la Bolsa de Nueva York en medio de rumores), mientras que el resto están radicadas en Estados Unidos y España.
Navarro mantiene un perfil bajísimo y prefiere no hacer públicas sus últimas inversiones, que incluyen desde la trader Iberangus -una comercializadora de carne argentina en España- hasta Mako Surgical -una empresa con base en Florida, Estados Unidos, que se especializa en la fabricación de instrumental médico- o la desarrolladora norteamericana de videojuegos Destineer.
El foco puesto en el extranjero se explica por una combinación de estrategia de negocios y necesidad. Después de la recesión de fines de los 90, al Exxel sólo le interesan empresas locales con capacidad para expandirse internacionalmente, a lo que suma el hecho de que la imagen de Juan Navarro -a diferencia de la de muchos de sus colegas- quedó muy pegada a la década del 90, lo que torna casi imposible su reconversión como empresario K.
Quién es
Primeros pasos
Nació en Montevideo en 1952 y estudió Administración de Empresas en la UBA. En 1980 ingresó en el Citibank y en 1987 fue nombrado presidente de Citicorp Capital Investors.
El Exxel y las sospechas
A principios de los 90 creó su propio fondo de inversión, The Exxel Group, que llegó a adquirir 102 compañías. Pero su negocio sufrió un duro impacto con la recesión, se lo vinculó con Yabrán y se investigó el origen de los fondos del grupo.
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