Jaime Durán Barba: la política erotizada
El asesor de imagen de Mauricio Macri, que vivió en la Argentina en los 70, se enamoró del peronismo de izquierda y estuvo con la JP en Ezeiza para buscar a Perón, dice que para la actual generación la política es menos importante que el sexo y que es en ese plano donde hoy se definen las nuevas izquierdas y derechas
El ecuatoriano Jaime Durán Barba es algo así como un Dick Morris latinoamericano. Asesora en imagen a Mauricio Macri desde hace algunos años y fue el mentor del "salto al bache" en la campaña legislativa de 2005; allí, el presidente de Boca aparecía sorteando pozos en las calles porteñas, como una demostración, en clave de show mediático, de la ineficiencia de Aníbal Ibarra, su rival del año pasado.
Convengamos en que a Macri no le fue nada mal en la última vuelta electoral: salió primero. Y a Durán Barba tampoco le va nada mal este año: sus dos clientes más famosos, candidatos presidenciales ambos, con sesgo de centroderecha, el presidente electo de México, Felipe Calderón, y el candidato ecuatoriano, el millonario Alvaro Noboa, se impusieron en las elecciones de sus respectivos países.
La vida de Durán Barba es novelesca. Vivió y estudió en la Argentina en los setenta; llegó a enamorarse del peronismo de izquierda de aquellos años y como militante de la JP estuvo entre los jóvenes que fueron a buscar a Perón a Ezeiza, en su trágico regreso al país.
"Todo ha cambiado desde entonces, menos los políticos, que siguen diciendo las mismas cosas desde hace 50 años. No se dan cuenta de que a la actual generación de votantes le importa como tema político central el sexo. A un pibe le inquieta más que su pareja quede embarazada que cómo paga la Argentina su deuda externa. De allí que le importa saber si el candidato aprobará o no la píldora del día después, o si está a favor o en contra de la educación sexual. Esta sociedad nueva, con el reinado de Internet, nos ha llevado a una erotización del mundo. Y es en ese plano donde se están definiendo nuevas izquierdas y derechas."
- Pero los políticos están muy lejos de abrir esos debates, aunque también es cierto que hemos tenido temas bastante más urgentes en la Argentina a partir de 2001 .
-Son debates que todavía no se han incorporado en América latina, no sólo en la Argentina. Los políticos mayores de 50 años no fijan su posición frente al aborto, los homosexuales o la necesidad o no de casarse para formar pareja. Tienen miedo de hablar de sexo; creen que no es de buen gusto; que no es importante. Hasta ahora, había que hablar del "Che" Guevara.
- ¿Y usted lo va a alentar a Macri para que vaya en ese sentido?
-Cada candidato recorre su camino y tiene su estilo. Hay toda una caricatura que se ha armado del asesor, que trata a su cliente como si fuera una marioneta. Esto no es así. Es más, yo no trabajo con políticos sin personalidad. Con Mauricio charlamos; él es un hombre muy inteligente, que sabe escuchar y escucha, pero también discute mucho. Yo planteo opciones y él decide. Un asesor nunca debe imponer sus puntos de vista.
- Es algo así como un psicólogo, digamos .
-Si, me voy acercando a eso
- Hay gente que ve en Macri un costado frívolo. De hecho, ésa es la grieta que aprovecha el oficialismo para llamarlo despectivamente "Mauri" o mandarlo a Estados Unidos, ¿cómo se arregla eso?
-Pues, ¡vamos! Yo creo que eso es sensacional.
- ¿Qué cosa es sensacional, ser frívolo?
-Macri no es un tipo acartonado, como podría serlo -con el debido respeto- Lavagna. Y esa es, precisamente, su fuerza, como lo es, también, en Telerman. La gente quiere políticos creativos, diversos, no confrontativos. Eso los pone en el siglo XXI.
- ¿En cuánto lo ayuda a Macri, en nuestra sociedad, su estilo de escasa confrontación?
-En mucho. El estilo confrontativo puede dar rédito, pero es provisorio y finalmente es un problema. Forma parte de la sociedad machista antigua, que empezó a morir en los 50. A partir de entonces, la sociedad occidental se hizo femenina.
- ¿Confrontar es machista?
-Si, claro, tiene que ver con la pelea de los machos alfa, que se disputaban la hegemonía a mordiscos. Eso sucedió desde nuestros antepasados, los homínidos, hasta que la mujer y sus valores se incorporaron al mundo público. Desde entonces, muchos valores machistas se vienen derrumbando. Y si antes era prestigioso ser cazador; hoy es prestigioso ser ecologista. Si antes era muy macho un niño que golpeaba a todos los demás, hoy, cuando golpea al segundo niño, va al psicólogo.
- Pero mire que a nuestro presidente no le está yendo nada mal como macho alfa...
-Porque estamos en la transición, y todavía hay machos alfa que tienen éxito. Pero si se asoma otro, con una propuesta muy positiva, muy moderna, va a empezar a empatar con los nuevos electores. Sobre todo, con las mujeres y los jóvenes.
- Entonces, usted le aconseja a Macri que no ataque al Gobierno.
-En principio, sí. Gana el candidato que más soluciona los problemas de la gente, no el que más muerde a los otros machos alfa. Además, estamos ante un presidente con una enorme popularidad y que, encima, es buen comunicador. La gente piensa: ¿odia al tipo que a mí me cae bien? No es una buena idea: puede generar un efecto adverso.
- Caramba, ¿y qué piensa hacer, entonces, con Macri, en semejante contexto?
-(Pensativo) Esa es la pregunta del millón Yo creo que Macri tiene un espacio importante, pero a la vez, en el 2007, enfrentará un gran desafío, porque Kirchner tiene altísimas posibilidades de ser reelegido. Claro que en política nada está firmado nunca. En Ecuador, Correa ya estaba gobernando, y salió segundo (NdR: en Ecuador está pendiente el ballotage).
- La oposición está debatiendo si se une o no en 2007. Macri es partidario de no amontonarse, ¿usted qué le aconseja al respecto?
-Antes, quiero aclarar que yo no tengo la misma ideología que Macri, ni siempre comparto la forma de pensar de mis clientes. Con Mauricio coincidimos en algunas cosas y en otras, no. En este caso, coincidimos. Si lo que articula a un montón de políticos es fastidiar a Kirchner, no es una buena propuesta. Sobre todo porque a la mayoría no le interesa destruir a su presidente, y menos a éste. El eje siempre es que la gente sienta que los gobernantes pueden servirles. Ahora, si se forma una coalición coherente, de personas que tienen una propuesta capaz de ofrecer muy buenas soluciones, bueno, eso va a tener sentido.
- Usted antes decía que Kirchner es un buen comunicador, ¿por qué?
-Bueno, por ejemplo, cuando pagó la deuda con el Fondo, desde el punto de vista de los economistas puede ser discutible, pero para el ciudadano común de América latina, que es la inmensa mayoría, la Argentina pagó toda su deuda externa, cosa que no es cierta, pero no importa: como imagen del Gobierno, es buenísima.
- O sea que lo importante, según los asesores de imagen, no es lo que pasa realmente sino lo que parece que pasa.
-A ver El buen funcionamiento de la economía no produce, automáticamente, réditos políticos. Fíjese el caso de Alejandro Toledo, en Perú: la economía peruana creció espectacularmente durante su presidencia y, sin embargo, fue uno de los presidentes más impopulares. ¿Por qué? Porque no sabía comunicarlo y llegó al récord de tener sólo el siete por ciento de aceptación popular.
* * *
Es amigo y fue asesor del ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus, "uno de los comunicadores políticos más espectaculares de los últimos tiempos", según Durán. Mockus posó totalmente desnudo, sentado sobre una piedra como "El Pensador" de Rodin, para su foto oficial de la muy conservadora capital colombiana.
- No me diga que se viene Macri posando desnudo para la campaña de 2007.
-(Se ríe a carcajadas) No; no. Cada cual con su estilo. Creo que a Macri le viene bien ser Macri.
- ¿Y cuánto le paga por su trabajo?
-Con Mauricio somos amigos, no hay, digamos, una relación contractual.
- No esperará que creamos que trabaja gratis para Macri, ¿o sí?
-Es que no es un acuerdo convencional Mauricio me paga los viajes, los hoteles
- Bueno, ya que no nos quiere contar, lo llevo a un plano más general, ¿cuánto cuesta una campaña electoral para un asesor de su nivel?
-De cero a un millón de dólares.
- Ahora, Durán, este abordaje de las campañas, ¿no convierte a la politica en un mero show mediático, sin contenido?
-¿Y por qué la política tiene que ser un entierro?
- Un entierro, no, pero de ahí a entronizar la imagen a costa del contenido hay una gran distancia.
-En nuestra profesión tratamos de comunicarnos con los electores comunes. En las campañas, el votante que más nos interesa es el menos instruido. Una persona que lee el editorial de LA NACION no nos interesa para nada porque ya está decidido.
- A esos no los define que Macri salte un bache.
-No; ni que Kirchner haga una gran propuesta: son los votos duros; el electorado informado, que no es más que el diez por ciento en América latina.
- ¿Y el resto? ¿Qué mueve a votar a la mayoría?
-Imágenes y sentimientos; no vota con su cabeza. Aunque, ojo, tampoco los intelectuales, ni los informados, votan con su cabeza. No existen las decisiones frías, racionales. En la política hay sentimientos muy fuertes en juego. Cuando un socialista y un capitalista discutían no decidían qué es mejor en base a libros; discutían fe. Uno primero es católico y después se entera en qué hay que creer para serlo. En las generaciones pasadas, un gorila nunca veía bien a un peronista y viceversa. La gente ha votado por amor a Péron.
- Pero no votaría por amor a Macri, ¿o sí?
-No crea; Macri, a favor o en contra, genera pasiones. Hay gente que detesta a Macri y hay otra a la que le fascina: es un candidato que polariza. Y Boca lo ayuda mucho para eso.
- ¿Es bueno que polarice?
-Claro que sí. El drama sería que no generara reacciones ni a favor ni en contra. En ese caso, tendría las mismas chances de ser presidente que mi abuelita.
- ¿Usted le aconseja que se presente en la ciudad o a nivel nacional?
-Esa es una decisión muy de él. Creo que son dos caminos igualmente posibles.
- En el caso de que Macri ganara en la ciudad, ¿no sería complicado gestionar con un gobierno nacional en contra, que además intentaría, a toda costa, frenar la aparición de un polo opositor?
-En ese caso, Kirchner también saldría dañado. Es más, estoy seguro de que, si hiciéramos la pregunta, la mayoría querría que Macri y Kirchner fueran aliados para que resolvieran los problemas de la gente. Al ciudadano común, cualquier otra cosa, le resulta muy secundaria.