Ivan Meštrovic, un gran artista del siglo XX
Hace unos días murió en Buenos Aires Maritza Meštrovic, hija del gran escultor croata Ivan Meštrovic (1883-1962), uno de los más prominentes artistas del siglo XX. Hijo de campesinos muy pobres, Ivan nació en Otavice, pequeño pueblo de la costa dálmata que en aquel entonces pertenecía al Imperio Austro-Húngaro. Desde 1906 fue miembro de la Secesión Vienesa. A partir de 1915 realizó exposiciones individuales en Londres, Nueva York, Buffalo, Detroit, Chicago, Filadelfia, entre otras ciudades de Europa, Canadá y Estados Unidos. En 1947 fue la primera persona viva que realizó una exposición individual en el Museo Metropolitano de Nueva York. Mantuvo una relación muy estrecha con Auguste Rodin, de quien fue discípulo, a pesar de que cuando el francés lo conoció consideró que no tenía nada que enseñarle, pues a pesar de su juventud ya era un extraordinario escultor. Vivió varios años en París, donde creó cerca de cincuenta monumentos en el transcurso de dos años (1908-1910). El tema de la Batalla de Kosovo de los serbios es una de sus obras más famosas, así como el Monumento París Kosovo. Luego regresó a Yugoslavia, donde se estableció como escultor. La Primera Guerra Mundial marcó un paréntesis en su carrera, durante el cual viajó por Francia, Italia, Suiza e Inglaterra; a su vuelta a Yugoslavia, le fue encomendada la presidencia de la Academia de Zagreb.
En 2008 la editorial Stacey de Inglaterra publicó Ivan Meštrovic-The Making of a Master, biografía escrita por Maritza. Relata que en varias ocasiones escuchó a su padre decir que todo lo que le pedía a Dios era que le permitiese trabajar hasta el final. Su primera esposa, Ruza Klein, fue una suerte de musa con la que no pudo tener hijos. Continuó casado con ella, luego de comenzar una convivencia con quien sería la madre de sus cuatro hijos, Olga, bioquímica, cuyo aspecto recordaba las esculturas del propio Ivan. Los Meštrovic debieron escaparse perseguidos por Ante Pavelic.
Además de su faceta artística, cabe destacar la dimensión política de su trayectoria. Fue relevante el papel que jugó en el Comité Yugoslavo, creado en Roma con la llegada de cientos de emigrantes provenientes de las provincias eslavas del imperio de los Habsburgo. Al principio de la Segunda Guerra Mundial fue prisionero de la Gestapo (1941-1942), por su determinada posición antinazi.
Meštrovic, en 1947, fue designado profesor de Bellas Artes en la Universidad de Syracuse, Nueva York, y desde 1955 hasta su muerte dictó la misma cátedra en la Universidad de Notre Dame, South Bend. Recibió numerosas condecoraciones y distinciones internacionales: Gran Oficial de la Legión de Honor de Francia; miembro honorario y corresponsal de varias academias, universidades e institutos de Bellas Artes en Europa y EE.UU. En Croacia es considerado genio y gloria de la nación. En 1952, Meštrovic donó a los croatas la mayoría de sus obras, de sus instalaciones y edificios en Zagreb y Split, y la Iglesia del Santísimo Redentor en Otavice (donde más tarde fue enterrado, como era su deseo). Sobre la base de esa donación fue creada en 1991 la Fundación Ivan Meštrovic. Murió el 16 de enero de 1962.
Es curioso que no sea conocido en nuestro país a pesar de que su hija vivió gran parte de su vida en la Argentina, donde nacieron sus cuatro hijos. Acá vive Marco Pelicaric, destacado educador y escritor, y hasta hace poco, su nieta Sissi Krstolovic.
Que esta escueta introducción sirva de disparador para la difusión de tan impresionante genio y figura.