Israel en las palabras de Borges
“Solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente”, canta León Gieco, palabras muy apropiadas en estos momentos en que estamos angustiados todos los que valoramos la paz. En estos días vemos manifestaciones en las que se reivindican los justos derechos de los refugiados palestinos y simultáneamente se deslegitima el derecho de Israel a existir, todo ello unido a una escalada feroz del antisemitismo y el olvido del derecho a retornar a sus hogares de los rehenes secuestrados por el grupo terrorista Hamas.
Hay que recordar que Israel también es un país formado por refugiados: los de la barbarie nazi y los expulsados de los países árabes. Un detalle, en 75 años ha producido 13 premios Nobel. Este es un momento oportuno para reflexionar sobre lo que significa Israel en la cultura universal, a través de las palabras de Borges. En un reportaje señalaba: “Uno no puede imaginarse el mundo, uno no puede imaginarse la historia sin Israel. Sin Israel la historia sería distinta… Israel no solo es una idea necesaria para la civilización, es una idea indispensable. No podemos imaginar la cultura sin Israel”. Cabe recordar la valerosa actitud que tomó, hace poco más de medio siglo, durante la Guerra de los Seis Días, en una situación de peligro inminente para Israel. Los ejércitos de tres estados árabes se habían concentrado con amenazas tales como “vamos a echar a los judíos al mar”.
Cuando estalló la guerra, el 5 de junio de 1967, Borges confesó que la situación lo angustió profundamente, por lo que tomó una actitud valiente. En efecto, en la mañana del 7, cuando todavía no se vislumbraba el triunfo de Israel, Borges se presentó en la biblioteca de la Sociedad Hebraica Argentina –según lo comenta Bernardo Ezequiel Koremblit– “diciendo por todo saludo al entrar en el cuarto ‘¡Viva la patria!’... Vengo a pedir la hospitalidad de la revista Davar para un poema llamado ‘A Israel’”. Borges ya estaba ciego, todo lo que creaba lo tenía guardado en su pensamiento. A partir de ese momento conectaron el grabador y “con la voz emocionada, resistiéndose a sentarse, rechazando el café, comenzó a decir los estremecedores endecasílabos del célebre soneto” que finaliza así: “Salve, Israel, que guardas la muralla/ De Dios, en la pasión de tu batalla”.
Aquí no terminó la historia. Cuando finalizó la guerra, Borges se acercó a la casa de Koremblit para “pedirle” que publicara un nuevo poema llamado “Israel”, cuyos versos finales son los siguientes: “Un hombre lapidado, incendiado/ y ahogado en cámaras letales, /un hombre que se obstina en ser inmortal / y que ahora ha vuelto a la batalla, / a la violenta luz de la victoria, / hermoso como un león al mediodía”.
Para finalizar, recordemos los últimos versos del poema “Israel, 1969″ que hoy tienen plena vigencia: “Serás un israelí, serás un soldado. /Edificarás la patria con ciénagas; la levantarás con desiertos. / Trabajará contigo tu hermano, cuya cara no has visto nunca. / Una cosa te prometemos:/ tu puesto en la batalla”. María Kodama luego recordó la pasión del gran escritor: “Lo que Borges escribió sobre Israel provoca una emoción casi física, que debe sentirse como la cercanía del mar o el amor de una mujer”. Borges era un gran pacifista. Si hubiera vivido en esta época, seguramente habría expresado, en este momento doloroso, un profundo deseo de paz entre árabes e israelíes. ¡Shalom! ¡Salam!
Presidente del Cidicsef