Invertir en educación, pero bien: becas para carreras prioritarias en CABA
Aun en las complejas condiciones macroeconómicas actuales, la Argentina necesita formar personas en diferentes especialidades para desarrollarse. En todas las provincias hay carencia de ciertos perfiles, tanto en el sector productivo o de servicios, como en el sistema educativo. Mientras ciertas carreras técnicas y de formación docente están ya muy cubiertas, en otras hay fuertes vacancias. Es imperioso planificar mejor la oferta y propiciar la elección y conclusión de los estudios en las carreras prioritarias para cada contexto.
Esta situación se replica en la CABA, donde hay escasez de docentes en inglés, matemática, física, química o biología. Estos cargos se cubren con estudiantes de profesorado, técnicos o profesionales sin titulación docente. Muchas veces no se cubren, por lo que los alumnos se quedan sin docentes, perdiendo tiempo de clase. En la formación técnica faltan egresados de carreras como programación, tecnología y sistemas, energías renovables, gastronomía o cuidado de los adultos mayores.
La Ley de becas para estudios de carreras estratégicas de educación superior no universitaria, sancionada la semana pasada con autoría de Manuela Thourte (presidenta de la Comisión de Educación de la legislatura porteña por el Espacio UCR-Evolución), crea una línea de becas para estimular la elección y conclusión de las carreras con mayor vacancia.
Otorgada a partir de una evaluación que prioriza a los estudiantes más vulnerables, la beca representa un 15% del salario bruto inicial de un docente de nivel primario de jornada completa, hoy $34.200 mensuales, con un aumento del 10% por año estudio. Como directora del Instituto Nacional de Formación Docente en 2017 lancé un modelo semejante, las becas “Compromiso Docente”. Ambos modelos contrastan con las becas Progresar del Ministerio de Educación de la Nación, el tercer “paquete” de inversión luego de las universidades y del Fonid: $7400 mensuales para 1.700.000 estudiantes, de los cuales un 20% asiste a institutos de educación superior y un 22% a universidades. Poco para muchos, sin orientación a las carreras más necesarias, en plena crisis económica y con la mitad de la población bajo la línea de la pobreza. Incluso se ha presentado en el Congreso Nacional un proyecto para cristalizar las becas Progresar, sin control de incompatibilidades con otros beneficios y dejando abierta la posibilidad de que el Ministerio de Educación deje de estar a cargo de ellas.
Se suele plantear que la educación necesita más recursos. Hoy el país invierte 5,2% del PBI, un nivel semejante a Chile y Uruguay, pero según la evaluación de PISA los estudiantes argentinos de 15 años están a un año de aprendizajes de los chilenos y a medio año de los uruguayos. La CABA necesita más y mejores profesionales en ciertas orientaciones. Para eso es crucial priorizar carreras, comunicarlas a la sociedad, estimular vocaciones, ofrecer montos interesantes, y exigir requisitos de otorgamiento y renovación. No sólo importa cuánto se invierte, sino en qué y cómo.
Doctora en Sociología de la Educación de la École des Hautes Etudes en Sciencies Sociales (EHESS)-Francia, Fundación Argentina Porvenir