La “cocina” de un libro en la intimidad de Macri
Corrían los primeros meses del año cuando Mauricio Macri decidió hacer un experimento. Arrancó una de sus clases en la Universidad de Florida, en los Estados Unidos, con un relato pormenorizado sobre el momento más traumático de su vida: las doce noches que estuvo cautivo en un sótano en Boedo. Se sintió aliviado apenas terminó la catarsis frente a los alumnos. Poco después, le propuso a Pablo Avelluto, a quien había convocado para ordenar apuntes con observaciones e ideas sueltas sobre poder y liderazgo, bocetar un nuevo texto de memorias que arrancara con una crónica detallada de los últimos días del secuestro. A Macri le pareció disruptivo iniciar el libro con aquel episodio de agosto de 1991, sobre todo, porque fue un punto de inflexión en su trayectoria. Tras su liberación, decidió emanciparse de su padre, Franco, e iniciar su carrera en Boca. Ese día, dice el expresidente, halló su ambición política. Su “para qué”.
Macri y Avelluto mantuvieron decenas de encuentros para avanzar con el borrador. El fundador de Pro se mostró hiperactivo durante el proceso: lo atosigaba a su exsecretario de Cultura para acelerar el proyecto y recopilar datos y anécdotas. Desde que volvió al llano, el exmandatario -solo cumple funciones en la Fundación FIFA- tiene más tiempo para dedicar a sus memorias -ya prepara un libro sobre su padre, que podría publicar en pleno año electoral- y a las reuniones políticas. A lo largo de varios meses, Macri y Avelluto trabajaron en tándem. Gabriel Sánchez Zinny y Eduardo Braun aportaron reflexiones sobre liderazgo y colaboraron en la recolección de datos. Y Hernán Iglesias Illa hizo una lectura final del borrador.
Sin embargo, Avelluto se convirtió en una suerte de alter ego de Macri. Ambos coordinaban la agenda para hacer reuniones a solas o vía Zoom y escribir las conclusiones. En ocasiones, el expresidente le enviaba mensajes de audio o chats con frases sueltas. Incluso a la hora de abordar el relato del secuestro fue muy “puntilloso” para describir las escenas en el sótano.
La idea de trabajar en una secuela de Primer Tiempo, que publicó en marzo de 2021 y se convirtió en best seller, como Sinceramente, el libro de Cristina Kirchner, fue del propio Macri. Originalmente, quería recopilar sus archivos y experiencias como político y en el mundillo empresarial, ya que tenía apuntes de sus clases sobre liderazgo o su participación en foros del exterior. Pero, a medida que avanzaron con el proyecto, Macri y Avelluto decidieron poner un mayor énfasis en los aspectos personales -su trayectoria como empresario, su experiencia en Boca, sus mandatos como jefe de gobierno porteño y su paso por la presidencia de la Nación- que a los consejos de management. De hecho, sus anécdotas sobre su gestión en Boca y las apelaciones a las terminologías futboleras son, tal vez, el eje central de Para Qué.
En ese recorrido político y personal, Macri relata que lloró en su casa tras perder el ballottage porteño con Aníbal Ibarra y que fue Héctor “Bambino” Veira quien lo llamó para alentarlo a que siguiera en política. O recuerda sus consejos tácticos a Carlos Bianchi para ganar partidos trascendentales.
Con el lanzamiento de Para Qué, que presentará mañana en La Rural, Macri activó la maquinaria de marketing político sin decir si pretende volver al poder. Está claro que busca dar un nuevo golpe de efecto. Mientras juega al misterio sobre su futuro, una indefinición que mantiene en vilo a Horacio Rodríguez Larreta, a Patricia Bullirch y al resto de los presidenciables de JxC, juega al gran elector.
Al tiempo que se mira en el espejo con su padre -que sobrevuela el libro-, quiso ser ecuánime a la hora de describir los atributos de sus herederos en Pro: Bullrich, Larreta y María Eugenia Vidal. “No quería inclinar la cancha a favor de nadie”, dicen en su entorno. Él repite que disfruta el rol de “mentor”, equidistante de las internas. Se siente el guardián del “cambio” en la oposición. Por eso, se divierte cuando se pone en el lugar de un outsider que interpela a la clase dirigente.
Fue Avelluto quien le recomendó hablar sobre el futuro para evitar que el libro fuera interpretado como las memorias de un expresidente que sale de escena. Así, definieron agregar el capítulo más polémico, en el que habla de hacer una “reducción drástica” del gasto público y eliminar empresas públicas. Sus socios en JxC creen que pretende condicionar su apoyo y marcarles la cancha a sus eventuales herederos.
Macri se río cuando se enteró que Alberto Fernández, en medio de un acto oficial en Cañuelas en el Día de la Lealtad, había leído fragmentos de su nuevo libro, en los que avizora que el próximo gobierno tendrá un mayor crédito político para avanzar con reformas de fondo y “terminar de inmediato con las legislaciones obsoletas en materia laboral, sindical, previsional y fiscal” en el amanecer de la gestión. “Es lo que pienso”, deslizó el fundador de Pro ante sus colaboradores.
Es que Macri está convencido de que esta vez el olfato no le falla: considera que logró reconectarse con la sociedad y que la Argentina se encamina hacia un cambio profundo por el “resurgimiento de las ideas liberales”.
Con un papel cada vez más protagónico, avanza con su cruzada ideológica para tallar la nueva fisonomía del espacio opositor. Cree que en 2015 Cambiemos no tuvo tiempo para discutir su identidad y que ahora el mandato es otro: alterar el statu quo. “El populismo light no es una opción”, evangeliza.
Si bien mantiene la incógnita sobre 2023, su nuevo libro es más que una recapitulación de su experiencia personal en las altas esferas del poder o una catarsis sobre los déficits de su gestión nacional. En Para qué Macri ratifica que está lejos del retiro y que pretende ser protagonista del futuro. Deja en claro que todavía puede entrar a la cancha a “jugar”.