Inteligencia artificial y creatividad
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Estamos ante a un cambio de época con grandes transformaciones en la forma de trabajar, la agricultura, el transporte, la medicina, los bienes de consumo, las finanzas, las comunicaciones, el entretenimiento y casi todas las áreas del quehacer humano. Ocurre porque se combinaron habilidades organizativas con la imaginación y la capacidad de ver y crear cosas que nunca habían existido.
La creatividad y la innovación siempre fueron dos de los rasgos más extraordinarios que nos diferenciaron de otras especies y es a partir de ellos evolucionamos permanentemente, resolviendo la mayoría de los problemas que enfrentamos a diario. Solo un 4% de la población mundial es naturalmente creativa, pero si el innovador es el que hace viable una buena idea, entonces casi todos (con algún esfuerzo) podemos ser más innovadores. Por eso habría que hablar de “creativación” para integrar ambos términos en una perspectiva más actualizada de las dos ideas.
Las neurociencias nos enseñan que estos son procesos de búsqueda y combinación de información que el cerebro ya tiene registrada en la memoria. Para que una innovación exista hay que combinar los problemas con las soluciones. Se puede empezar con un problema y resolverlo, o partir de una solución y tratar de buscar nuevos problemas. Empezamos con un conocimiento específico y lo conectamos con otro para crear algo nuevo y diferente de lo que ya sabemos. Si bien todos podemos desarrollar muchas actividades por el conocimiento que hemos adquirido a través del aprendizaje y la experiencia (frente a la novedad siempre intentamos ver primero a qué se parece de lo que conocemos), es en la interacción de saberes y la elaboración de nuevas hipótesis donde surge la creativación. Sin ellas no existirían el arte, la poesía, los avances tecnológicos ni incluso internet.
Pero frente a los extraordinarios avances de la inteligencia artificial (IA) nos preguntamos si esta, que es una capacidad tan humana, podrían tenerla también las máquinas. Si bien el tema es muy polémico, algo parecido es lo que hacen los algoritmos que trabajan con “redes generativas antagónicas”. Meses atrás, profesores de Harvard presentaron en una publicación, Imagination Machine, varias experiencias de algoritmos de IA que han compuesto música, inventado cuentos, notas periodísticas, pinturas y hasta deportes nuevos.
Si bien en nuestra capacidad de imaginar hay algunas características como el modelo mental causal, el motivo, la inspiración y los sentimientos, la informática está logrando avances notables con resultados que parecen productos creativos humanos. La frontera entre humanos y máquinas está cambiando, y deberíamos esperar que esto continúe. No quiere decir que las computadoras vayan a superar la creatividad humana en breve, pero se abren extraordinarias posibilidades de complementación para mejorar y potenciar nuestra creativación. El gran desafío no es saber qué puede pasar con estas tecnologías, sino qué queremos nosotros que pase. Es urgente que nos preguntemos: ¿soy consciente de lo que estos avances suponen en mi futuro?, ¿cómo podemos aprovecharlos para dinamizar la creativación en nuestras organizaciones?, ¿cómo incorporarlos al sistema educativo o a la política?, ¿cuáles son las formas en que la IA podría trabajar con nosotros y mejorar nuestra capacidad de imaginar?
Director de Innovación y Calidad en Educación del Espacio Excelencia y de la Maestría en Nuevas Tecnologías (UCCuyo)