La elusión y la evasión fiscal se complican con la llegada de la inteligencia artificial. Ante leyes impositivas cada vez más complejas, cuando se aprueba una norma nueva el impacto sobre el conjunto puede ser imprevisible. Esto genera consecuencias legales que van muchas veces en contra del objetivo tanto de legisladores como de contribuyentes.
El primer recurso es la elusión fiscal. Esta está en los resquicios o “loopholes” legales que la permiten: las empresas aprovechan esos espacios o flexibilidades en las normas para minimizar el impacto impositivo. Cabe recordar que esta técnica es legal y se hace abiertamente.
Así, el ordenamiento impositivo es hoy un desigualador económico, ya que pone a quienes tienen presupuesto en ventaja para eludir y abandona a quienes no tienen los recursos al peso completo de la carga. Esto implica que las organizaciones de menos recursos terminan cubriendo parte de la cuenta de quienes gozan de mayores beneficios.
Entre tanto, las empresas eludieron $312 mil millones de dólares en el mundo en 2021, según Tax Justice Network, una ONG.
La inteligencia artificial tiene el potencial de bajar esa cifra hacia la insignificancia, ya que tendrá un papel preponderante en la revisión de leyes. Así, evaluará en instantes cómo una nueva norma impacta en las ya existentes -y al mismo tiempo calculará los resultados recaudatorios para el estado.
Cuando se deben armonizar normas de distinta jerarquía, alcance y antigüedad es donde la inteligencia humana demora mucho tiempo para entender el impacto recaudatorio final de una reforma.
Una vez identificados los resquicios de elusión, estos pueden ser enmendados para asegurar una recaudación más precisa. El resultado será que el tortuoso proceso normativo y la constante caza de elusores impositivos pasará a hacerse en segundos, no meses o años.
Este próximo paso de la inteligencia artificial como “analista” será un “superpoder” para las autoridades y, bien usado, también una fuerza para igualar a los contribuyentes.
Por otra parte, está la evasión, la práctica ilegal de fraguar números para no pagar impuestos. Para estos, ya hay varias agencias de recaudación del mundo que utilizan sistemas avanzados para rastrear e identificar posibles violadores. Allí, las autoridades fiscales recurren a la inteligencia artificial para analizar la coherencia entre los ingresos y gastos reportados.
Singapur, Malta, Italia y Canadá están entre los que implementaron sistemas fiscales inteligentes, marcando el camino hacia el futuro. Estas agencias recaudadoras ahora tienen poder infinito para auditar al 100% de los contribuyentes; antes, faltaban auditores y ahora el control está automatizado -con el potencial de ser total. La inteligencia artificial puede realizar un millón de auditorías, sin necesidad de contar con un staff enorme -e impagable- de especialistas.
Desde el punto de vista del estado, el uso de estas tecnologías para redactar normas y controlar el pago será un primer paso en el cumplimiento impositivo en niveles nunca vistos.
Por otra parte, el uso de inteligencia artificial en tributación también aliviará la carga sobre los juzgados. Con pruebas irrefutables proporcionadas por algoritmos de los casos tributarios estos se resolverán con rapidez y precisión.
Con la inteligencia artificial la recaudación será más eficiente y eso la hará más justa y transparente para todos los agentes económicos. Si todos pagan lo que deben, junto con un liderazgo responsable, se podrían reducir impuestos sin afectar las prestaciones estatales.
La lucha contra la evasión será un tema del pasado en la medida en que este “armamento” sea empleado con razonabilidad. Los electorados deben ser conscientes de que el estado debe controlar su impulso hacia el gasto, al tiempo que se reduce la carga total beneficiando equitativamente a todos, y no sólo a aquellos con espalda para eludir o sin escrúpulos como para evadir.
En suma, la tecnología puede ayudar a construir una sociedad en la que la evasión sea una opción obsoleta y la elusión, simplemente, una ilusión. Las cosas como son.
Analista internacional y autor de Desilusionismo