Inmigrantes y nativos sociales
En 2005 el magnate de los medios Rupert Murdoch dio un memorable discurso en la Asociación Americana de Editores de Diarios. Utilizó por primera vez frente a la industria la denominación “nativos digitales” para referirse a aquellos que habían nacido conectados a Internet, y por contraposición, para llamarse a sí mismo y a otros en su condición, inmigrantes. Dijo: “Como muchos de ustedes en esta sala, yo soy un inmigrante digital”.
Murdoch no era el autor de la metáfora pero la hizo famosa. Esa idea la había inventado en 2001 el escritor y especialista en educación Marc Prensky en un artículo académico titulado “Nativos digitales, inmigrantes digitales”, en el que expresaba el fracaso de los educadores para conectarse con los intereses de sus alumnos. Con el tiempo, el término “nativos digitales” se volvió un lugar común en todos los ámbitos y se lo empezó a utilizar como si se tratara de un corte demográfico para explicar casi todo.
Como sucede con las metáforas, la repetición fue quitándole fuerza, hasta que se agotó. Hoy su lugar lo ocupa en el lenguaje el término “millennials”, que identifica a un amplio grupo de personas nacidas entre 1980 y principios de 2000 a las que se atribuye rasgos comunes: una relación más estrecha y fluida con la tecnología, nuevos hábitos de consumo, conductas lábiles en el trabajo y en el estudio, nuevas formas de relacionarse. El término se ha convertido en el talismán para entender el incremento o caída de las ventas de productos, las victorias y las derrotas en las elecciones o las fluctuaciones en la cultura.
Sin embargo, entre una persona nacida en 1980 –que tiene ahora 36 años– y una nacida en el año 2000 –de 16 años–, ambas demográficamente millennials, hay una amplísima diferencia de cultura tecnológica. Mientras para los que nacieron entre 1980 y 1990 la Web fue una plataforma fundamental, donde crearon sus primeros e-mails, accedieron a contenidos globales y compartieron sus ideas, para los nacidos después del año 2000 la Web es casi irrelevante. Ellos, los de 16 años o menos, podrían pertenecer a otra categoría que hace sentir su influencia: son “nativos sociales”, personas para quienes Internet es principalmente una conexión a sus redes sociales donde expanden su identidad, y la Web un mero depósito de contenido al que van para encontrar algo específico, como se buscan cosas en un cajón. Para los nativos sociales, la Web es tan ajena como lo son la televisión, la radio o los medios de papel.
Estas distancias culturales también son visibles en los medios de comunicación, casi todos inmigrantes digitales adaptados a la Web, y muy pocos medios auténticamente sociales. Para la idiosincrasia más íntima de los medios, las redes sociales siguen siendo la capa periférica que rodea a la Web, que es para ellos lo importante.
Los medios han vuelto a quedar retrasados ante la velocidad del cambio. Pronto, en alguna parte del mundo, otro Murdoch deberá dar un discurso para reconocer el desacople que llevan con una generación culturalmente distinta. Empezará diciendo: “Como muchos en esta sala, yo soy un inmigrante social...”.