Ingreso per cápita, educación y salud
Mucho se dice acerca de las desigualdades de género en el campo educativo. Veamos si efectivamente existen tales diferencias entre los distintos géneros en el acceso al sistema educativo. Tomando como fuentes el informe sobre Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Encuesta Permanente de Hogares del tercer trimestre 2022 –Indec–, y a partir de una elaboración propia sobre la base de esos datos, sacamos algunas conclusiones que ponen luz sobre la situación de mujeres y varones en distintos aspectos educativos.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) construye el Índice de Desarrollo Humano sobre la base de tres dimensiones: ingreso, educación y salud. La primera se calcula a partir del ingreso per cápita, mientras que la salud está relacionada con la esperanza de vida al nacer. La dimensión vinculada con la educación contempla: los “años esperados de escolaridad” (el número de años de escolaridad que puede esperar recibir un niño en edad de comenzar la escuela si los patrones vigentes de las tasas de matriculación por edad se mantienen a lo largo de su vida) y los “años promedio de escolaridad” (el número promedio de años de educación recibidos por las personas de 25 años o más, calculado a partir de los niveles de logros educativos utilizando la duración oficial de cada nivel).
Al estudiar el Índice de Desarrollo Humano (IDH) comprobamos que la Argentina ocupa el puesto 47°, con 0,842 puntos, ubicándose segunda en la región, detrás de Chile, en el lugar 42° (IDH: 0,855), y por delante de Uruguay, con un IDH de 0,809, en la posición 58a, y de Brasil, en el puesto 87°, con un IDH de 0,754.
El PNUD informa todos los años el Índice de Desarrollo Humano de Género (IDHG), que establece una relación entre el IDH para mujeres y para hombres. En la Argentina ese guarismo está muy cerca de 1 (0,997), lo que indicaría casi una paridad de género. Ese indicador supera a los de Brasil (0,994) y Chile (0,967). Pero ¿es verdad esto? ¿Contamos con un nivel de desarrollo igual para hombres y mujeres? ¿A qué se deben estos valores?
Si analizamos las distintas dimensiones que componen el IDHG, podemos encontrar situaciones muy distintas. Al observar el ingreso per cápita vemos valores muy superiores en hombres (US$26.376) que en mujeres (US$15.581); sin embargo, las otras dos dimensiones (salud y educación) nos muestran la situación inversa, es decir, las mujeres aventajan a los hombres. En el caso de la esperanza de vida, al nacer ellas superan a los varones en más de 6 años de vida (78,6 años frente a 72,2 años). Con respecto a los “años esperados de escolaridad”, las mujeres argentinas esperan tener 19,2 años mientras que los varones solo 16,6 años. Esa diferencia de más de 2,5 años no se da en Brasil, Chile o Uruguay. Si consideramos los “años promedio de escolaridad”, las mujeres superan a los varones, ya que su promedio es de 11,4 años, contra los 10,9 años de ellos. En ninguno de los otros países que analizamos ese índice superó los 11 años para las mujeres. De acuerdo con las Naciones Unidas, las mujeres argentinas cuentan con un mayor acceso a la educación que los hombres.
Para verificar esta información estudiamos la Encuesta Permanente de Hogares del tercer trimestre 2022 (Indec) y analizamos el máximo nivel educativo cursado o en curso en jóvenes que participan en el sistema educativo. Al observar la composición del alumnado entre 15 y 18 años, comprobamos que existe una diferencia porcentual del 2% en favor de los hombres (51% versus 49%). De esa población, un 98,9% de los hombres y un 98,6% de las mujeres están cursando el nivel secundario o superior. Sin embrago, ellas superan a los hombres cuando se calcula el porcentaje de cada grupo cursando el nivel superior con una diferencia de más del 1% (8,2% contra el 7,1%).
Al analizar estos indicadores para el grupo etario entre 19 y 25 años verificamos una clara diferencia a favor de las mujeres, ya que la distribución de los escolarizados es 55,4% para ellas y solo 44,6% para ellos. Ese contraste se debe fundamentalmente a que las mujeres cursaron o están cursando sus estudios superiores en un 88%, en tanto los varones apenas lo hacen en un 81,1%.
Al examinar el máximo nivel educativo cursado en personas que no participan en el sistema educativo pudimos encontrar que existe una marcada ventaja a favor de las mujeres en relación con quienes han completado o cursado estudios superiores, puesto que ellas lo logran en un 31% de su grupo, mientras que los varones solo alcanzan el 25%. Esa diferencia queda diluida cuando se toman en cuenta tanto los estudios secundarios como superiores, ya que allí la relación es 72% versus 71% en favor de las mujeres.
Todos estos datos parecieran reflejar que en la Argentina la paridad de géneros está muy cerca de lograrse si solo consideráramos el Índice de Desarrollo Humano de Género tan próximo a uno. Sin embargo, a pesar de que las mujeres tienen más acceso al sistema educativo y una mejor formación, lamentablemente eso no se ve reflejado en los ingresos que obtienen en su vida laboral y profesional, que es una cuestión fundamental a trabajar con el fin de generar mayor equidad en nuestra sociedad.