¿Industria diversificada o industria compleja?
¿Qué condiciones tienen que darse para que un país pueda diversificarse industrialmente? Imaginemos un país que es eficiente para producir mesas básicas de cocina. Para ello, nuestro país imaginario necesita ciertas capacidades o recursos: bancos que financien el capital necesario, obreros con ciertas aptitudes para manufacturarlas, empleados con capacidades administrativas básicas, etcétera. ¿Qué pasaría si nuestro país quisiera diversificarse? Si por ejemplo decidiera producir muebles de diseño el esfuerzo no sería demasiado grande: ya tendría casi todas las capacidades necesarias (carpinteros, pintores) y solo debería entrenar diseñadores. Ahora bien, si quisiera diversificarse hacia la fabricación de partes de aviones, sería más difícil: las aptitudes necesarias para fabricar mesas básicas difiere sustancialmente de aquellas que requiere la industria aeronáutica.
Saber a ciencia cierta cuáles son las capacidades o skills necesarios para fabricar cada uno de los productos del mundo es una tarea ciclópea. Sin embargo, podemos obtener una buena aproximación observando cuáles son los bienes que suelen fabricarse en simultáneo. Si tomamos nuestro ejemplo de las mesas y otros muebles, lo que vemos empíricamente es que en efecto la probabilidad de que un país, por ejemplo, exporte sillas dado que exporta mesas es muy alta, mientras que la probabilidad de que exporte material aeronáutico dado que exporta mesas es muy baja. El motivo parece obvio dada la exageración de nuestro ejemplo: la fabricación de mesas requiere evidentemente capacidades similares a la fabricación de sillas mientras que la fabricación de aviones precisa aptitudes muy diferentes. El razonamiento deja de ser tan evidente cuando lo que se analiza es todo el universo de productos posibles.
Desde el Center for International Development (CID) de la Universidad de Harvard, el economista Ricardo Hausmann (junto a co-autores del MIT) sistematizó estas relaciones para todos los bienes producidos mundialmente y de esta forma encontró indirectamente una respuesta a nuestro interrogante inicial. No sabemos el listado completo de inputs que se necesitan para fabricar cada producto, pero analizando el "mapa de productos" si sabemos cuáles requieren un set de inputs parecidos, y entonces cuál es el tipo de diversificación industrial más razonable para cada país en función de lo que ya produce.
El razonamiento tiene un corolario aun más interesante: cada vez que una determinada economía agrega una nueva capacidad (en nuestro caso, conocimientos de diseño) abre un abanico de nuevos productos que potencialmente podría fabricar. Con nuevos conocimientos de diseño nuestro país hipotético podría diversificarse hacia mesas de mejor calidad pero los diseñadores industriales también podrían utilizarse para fabricar textiles o partes de autos o bicicletas plegables. La diversificación, entonces, lejos de avanzar linealmente lo hace de una manera compleja en función de las capacidades que requiere la fabricación de cada producto y con las que cuenta cada país.
Economías diversificadas y economías complejas
Esta forma de ver a la industria nos permite ir un poco más allá y clasificar a los países según su complejidad industrial. ¿Que significa que un país sea industrialmente complejo? En pocas palabras, países complejos son aquellos que producen bienes complejos. Un bien complejo es aquel que está producido por países complejos. Siguiendo esta definición recursiva, un producto será usualmente más complejo si es producido por pocos países. Un país será más complejo cuantos más bienes "exclusivos" produzca. Relacionando la complejidad con los skills productivos, Japón produce una gama diversificada de productos (tiene ventaja comparativa revelada en 50% de los productos existentes a 8 dígitos de clasificación) y la mayoría de ellos requiere tantas capacidades que solo un grupo selecto de países puede hacerlo. Por el contrario, Indonesia produce una gama de productos igualmente diversificada pero los bienes que fabrica también son fabricados por muchos otros países. Las capacidades necesarias para producirlos no es tan exclusiva y por ende el país tiene un perfil industrial menos complejo.
En términos de nuestro ejemplo, podríamos decir que juntar un set de capacidades para producir mesas básicas es tan sencillo que la mayoría de los países del mundo las tienen. Ahora bien, reunir las capacidades para fabricar mesas de diseño parece algo más complicado y por eso son menos los países que son capaces de fabricarlas. Si extremamos el argumento, producir partes de aviones requiere aptitudes aun mas difíciles de encontrar y, por lo tanto, solo un puñado de países pueden hacerlas. La evidencia que presenta Hausmann junto a Cesar Hidalgo es que aquellos países que fabrican productos más complejos (y por ende, que cuentan con capacidades más "exclusivas") son los que terminan siendo más ricos. La diversificación industrial es importante, pero no cualquier tipo de diversificación.
Hacia una economía compleja
¿Cómo podemos utilizar este enfoque para pensar en políticas industriales para nuestro país? En términos de diversificación (proporción de bienes exportables en los que Argentina tiene ventaja comparativa revelada), Argentina es superada por aproximadamente 35% de la muestra. Cuando se utiliza el indicador de complejidad económica elaborado por Hausmann et al. califica aun peor, siendo superada por 42% de la muestra.
¿Por qué no hemos podido complejizar nuestro perfil productivo? Típicamente Argentina ha aplicado políticas industriales buscando agregar valor "verticalmente", en términos de cadenas de valor: si somos buenos haciendo trigo entonces lo razonable pareciera ser beneficiar a la industria harinera (posiblemente perjudicando a la producción del bien primario) para "agregar valor". Esta visión tiene cuando menos tres problemas básicos. En primer lugar, busca maximizar un concepto de "valor" que poco habla de la riqueza del país. ¿Quién dice que la harina de trigo es un bien más complejo que el grano? Aunque pueda sonar sorprendente, los datos indican que en realidad el grano de trigo es un bien más complejo que la harina de trigo: son pocos los países que exportan trigo a granel y suelen ser menos países y relativamente más ricos que los que exportan harina (USA, Canadá, Francia, Australia, Alemania versus Turquía, Kazakstán, Pakistán, etc.), lo cual sugiere que posiblemente el set de capacidades necesarias para hacer trigo sea mayor que aquel para hacer harina. Los datos pueden parecer contraintuitivos hasta que se piensa en las capacidades/industrias necesarias para plantar trigo: agro-químicos, biotecnología, metal-mecánica, logística, transporte de carga, capacidades administrativas, tecnología (agricultura de precisión, por ejemplo).
En segundo lugar, la visión de industrialización vertical no considera los costos de la diversificación. Asumir que producir harina de trigo es el paso progresivo natural (y por ende el menos costoso) luego de producir trigo es equivocado y puede incluso ser perjudicial. Los mayores productores de chocolate de exportación son países que no producen cacao y eso no es casual precisamente porque las aptitudes para producir chocolate son diametralmente diferentes a las necesarias para producir la materia prima, aun cuando ambos productos parezcan cercanos en su cadena de valor. Dicho de otra manera: para un país productor de cacao es mucho menos costoso diversificarse hacia otro cultivo primario que hacia la producción de chocolate, tal como para un país productor de mesas es mucho más fácil diversificarse hacia la fabricación de otros muebles que hacia la producción de aviones o de soja. ¿Por qué pensar, entonces, que el salto natural luego de producir cacao es fabricar chocolate sin tener en cuenta antes cuales son los skills que necesita cada producto?
Finalmente, la industrialización "vertical" ignora los efectos positivos derivados de la diversificación. Volviendo a nuestro ejemplo inicial, agregar "diseño" como capacidad al país que produce mesas básicas no solo le permite saltar hacia la producción de muebles más complejos, sino que abre un abanico de otros bienes que requieren capacidades similares. Un país que incorpora la capacidad de diseño como skill adicional posiblemente también sea eventualmente capaz de innovar en otros bienes industriales porque el diseño es una capacidad valiosa utilizada por muchas industrias y muy diversas. Tal vez los muebles de diseño en sí no sean un producto tan complejo pero tener buenos diseñadores sirva para abrir las puertas a fabricar otros bienes industriales mucho más exclusivos. Lo importante no son los muebles en sí, sino el nuevo conocimiento que agregamos a la economía. Nuevamente, basar la estrategia en un desarrollo productivo lineal puede ser no solo poco eficiente, sino equivocado.
Un ejemplo ilustrativo de industrialización no-lineal es el que el propio Hausmann frecuentemente menciona en sus clases: el caso de Finlandia. Un país nórdico con evidentes ventajas comparativas en ciertos bienes primarios - madera, particularmente - siguiendo un desarrollo lineal hubiera pasado de exportar madera básica a agregarle algún proceso (por ejemplo, muebles o papel básico) y en una etapa superior de desarrollo exportaría bienes manufacturados basados en productos derivados de la madera con aun mayor valor agregado: papel premium, por ejemplo. La historia muestra, en cambio, que mientras los finlandeses cortaban madera sus hachas quedaron obsoletas y entonces comenzaron a fabricar máquinas cortadoras. Los empresarios finlandeses notaron que existía una nueva capacidad en la economía: diseñar máquinas. Y entonces usaron esta nueva capacidad para fabricar otro tipo de bienes mecánicos. Esto les abrió las puertas para luego fabricar otros bienes electrónicos. Actualmente tienen Nokia. En nuestro caso, tal vez el paso conveniente luego de fabricar soja no sea procesarla y producir harina sino producir bienes agro-químicos que tal vez nos abran las puertas a generar otras industrias aun más complejas.
El arte de una política industrial moderna es balancear todos estos componentes: buscar cuáles son los productos cuyos requerimientos en términos de inputs no difieren sustancialmente de los que ya se tiene (buscar las "low-hanging fruits"), cuyo valor en términos de complejidad sea lo suficientemente alto y que permita abrir la mayor cantidad de puertas a otras industrias. El rol del Estado es identificar cuáles son las capacidades que faltan y que le permitirían a la economía diversificarse hacia bienes de mayor complejidad e incentivar su formación. La estructura industrial es mucho más compleja y menos lineal que lo que una matriz insumo-producto puede mostrar y, en consecuencia, una buena política industrial ya no debe pensarse únicamente en términos de cadenas de valor sino en términos de capacidades. Porque las materias primas se importan fácilmente, mientras que las aptitudes y el conocimiento se quedan en casa.
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Nicolás Ajzenman