Incendios en Corrientes, impericia manifiesta del gobierno nacional
Arde Corrientes, en un incesante fuego de impericia inaudita que desnuda hasta la exasperación a un gobierno nacional paralizado y sin rumbo en muchos planos.
Corrientes lleva 45 días prendiéndose fuego, con más de 800.000 hectáreas quemadas y una pérdida estimada de 26.000 millones de pesos para el sistema productivo de la provincia.
En estos procesos, la naturaleza jugó su parte, con los efectos devastadores del cambio climático manifestado en una sequía de más de 60 días, falta de lluvias, altísimas temperaturas que confirman ese cambio que nos pone en alerta.
Este tipo de situaciones extremas se sucederán con una frecuencia cada vez más acelerada.
Hoy hablar de sequía ya no explica todo el fenómeno, hablemos de calentamiento global. No alcanza con la ley de humedales (necesaria, pero no es excusa para no actuar).
El Código Penal no apaga incendios. El fuego no se prohíbe por ley.
Tres años de déficit hídrico, donde habitualmente hay un 40 % de la superficie con agua, ahora solo alcanza a menos del 10%. Entonces, no es un fenómeno extraordinario la bajante del Paraná.
Con políticas públicas efectivas, se pueden mitigar o extinguir los incendios. Por el contrario, una política pública errónea hace que los incendios se prolonguen causando daños irreparables, haciendo más crítica la amenaza de extinción de especies de la región, como el yaguareté o el aguará guazú.
Ver como se van entre las llamas las cenizas del arroz, la forestación, y los cítricos, mientras se escuchan los ayes del ganado y el dolor inmenso de los pobladores que pierden años de esfuerzo y trabajo, mientras Ministros del gobierno nacional pusieron su esfuerzo en culpar a los afectados y al gobierno local, dejan a la provincia en la certeza de la soledad sin razón a la que la somete la ineptitud de la gestión nacional.
Tanta desidia nos llena de amargura la boca de los argentinos que, aún así, saldremos adelante y superaremos las inclemencias del tiempo y la desidia del relato K, que no encuentra techo ni prudencia.
El Estado argentino hizo un aprendizaje: en 2017, el gobierno del presidente Macri decidió pasar a la órbita del Ministerio de Seguridad al Sistema Nacional del Manejo del Fuego (SNMF), previamente ubicado dentro del Ministerio de Ambiente. El objetivo de esta modificación responde a la necesidad de fortalecer la respuesta de forma integral ante incendios que afecten al ambiente, como así también a las poblaciones locales, y de articular su intervención con las autoridades jurisdiccionales y regionales, de acuerdo a la magnitud y a las características de los focos ígneos. El Ministerio de Seguridad está diseñado y preparado, técnica y humanamente, para lidiar con emergencias de esta índole.
A partir del traspaso, la Secretaría de Protección Civil del Ministerio de Seguridad creó sistemas y herramientas para la alerta temprana de incendios, género un centro de comando y control unificado para el combate del fuego y las emergencias en todo el territorio nacional. Este centro recibía información de provincias y municipios en tiempo real, datos climatológicos e imágenes satelitales que permitían hacer un seguimiento en tiempo real de las situaciones de incendio en el país.
Habitualmente, la gestión de riesgo está determinada por cuatro pilares: prevención (que incluye planificación y detección de potenciales riesgos), capacidad de respuesta (protección de civiles, damnificados y regiones afectadas), rehabilitación (recuperación y prestación de servicios básicos afectados) y reconstrucción (reparación definitiva y mejora de la infraestructura dañada).
Bajo estos términos, el Ministerio de Seguridad contaba con un respaldo amplio, eficaz, y multidimensional para responder ante la amenaza del fuego.
Las Fuerzas Armadas, que cuentan con capacidad de mando y organización, participaron coordinadamente en todos los eventos que tuvieron lugar, con alta profesionalidad.
Ese esquema probó ser efectivo frente a lo ocurrido en Mendoza a fines de 2017 e inicios de 2018, donde a través del SNMF el gobierno asistió a la provincia mediante el empleo de aviones observadores e hidrantes, helicópteros y brigadistas especializados en el combate de incendios, pertenecientes a cuadrillas de Buenos Aires, La Pampa, y Córdoba.
Este sistema de funcionamiento fue desmantelado por completo al finalizar la gestión del presidente Macri. A esto se sumó la falta de inversión en insumos prioritarios por parte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la suspensión de capacitaciones para el Sistema de Comando de Incidentes (SCI). La falta de insumos no solo expone al personal voluntario a altos riesgos, además garantiza el fracaso de la intervención.
A diferencia de la gestión anterior, durante la temporada de 2022 se contrataron menos de la mitad de los aviones hidrantes y parte de los helicópteros requeridos no contaban con helibalde.
El gobierno actual retrocedió. Desarticuló todo lo que se había avanzado y hoy puso nuevamente a cargo al Ministerio de Ambiente, que no está preparado para hacer frente a emergencias. Semanas de inacción así lo demuestran.
William Shakespeare nos invitó a encender un sueño y dejarlo arder en nosotros. El gobierno K nos invita, con su relato desbordado, a vivir en el incendio. No lo haremos. La Argentina va hacia el futuro porque su ciudadanía quiere vivir encendiendo esperanzas, apagando fuegos de relatos de insensatez.
Presidenta Pro Nacional