Ideologías, Estados y desarrollo
La garantía del respeto a los derechos civiles y políticos de todo ciudadano, así como el igual derecho a disfrutar de un bienestar material digno, la da un Estado eficiente que se preocupe por hacerlas efectivas. Si estas garantías no se concretan es porque las personas que llegan al gobierno no saben o no quieren hacerlo. Y una de las motivaciones para que esto ocurra se relaciona con su ideología.
En la historia moderna los principales postulados ideológicos que han dado lugar a sociedades diferentes son: el liberalismo económico; el liberalismo político; el socialismo leninista y formas borrosas de populismo. Y cada una de esas ideologías ha asignado funciones diferentes a los Estados que comandaron, lo que influyó en la vigencia de esos derechos, así como en diferentes grados de desarrollo económico.
En los casos del liberalismo, tanto económico como político, ambos ponen límites a la intervención del Estado: el económico le niega su participación en esa dimensión, mientras el liberalismo político nace como preocupación frente a un Leviatán que podía poner en peligro los derechos y garantías de los ciudadanos (sin preocuparse por la dimensión económica de la sociedad). Esto llevó a que cuando el Estado estuvo conducido por una dirigencia afín al liberalismo económico, hubo crecimiento, pero no desarrollo; esto es, sin que ese crecimiento llevara bienestar al conjunto de los ciudadanos, como ocurrió en la primera revolución industrial. Algo aproximado a lo que en nuestro país ocurrió con la dictadura militar de los 70, aunque aquí no hubo distribución, pero tampoco crecimiento relevante.
En cuanto a los Estados manejados por fuerzas políticas que comulgan con el liberalismo político, estos son una garantía firme de los derechos y garantías ciudadanas, con un funcionamiento real de la división de poderes; pero no son acompañados por una preocupación en cuanto a incentivar un proceso productivo que sea la base de un bienestar material para el conjunto de los ciudadanos. Esto es lo que ocurrió en nuestro país durante el gobierno radical posterior a la dictadura militar, con un ejemplar funcionamiento de las instituciones, pero con un descuido tan fuerte del desarrollo económico que lo llevaron a una crisis que le significó tener que abandonar el poder antes del término de su mandato.
Por su parte, los Estados conducidos por ideólogos socialistas leninistas se han caracterizado por intervenir en todas las dimensiones de la dinámica social, con el resultado de ausencia de garantías para los ciudadanos y una mala atención de sus necesidades materiales, consecuencia de haber socializado los medios de producción. En cuanto a las funciones y funcionamiento de un Estado populista como nuestro kirchnerismo, son tan borrosas como su presunta ideología. Aun cuando conserva las formas institucionales del liberalismo político, siempre está al borde de la violación de aquellas, y en cuanto a brindar un bienestar material a los ciudadanos, su intervención en los procesos productivos ha dificultado la creación de riquezas, las que pretenden ser sustituidas por un asistencialismo carente de respaldo económico.
Toda sociedad que se proponga garantizar tanto los derechos ciudadanos como lo satisfactorio de su bienestar material necesita de un Estado que respete los postulados del liberalismo político sin dejar de promover un desarrollo económico que, con inversiones productivas generadoras de una riqueza bien distribuida, creará las condiciones para ese bienestar material.ß
Sociólogo