Ideas filosóficas. Pensar la pandemia y sus implicancias
Biopolítica, estado de excepción y lógica inmunitaria son algunos de los conceptos que, a la espera de nuevos debates, permiten abordar el presente
La irrupción del Covid-19 en nuestras vidas fue tan potente como sorpresiva. Así como será necesario un tiempo para hallar las vacunas, para reactivar la economía y reajustar la política en todo el mundo, también el pensamiento requerirá de tiempo para forjar nuevas coordenadas que nos permitan interpretar lo sucedido. Es cierto que han ido apareciendo artículos coyunturales de filósofos tan importantes como Alain Badiou, Judith Butler, Slavoj Žižek o Byung-Chul Han. Pero mientras aguardamos que esas ideas decanten, podemos recurrir a la biblioteca.
Defender la sociedad es el título con el que fue publicado el curso dictado por Michel Foucault (1926-1984) en el Collège de France en los años 1975-1976. Allí el filósofo francés plantea el desplazamiento de un poder soberano caracterizado por "hacer morir y dejar vivir" hacia otra clase de poder, el de "hacer vivir y dejar morir". Este nuevo poder, que toma por objeto la vida, presenta según Foucault dos tecnologías diferentes. En primer lugar, "una técnica que es disciplinaria: está centrada en el cuerpo, produce efectos individualizadores, manipula el cuerpo como foco de fuerzas que hay que hacer útiles y dóciles a la vez". Por otro lado, pero en plena articulación con la anterior, "una tecnología que no se centra en el cuerpo sino en la vida; una tecnología que reagrupa los efectos de masas propios de una población, que procura controlar la serie de acontecimientos riesgosos que pueden producirse en una masa viviente". Estas dos modalidades del poder sobre la vida –a las que se ha vuelto usual denominar "biopoder" cuando se refieren al cuerpo y "biopolítica" cuando se aplican a las poblaciones– conforman una enorme red que nos atraviesa.
Podemos preguntarnos, teniendo en cuenta esas definiciones que tanta influencia tuvieron en la filosofía de las últimas décadas, cuáles son los cuerpos que la crisis actual ha visibilizado. En primer lugar, claro está, se encuentran los cuerpos enfermos. Hemos escuchado relatos de ciudades en las que se pasó por la dramática situación de tener que decidir a quién hacer vivir y a quién dejar morir. Pero la pandemia también ha sacado a la luz otros cuerpos: el de los ancianos recluidos en instituciones tras una larga vida productiva; el de los habitantes de asentamientos populosos con dificultades para acceder a los suministros básicos; el de los trabajadores que han pasado una vida viajando de un modo que ahora se considera insalubre; el de los niños, mucho más presentes en la vida de las familias al no pasar horas en las escuelas; el de aquellos que hacen ejercicios físicos en terrazas y balcones; el de los amantes, que tuvieron que resignarse a tomar distancia o a encuentros virtuales. En estos días hemos visto ponerse en funcionamiento una inmensa maquinaria destinada a encontrar una nueva "normalidad" para esos cuerpos cuya organización –temporal y espacial– resultó alterada. Cuerpos que también han sido objeto de una vigilancia y control renovados.
En cuanto a la biopolítica, ha habido una puesta en escena planetaria de medidas para controlar la circulación de las poblaciones (desde la recomendación o exigencia de reclusión en los hogares hasta el cierre de fronteras), para regular la velocidad de contagios, para promover el teletrabajo y la formación educativa a distancia, entre otros aspectos. Leer los textos de Foucault nos permite ver que, aun con todas las novedades propias de esta pandemia en particular, las tecnologías de poder aplicadas a la vida que aquí quedaron de manifiesto tienen una larga historia.
Cuando el filósofo italiano Giorgio Agamben (Roma, 1942), por su parte, publicó su libro Estado de excepción en 2003, no se habían acallado aún los ecos de los atentados a las Torres Gemelas. De ahí que el ejemplo que empleó para dar cuenta del título fuera la "orden militar" emitida por el presidente norteamericano G. W. Bush en la que se autorizaba la "detención indefinida" de los no ciudadanos sospechados de actividades terroristas. ¿Cuáles son las particularidades de esto que Agamben denomina "estado de excepción"? Se trata de medidas extraordinarias que se toman ante una situación que pone en peligro la legalidad vigente. Lo paradójico es que la propia declaración del estado de excepción como tal transgrede las leyes que dice salvaguardar. En los hechos, esto se manifiesta en decretos ejecutivos que avasallan a los otros poderes del Estado, en restricción de derechos para los ciudadanos, en la apertura de espacios en los que la legalidad queda suspendida.
Los riesgos latentes, según Agamben, son que la excepción se vuelva permanente (es decir que recurrentemente los gobiernos encuentren sucesos que puedan ser presentados como excepcionales y que los habiliten a tomar medidas que vayan más allá de cualquier limitación), que la fuente de la que emane la legalidad encarne en quien decreta la excepcionalidad. Agamben sostiene: "El estado de excepción ha alcanzado hoy su máximo despliegue planetario. El aspecto normativo del derecho puede ser así impunemente obliterado y contradicho por una violencia gubernamental que, ignorando externamente el derecho internacional y produciendo internamente un estado de excepción permanente, pretende sin embargo estar aplicando el derecho".
Hay otro libro importante para entender el marco de la discusión. En Immunitas. Protección y negación de la vida, el filósofo italiano Roberto Esposito (Nápoles, 1950) analiza la lógica inmunitaria con la que individuos y sociedades intentan ponerse a salvo de peligros que los amenazan desde el exterior. Uno de los puntos abordados es el empleo de terminología bélica para aludir a procesos biológicos y, recíprocamente, de términos médicos para reflejar procesos sociales. Refiriéndose a textos de reconocidos inmunólogos, Esposito sostiene: "La batalla inmunitaria entre ‘sí mismo’ y ‘no sí mismo’ es reconstruida etapa por etapa con una opulencia de detalles bélicos tal que genera la duda: ¿se trata de ensayos de medicina relatados a través de imágenes militares o de libros de estrategia militar ilustrados con metáforas médicas?".
La cuestión no es meramente retórica. Donde hay guerra, hay enemigos, bajas "razonables", héroes, sospechosos, espías, traidores. Podrá decirse que el enemigo es el virus, pero de ahí a considerar que lo es el portador no hay un paso demasiado grande. Del mismo modo que los héroes que son aplaudidos por algunos pueden ser percibidos como traidores por otros. Immunitas invita a no subestimar el poder que tiene el lenguaje para estructurar interpretaciones que organizan la acción.
En ¿Qué es la filosofía?, libro coescrito con Felix Guattari, Gilles Deleuze sostiene que la filosofía es el arte de crear conceptos. Tarea para nada sencilla. Todo concepto remite a un problema, a otros conceptos, a una historia. Todo concepto lleva la firma de un autor. Esto implica que no pueda trasladarse sin más de un contexto a otro. Por ejemplo, "estado de excepción" no resuena del mismo modo en el hemisferio norte que en el sur. Será tarea del lector remontar el camino de los filósofos, indagar acerca de sus interlocutores, de su historia. Tomar los textos como recursos para pensar la propia realidad, pero sin pretender "aplicarlos" a ella como si de objetos universales se tratara.
IMMUNITAS
Roberto Esposito
Amorrortu
Trad.: Luciano Padilla López
252 págs./ $ 1067
ESTADO DE EXCEPCIÓN
Giorgio Agamben
Adriana Hidalgo
Trad.: Flavia Costa
176 págs./ $ 830