Humedales altoandinos: a punto de perder una oportunidad histórica
Los humedales son zonas de tierra con presencia temporal o permanente de aguas estancadas o corrientes, dulces o saladas, y que poseen un enorme valor biológico, social, cultural y económico. El agua es el elemento central que define sus características. Actúan como reservorios de agua dulce para la biodiversidad y uso y consumo humano; amortiguan los impactos de las lluvias; controlan la erosión; son espacios de recreación, de investigación y de educación; proveen materiales, medicina, alimento; constituyen refugio y alimento para la fauna silvestre; entre muchos otros. Asimismo, son clave para el funcionamiento de la naturaleza en su conjunto, y la preservación de su capacidad de resiliencia. Se estima que el 40% de la biodiversidad del planeta vive o se reproduce en ellos.
Pese a todo ello, hoy nuestro país está a punto de perder la oportunidad de protegerlos.
En 2013 y 2016, respectivamente, el Senado de la Nación aprobó proyectos de Ley de Humedales. Sin embargo, no avanzaron en la Cámara de Diputados por falta de interés y como consecuencia de las presiones ejercidas por sectores como el agroganadero, forestal, minero e inmobiliario, por lo que perdieron estado parlamentario.
Los humedales altoandinos, ubicados en el noroeste argentino, además de proveer beneficios como los mencionados, son hábitat de microorganismos que son la forma de vida más antigua de la Tierra, y que además capturan dióxido de carbono y liberan oxígeno, lo que los convierte en importantes sumideros y reservorios de carbono (más que cualquier otro ecosistema) y, consecuentemente, en grandes aliados en la lucha contra el cambio climático. Los humedales son clave para la regulación hídrica en los escenarios de aridez que caracteriza las regiones donde se emplazan. En estos territorios, además, habitan pueblos originarios desde tiempos inmemoriales, que tienen formas de vida armónicas y profundamente arraigadas a los humedales.
Estos ecosistemas sufren, sin embargo, crecientes amenazas producto del extractivismo. La presencia de altas concentraciones de litio, potasio y borato los hace atractivos para diversos sectores gubernamentales y empresariales, nacionales y extranjeros. El litio es, para estos actores, un recurso estratégico para la transición energética corporativa, como insumo clave para la producción de vehículos eléctricos, baterías de artículos electrónicos, y almacenamiento para la producción de energía a partir de fuentes renovables, que permitiría sustituir el uso de combustibles fósiles. En el país existen hoy alrededor de 60 proyectos para la extracción de litio en distinto grado de avance.
Sin embargo, la minería de litio en humedales comporta una verdadera megaminería de agua, que redunda en graves alteraciones en su disponibilidad para la biodiversidad y la sociedad, y para el funcionamiento de los ecosistemas en su conjunto. La minería de litio incumple, además, los procesos de consulta previa, libre e informada que deben llevarse adelante cuando se afectan comunidades indígenas, así como también con las instancias participativas e informativas garantizadas por la normativa internacional y nacional. La sanción de una Ley de Humedales que incluya a los altoandinos es imperativa, sin perjuicio del dictado de una norma posterior que los regule especialmente.
En noviembre de 2020, la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados aprobó con dictamen de mayoría un texto unificado para la sanción de una Ley de Humedales que garantice la conservación y el uso sostenible de los humedales del país. Sin embargo, durante todo el 2021, las Comisiones de Agricultura y Ganadería, de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios y de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados paralizaron su tratamiento, que resulta ineludible como instancia previa para su aprobación y pase a tratamiento de la Cámara de Diputados. Si no se aprueba el dictamen antes del 10 de diciembre, deberá ponerse en agenda el tratamiento del proyecto de ley hasta el 31 de diciembre, o ya durante las sesiones extraordinarias, de convocarse. Si no se aprueba antes del 28 de febrero de 2022, el proyecto caerá y será necesario volver a iniciar desde cero los debates sobre el proyecto de ley.
No podemos llegar a esta instancia. Casi 400 organizaciones, grupos y movimientos del país continúan exigiendo al Congreso Nacional el tratamiento y aprobación de la Ley de Humedales, desde múltiples espacios. Se han activado asimismo diversos petitorios desde la ciudadanía. Se han organizado conversatorios y petitorios de firmas. Las comunidades indígenas resisten en sus territorios. Mientras tanto, el tiempo pasa y los humedales siguen degradándose y perdiéndose como consecuencia de las diversas actividades humanas. La sanción de la Ley de Humedales tiene que ser ahora.
Integrantes de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN)