¿Hubo alguien que aplaudiera al asador?
Otra semana culinaria en la Argentina, donde el horno no está para bollos, pero que igual empezó a cocinarse el domingo en el Congreso, donde los diputados se comieron la presentación del presupuesto a cargo de Javier Milei. El Presidente se despachó con una entrada de cadena nacional. El rating cayó y detrás hubo dos hipótesis: los opositores dicen que fue porque todos apagaron la TV cuando empezó a hablar Milei. Y desde el Gobierno aseguran que la gente salió corriendo de alegría cuando lo vieron aparecer. Cada uno sabrá con qué versión atragantarse.
Como si se tratara de un menú de varios pasos, el segundo se degustó el martes, cuando la noche porteña vio salir a la troupe del Senado con Victoria Villarruel a la cabeza. Se mandó con todo su equipo a la pizzería El Cuartito, sirvió porciones, se sacó fotos y en la sobremesa le puso los puntos a una tuitera que la acusó de usar dinero de los contribuyentes para la cena: “Eso hacían en tu gobierno. Acá nosotros nos pagamos lo nuestro. Y vamos al Senado todos los días, no como CFK, que aparecía solo con el cometa Halley”. Al momento de publicar esta columna, no se sabía qué había cenado Cristina y ni siquiera si ya había regresado de Merlo o si seguía hablando o si ya tuvo el encuentro con Milei en el Instituto Patria para enseñarse mutuamente de economía.
Sin embargo, el plato fuerte fue el miércoles, cuando bajo la luz mágica del eclipse los diputados que votaron contra la reforma jubilatoria tuvieron su meet and greet con Javier Milei. Al principio trascendió que la casa invitaba, por lo que los diputados llegaron a Olivos más rápido que Colapinto. Sin embargo, el Presidente les aplicó el manual de economía clásico: no existe tal cosa como un almuerzo gratis. Así, los “héroes” –las comillas son irónicas– que votaron contra la ley de reforma previsional se desayunaron con que el asado al que los habían invitado no era realmente una invitación e iban a tener que poner $20 mil por cabeza. El propio Manuel Adorni les aclaró que “se abonaría con tarjeta de débito” (primera vez que se escucha que en la quinta de Olivos hay posnet). Por las dudas, el vocero también abrió el paraguas y les avisó que no se aceptaban pagos en efectivo. Se ve que Adorni conocía bien a los comensales y no quería comerse los versos del estilo: “Después te transfiero”, “¿No te llegó?”, “Pará que salgo al patio, que acá no hay señal”, “Con este banco siempre pasa lo mismo, te pago en la semana”.
Así las cosas, los diputados se llevaron la sorpresa de que esos agujeros en los costados de los pantalones se llaman “bolsillos” y ese elemento revestido en cuerina y con diferentes compartimientos es la famosa “billetera”. Aunque, si se parte de la base de que las dietas –no la restricción de alimentos, sino el sueldo– se las pagan los contribuyentes, entonces no les habrá molestado mucho el gasto para festejar el ajuste fiscal.
Tampoco hay que ser injustos: el diputado Damián Arabia cayó con ensalada de papa y huevo en un bowl para compartir (no es joda, hasta posteó una foto). O sea, le dijeron que iban 87 personas y él pensó: “Con un bowl alcanza”. Si se plantea de otro modo: o nunca fue a un asado o esa ensalada era mágica o no sabe cuánto comen 87 personas. Encima, lo peor de todo es que no le puso mayonesa. Se imaginan que para bajar ese mazacote de ensalada se tuvieron que tomar hasta el agua de Conan.
Dos observaciones al paso. La primera: no se dijo cuál fue el postre, aunque visto y considerando el contexto en el que muchos llegaron ahí, se puede suponer que fue el famoso pancake (es más elegante decirlo en inglés que en español).
La segunda, un poco más al margen, porque no trascendió pero no está de más preguntarlo: no habrán sido tan pícaros de haber comprado la carne con Cuenta DNI, ¿no? No le hagan esto a Axel, por Dios.
En paralelo, mientras Milei festejaba, el ministro Luis Caputo aplicó la vieja doctrina de Lita de Lázzari y caminó hasta los supermercados de Lanús. En una clase de microeconomía extrema, les puso el ojo a las tasas municipales porque, según se calcula, hay productos que valen hasta 4% más que en distritos cercanos por este motivo (puntualmente el arroz, la leche y los fideos). Una semana más y lo vemos a Toto Caputo de cajero en un hipermercado.
Para terminar, dos rapiditas. Una tiene que ver con el bodegón sindical. A los sindicatos de Aerolíneas Argentinas les ampliaron el menú y les ofrecieron pollo, pasta o privatización. Justamente el lío se da en la Semana de la Hamburguesa, y como siempre los que quedan en el medio de los dos panes son los pasajeros.
La otra minuta tiene que ver con el restaurante de la calle Viamonte, donde ya se preparó la cena del 17 de octubre. No, no van a festejar nada que tenga que ver con la liturgia peronista, sino que se presentó la lista para las elecciones a presidente de la AFA (hasta ahora lista única, por si alguien se lo preguntaba, con el Chiqui Tapia a la cabeza). Se podría decir que más que una cena elaborada será un fast food o, para ponerlo más en términos de tablón, un chori de cancha.ß
La columna De no creer, de Carlos M. Reymundo Roberts, volverá a publicarse el 28 de septiembre