Honremos y celebremos los 85 años de la DAIA
Hay hitos que merecen ser señalados con orgullo por lo que representan y el impacto positivo que tienen en nuestra vida como sociedad. El 85° aniversario de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), es, sin duda, uno de ellos y homenajearla es una obligación de la Argentina en su conjunto, porque lo merecen su historia, sus acciones y enseñanzas. A ella le son reconocidos sus aportes en los campos de la acción política, en normas legislativas, en la gestión judicial y en la investigación social.
Es oportuno recordar que su nacimiento se dio como respuesta clara y valiente de hombres y mujeres judíos y no judíos, ciudadanos unos e inmigrantes otros, que tomaron posición firme y alertaron al país de los peligros del nazismo cuando este comenzó a mostrar su sed de odio y muerte.
Personas que entendieron que el antisemitismo no es consecuencia de la existencia de los judíos, sino que es una deformación del mundo. De hecho, el embrión que posibilitó su irrupción el 5 de octubre de 1935 como entidad representativa de la comunidad a partir del compromiso y decisión de 28 instituciones, se gestó en una reunión de dirigentes el 22 de marzo de 1933, dando lugar a la Comisión Contra las Persecuciones de Judíos en Alemania, que es modificada en 1934 por el Comité contra el Antisemitismo.
Edgar Morín nos enseña que hay un imperativo absoluto: "Civilizar la Tierra; que la diversidad humana es un tesoro de la unidad humana, y esta, a su vez, es el tesoro". Bien podemos afirmar que inspirada en la profundidad de esta reflexión es que la DAIA se presenta ante nosotros como una institución fundamental. Como una verdadera organización no gubernamental que desde su singularidad judía trabaja en defensa de los derechos humanos y las libertades civiles con voz propia y autoridad moral para combatir la discriminación, el prejuicio, la persecución a las minorías; para contribuir fundamentalmente a que la sociedad argentina supere sus debilidades y se eleve sobre sí misma; que crea en la justicia y la libertad.
Su existencia y desarrollo debemos entenderla en un concepto más amplio. La DAIA se inscribe como una de las tantas creaciones extraordinarias que los diferentes colectivos de inmigrantes y sus descendientes le dieron a nuestro país, lugar del mundo elegido para cumplir los sueños de integración, paz y progreso que sus tierras natales les negaban. La DAIA es expresión de ello con su apuesta permanente a hacer cada día más digno e inclusivo nuestro país.
Celebremos este nuevo aniversario, su historia, pero por sobre todo sus capacidades y potencialidades que son garantía vital para nuestra vida democrática, fundamentales ante el antisemitismo, la xenofobia, el terrorismo fundamentalista y la discriminación, realidades graves en el mundo de hoy y del cual Argentina no está al margen. Son flagelos que agazapados encuentran en el deterioro del tejido social y el descenso en la calidad educativa terreno fértil para desarrollarse y expandirse. Ellos y la impunidad que domina, a más de dos décadas de los atentados contra la Embajada de Israel y la sede de AMIA/DAIA, que agravia a las víctimas, ignora a sus familiares y empodera a los victimarios, son temas urgentes a los que se les debe hacer frente con decisión y coraje.
Celebremos saber que los argentinos contamos con una institución como la DAIA que es acción, construcción y un proyecto en permanente renovación, en el que la pasividad e indiferencia son transgresiones de la mayor gravedad.
Presidente honorario del Museo del Holocausto, exsecretario de Derechos Humanos de la Nación y exdirector ejecutivo de la DAIA