Homenaje a Manuel de Falla
Hace 70 años fallecía en Alta Gracia el músico español Manuel de Falla, uno de los más reconocidos compositores del siglo XX. Cómo vino a terminar sus días en esta Córdoba en lugar de aquella andaluza, más cercana a su origen gaditano, mediterráneo, podría ser interpretado como resultado de la tremenda explosión humana, política y cultural que significó la Guerra Civil española, y también encuentra una clave interpretativa que el propio Falla daba de su existencia: con espíritu gitano, la dividía en ciclos de siete años (cifra cabalística y musical por excelencia); su infancia en Cádiz, donde había nacido; dos en Madrid, la ciudad de sus estudios y el comienzo de sus primeros intentos profesionales; uno en París, que lo proyectará al mundo; dos en Granada, quizás los de su mayor felicidad y también su mayor desdicha, compartiendo ideales y gozando del mundo gitano y mediterráneo con su querido Federico García Lorca. Faltaban pocos días para que se cumpliera el séptimo período, esta vez en la Argentina, cuando lo sorprendió la muerte.
Su influencia en la música del mundo ha sido inmensa. Convirtió en universal el arte popular andaluz, alimentó el mundo de la danza académica a partir de Diaghilev, mostró el camino a seguir en medio de la crisis de la música occidental después de Viena, cuando recomendó tener un oído atento para la voz del pueblo, subordinarse a ella, ser la partera de esa energía cósmica y permanente. Entre nosotros tuvo un amigo solidario, Juan José Castro, y un alumno dilecto, Carlos Guastavino, uno de los más grandes autores de la lírica del siglo XX. Y un amigo y colega ejemplar, el catalán Jaume Pahissa, matemático y compositor también, autor de una de sus mejores biografías, quien formaba parte del reducido círculo de amigos del exilio con Rafael Alberti, los Aguilar, Julián Bautista, el talentosísimo Ramón Gómez de la Serna.
¿Casualidad, voluntad de modelar un destino inmodelable, pasión de músico con profunda fe en el orden del número pitagórico (la armonía de las esferas)? Estos 70 años cobran un valor particular que ha dado origen a un homenaje bicontinental, el Festival Internacional Manuel de Falla; 70 años/7 ciudades. Gestado por la fundación argentina El Sonido y el Tiempo Internacional, creada por el pianista Daniel Goldstein e impulsada por otra española, la Fundación Archivo Manuel de Falla, que preside la sobrina del compositor y dirige Elena García de Paredes, sobrina nieta del genial músico de Cádiz, el homenaje será acompañado activamente por la provincia de Córdoba, por iniciativa de su gobernador, con la colaboración del Ministerio de Turismo de la Nación. Todos reunidos para reconstruir el itinerario vital y artístico de Manuel de Falla. La primera etapa, la argentina, comenzó este domingo con la conmemoración de su muerte en la casa museo de Alta Gracia, continúa en la ciudad de Córdoba y luego en Buenos Aires (escenarios de muchos de sus éxitos), cruza el Atlántico y pasa por el París de su consagración, rodeado por Ravel y Debussy; recala en Madrid, y luego regresa a sus orígenes en la Andalucía profunda: Granada, Sevilla, Cádiz. 70 años/7 ciudades.
Una "vida de artista" conmovedora, principista, modesta, alegre. Un idealista que se sentía la mano que transcribía el lenguaje vivo del pueblo andaluz, arábigo y mediterráneo. Falla supo escuchar el canto de los pájaros y el rumor de los arroyos y apreció como nadie la espada lacerante del cante jondo, poesía viva y descarnada que aún hoy les canta al amor y a la muerte.
Quizá no esté mal recordarlo en este 70° aniversario de su muerte.
Compositor y director del Festival Internacional Manuel de Falla; 70 años/7 ciudades