Historia secreta del ántrax argentino
El supuesto sobre contaminado que atemorizó a la población durante los últimos meses del gobierno de De la Rúa
El ataque de falso ántrax fue devastador. Un año más tarde lo sigue sufriendo Patricia, de Parque Patricios, la destinataria del sobre, en la mirada impiadosa de sus vecinos. También lo sufre el ex ministro Héctor Lombardo, responsable del anuncio, y los médicos e investigadores del Instituto Malbrán y el hospital Muñiz. A todos los envuelve un manto de sospecha, mientras el enigma perdura. ¿Hubo engaño, hubo error o el destino les jugó una mala pasada? Entre los distintos protagonistas del caso que esta semana hablaron con LA NACION, hay opiniones para todos los gustos.
Todo empezó el 14 de octubre de 2001 con una carta que llegó desde Miami al departamento de una señora en Parque Patricios. La señora, empleada de una agencia de viajes y madre de dos hijos, se asustó al ver que el sobre tenía un cartel que decía: sólo debe ser abierto por el destinatario. La señora decidió tomar precauciones: puso el sobre en una bolsa de plástico y lo llevó a la comisaría de Entre Ríos y Caseros.
El primer caso de ántrax se había dado a conocer hacía diez días en Estados Unidos y ya habían fallecido tres personas en ese país por abrir sobres contaminados, dos en la zona de Miami. El miedo llegaba a todos los rincones del planeta. En la Argentina brotaban cartas sospechosas en Chubut, Neuquén, Tucumán, San Juan, Mendoza, Corrientes, la provincia de Buenos Aires y Capital Federal. El Instituto Malbrán, encargado de analizar sobres y paquetes sospechosos, recibía un promedio de 135 piezas por día de todo el país exceptuando Capital Federal, que mandaba un número similar de muestras al hospital Muñiz. Lombardo había formado un comité de crisis con representantes de las áreas de Salud, Cancillería y la SIDE.
El mismo día que llegó el sobre a Parque Patricios, los científicos del Malbrán entregaron al Ministerio de Salud un manual con recomendaciones para enfrentar la amenaza del bioterrorismo. En la comisaría, la destinataria del falso ántrax no tuvo que decir mucho. "El policía que tomaba la denuncia escribía sólo. Después me dijo que ya había recibido 12 sobres ese día, todos de la misma empresa", recordó la señora, que se daría a conocer como "Patricia, de Parque Patricios" para preservar su identidad.
Pasaron cuatro días. El 18 de octubre, Patricia recibió una llamada. Era Jorge San Juan, jefe de terapia intensiva del hospital Muñiz. "Me dijo que me quedara tranquila, que el sobre había dado positivo en el examen de ántrax, pero que como no lo había abierto las posibilidades de contagio eran bajas. Por supuesto, salí corriendo para el hospital. Me semblanteó y me dijo que dudaba que fuera a tener algún problema. Ahí empezó el infierno," dijo Patricia.
San Juan tenía otros problemas. Había detectado en el sobre de Patricia unos bacilos que se parecían bastante al ántrax. Eran inmóviles, esporulados, no hemolíticos y grampositivos. Según el manual que le había proporcionado el Centro de Estudio de Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos (CDC), la aparición de una muestra con esas cuatro características era suficiente para dar el alerta sanitario y notificar al FBI.
Pero no había certezas. Según consta en una causa judicial que tramitó en el juzgado federal de Jorge Ballestero, las pruebas efectuadas en el Muñiz determinaron que el sobre de Patricia podía contener cualquiera de tres bacilos: ántrax, cereus o thurigienesis. Pero San Juan estaba convencido que se trataba de ántrax, porque no conocía cepas de bacilos cereus o thurigienesis inmóviles y no hemolíticos. "En ese momento sí estaba convencido de que se trataba de ántrax. Después, a las 24, 48 horas, empezamos a ver otros resultados. Fue difícil para todo el mundo. Había mucha presión, especialmente de los medios. Y nosotros estábamos acostumbrados a tratar personas, no sobres. El único caso de ántrax respiratorio en la Argentina se había dado en la década del setenta", recordó San Juan.
Esa tarde, el médico del Muñiz notificó al entonces secretario de Salud de la ciudad de Buenos Aires, Aldo Neri, de los resultados preliminares y su opinión sobre éstos. Esa noche, San Juan recibió un llamado de un productor del programa Día D , que conduce Jorge Lanata. "Yo estoy seguro que tenía intervenido el teléfono. Decía cosas y al poco tiempo me llamaban a ver si pasó o no pasó", recordó el médico. Minutos más tarde, la voz de San Juan salió al aire en el programa para confirmar que en principio había caso de ántrax positivo y que se estaba haciendo la contraprueba en el Instituto Malbrán. Para Patricia, San Juan no tenía dudas. "Me dio a entender que la contraprueba era casi un trámite burocrático", señaló.
Presiones y dudas
Al día siguiente, un ejército de periodistas montó guardia en las puertas del Malbrán. Había mucha tensión. Había dos agentes de la SIDE apostados en la puerta de la oficina del director. El ministro Lombardo instruyó a los médicos que no hablaran con los periodistas, que él se encargaría de hacer declaraciones. Al mediodía se convocó a una conferencia de prensa para las 6 de la tarde. "Había presiones para apresurar el informe, ya que los medios querían la información lo antes posible", declaró ante la Justicia Daniel Albano, jefe de Toxinas y Toxicoides del Malbrán. "Hubo ciertos llamados al director del instituto requiriendo los resultados," declaró Norma Binsztein, jefa del Departamento de Bacteriología. "La presión de la prensa era insoportable hasta el punto de no dejar trabajar", declaró María Inés De Mitri, vicedirectora del Malbrán.
Si en algo coincidieron los seis científicos que declararon eso en la causa judicial es en que las pruebas efectuadas el 18 de octubre en el hospital Muñiz, y al día siguiente en el Malbrán, apenas alcanzaban para ubicar al bacilo dentro de una familia que incluía el bacilo de ántrax. Suficiente para dar un alerta, pero lejos de una identificación definitiva.
El informe con la contraprueba del Malbrán fue entregado a Lombardo a las 6 de la tarde. Decía que, según los exámenes efectuados, podía tratarse de cualquiera de los tres bacilos. Pero agregaba un párrafo final, donde se señalaba que, según el doctor San Juan, el único bacilo que reunía todas las características de la muestra era el bacilo del ántrax.
Según los científicos del Malbrán, lo que ellos entregaron fue un "diagnóstico presuntivo". Según el doctor San Juan, lo que el ministro recibió fue la confirmación de un análisis positivo. "Yo estaba con el ministro cuando recibió el informe del Malbrán: no fue un resultado negativodudoso, fue positivo," dijo.
Esa noche, a las 9, después de entregar copia del informe al juez federal Rodolfo Canicoba Corral y recibir su autorización para informar a la población, Lombardo declaró en una tumultuosa conferencia de prensa, flanqueado por San Juan y Andrés Ruiz, entonces director del Malbrán: "Una carta recibida por una mujer en el barrio de Parque Patricios contiene la bacteria del ántrax."
Un año más tarde, el ahora ex ministro asegura que hizo lo correcto. "Se cumplieron todas las normas internacionales. El Malbrán confirmó todo lo del Muñiz y también el Banco Internacional de Datos Genéticos certificó que era un ántrax. ¿Qué quiere? ¿Que no haga lo que tiene que hacer un ministro en esa situación?", se defendió Lombardo esta semana, al ser consultado por LA NACION.
Nervios generalizados
En menos de 48 horas, de la certeza se pasó a la duda. Para empezar, los ratones inoculados con el bacilo no se morían, como sucede cuando se trata de ántrax. Además, en las pruebas más específicas que continuaban realizándose en el Malbrán, el porcentaje de certeza del ántrax caía con respecto a los otros bacilos. Ahí fue cuando empezaron las "cosas raras -dijo Patricia-. Los periodistas ya sabían que no había ántrax, la gente me lo decía a mí y yo no sabía a quién creerle". Como único tratamiento había recibido un hisopado de nariz el 19 de octubre. Tres días más tarde sintió síntomas de gripe y fue a ver otra vez al doctor San Juan en el hospital Muñiz. "Me vio y me dijo que no me asuste, que tenía gripe. Estaba muy seguro", dijo Patricia.
El 23 de octubre, en el Instituto Malbrán y en el hospital Muñiz ya había muchísimas dudas. Ese día, la Secretaría de Salud porteña anunció que el ántrax detectado era de una variedad poco frecuente que no producía la enfermedad. Mientras tanto, Lombardo apenas aceptaba que podría tratarse de un ántrax de baja virulencia: "No hay duda de que alguien puso ántrax en el sobre -informaba-. La gente tiene que quedarse tranquila, pero no suspender la profilaxis." Pero la gente no estaba tranquila. En los pasillos del Malbrán se acumularon más de 8000 sobres y seis equipos de cuatro investigadores trabajaron siete días por semana para analizarlos. Al Muñiz llegaron otros 9000 sobres, tanto y más de 5300 personas se hicieron tratar por temor a estar infectados. Los hospitales Pirovano, Piñero y Fernández habilitaron salas para posibles enfermos. El SAME efectuó 50 auxilios a personas convencidas de haber contraído la enfermedad.
El Correo Argentino empezó a esterilizar piezas con tratamientos de ozono. El correo privado Oca proveyó de guantes y barbijos a sus carteros. Los laboratorios promocionaron sus vacunas de ántrax con donaciones al gobierno. El entonces presidente Fernando de la Rúa instruyó a la Comisión Nacional de Energía Atómica para que se hiciera cargo de irradiar todas las cartas que llegaran a la Casa Rosada. Por cada sobre sospechoso se abrió una causa judicial. Miles de ellas aun circulan por distintos tribunales.
Pero el pánico no duraría mucho. Según dos investigadores del Malbrán entrevistados por LA NACION, el 26 de octubre las pruebas ya mostraban un 82 por ciento de posibilidades de que se tratara de un ántrax contra un 98 por ciento de que fuera un bacilo cereus. Las chances de que se tratara de un bacilo thurigienesis eran más difíciles de calcular, porque al tratarse de un bacilo que no provoca enfermedades en la Argentina no se conocía su tipificación.
El 1º de noviembre el director del Malbrán, Andrés Ruiz, anunció que el bacilo que se encontró en el sobre de Patricia no era ántrax, sino un bacilo thurigienesis atípico. Con los resultados en la mano, el defensor adjunto de la ciudad de Buenos Aires, Antonio Brailovsky, denunció a Lombardo por infundir el temor público, delito punible con dos a seis años de prisión. "Lo que pasa es que Brailovsky es un hombre de Gustavo Béliz que me denunció por razones políticas y los fiscales agarraron viaje", dijo Lombardo. El juez Ballestero delegó la causa en los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado, quienes fijaron su posición en un pedido de indagatoria para el ex ministro: "Lo sucedido no fue solamente una acción unilateral del ex ministro de Salud Héctor Lombardo, sino que podríamos enfrentarnos a una burda maniobra que podría tener por norte distraer la opinión pública para desviar su atención de objetivos aún no esclarecidos".
Una causa cerrada
El doctor San Juan, que también tuvo que declarar, dijo que las preguntas de los fiscales lo incomodaron: "Me interrogaron como si fuera Ben Laden", graficó. Fuentes de la fiscalía señalaron que sus sospechas alcanzan a los agentes de la SIDE que visitaron el Instituto Malbrán en las horas previas a la conferencia de prensa y que no descartan que Patricia, de Parque Patricios, también forme parte del engaño, ya que tendría alguna vinculación con la Policía Federal. Pero el juez Ballestero no compró la hipótesis de la fiscalía y sobreseyó a Lombardo. Según el juez, la intención del ex ministro fue alertar a la población. Los fiscales apelaron y el expediente pasó a la Sala II de la Cámara Federal.
Más allá del resultado final de la causa judicial, lo que nadie puede discutir es que el falso ántrax argentino dejó un tendal de heridos.
"Pasé de estar apestada a ser una mentirosa. La víctima siempre tiene la culpa," se indigna Patricia.
"Analizamos casi 20.000 sobres, atendimos más de 700 personas por día y terminaron metiéndonos a todos en la misma bolsa. Se trabajó muchísimo y se trabajó bien. Ante una emergencia sanitaria el Muñiz dijo presente y el Malbrán dijo presente. Las críticas de algunos colegas fueron muy injustas," se queja San Juan.
"Me da bronca que los periodistas siempre hablen del falso ántrax y la arterosclerosis del presidente para descalificar mi gestión. Nosotros bajamos la mortalidad infantil, hicimos la campaña contra el cáncer mamario, bajamos un 95 por ciento el precio de los medicamentos, declaramos a cuatro provincias libres del mal de Chagas, distribuimos 24 millones de dosis de vacunas, prevenimos un brote de fiebre amarilla, pero de eso nadie dice nada," recita Lombardo.
"Si le preguntás a los profesionales, la experiencia les dejó una marca muy fuerte, porque se usó una institución con mucho prestigio para algo que no fue más que un montaje. Acá se analizaron más de 8000 sobres y ninguno dio positivo", dice el actual interventor del Instituto Malbrán, el médico Gustavo Ríos.
¿Error, engaño o coincidencia? En la Argentina de hoy es muy difícil reconocer la diferencia.