Héctor Timerman divide a los familiares de la AMIA
Enfermo y lejos del poder, el excanciller de Cristina Kirchner Héctor Timerman sigue dividiendo aguas entre los familiares de las víctimas del atentado a la AMIA, con el polémico Memorándum de Entendimiento firmado con Irán en enero de 2013 como dramático telón de fondo.
Hace una semana, un pequeño grupo de familiares de la agrupación 18J, que encabeza Sergio Burstein, visitó en su casa al excanciller, en ese entonces con arresto domiciliario, una situación que se modificó ayer con su excarcelación por motivos de salud.
Con los mismos argumentos que Cristina Kirchner esgrime en defensa propia, los familiares se solidarizaron con él y rechazaron lo que consideran una “persecución judicial” del juez Claudio Bonadio, que lo procesó con prisión preventiva por la firma del pacto con Irán. La Justicia lo acusa, al igual que a la expresidenta y otros exfuncionarios, de traición a la Patria y de motorizar un intento-frustrado por cierto-por encubrir a los exfuncionarios iraníes que siguen siendo buscados por Interpol por su participación en el atentado terrorista que dejó un saldo de 85 muertos y más de 300 heridos.
“No hay ni una sola prueba de lo que se le acusa”, dijo Olga Degtiar, quien junto a su esposo Juan y Graciela Furman se fotografió con el excanciller, notablemente desmejorado físicamente y con evidente necesidad de tratamiento médico. “¿Van a ir también a visitar a (Luis) D´ Elía, cuya situación es la misma que la de Timerman?”, ironizó Luis Czyzewski, también familiar de una víctima del ataque a la AMIA y autor de la denuncia por traición a la Patria que fue base de las decisiones judiciales de Bonadio.
Padre de Paola, que falleció en el ataque a la AMIA cuando tenía 21 años, Czyzewski es un incansable adversario de Timerman, que nunca hizo demasiado por caerles simpáticos a los familiares que no acordaron con su estrategia de negociar con los presuntos autores del ataque. Una curiosidad: los dos solían veranear en Punta del Este, aunque siempre encontraban la forma para no cruzarse.
Defendido por algunos, acusado por otros, el excanciller afronta desde ayer la negativa de Estados Unidos, donde fue cónsul durante varios años, a dejarlo ingresar al país para someterse a un tratamiento médico. “Se cosecha lo que se siembra”, dice un familiar muy crítico de su actuación en la Cancillería. Y da como ejemplo aquel ya famoso alicate con el que Timerman, un día de febrero de 2011, fue a requisar un avión de la Fuerza Aérea norteamericana que traía consigo armas y equipamiento militar.
El a menudo parco e hijo del editor y periodista Jacobo Timerman, encarcelado y torturado durante la última dictadura, es sólo el emergente de divisiones profundas que llevan más de dos décadas.
Emocionado por la visita y el respaldo q me brindaron Graciela Furman, Olga y Juan Degtiar familiares de victimas del atentado a la #AMIApic.twitter.com/uRAUIEhjOK&— Héctor Timerman (@TimermanHector) 5 de enero de 2018
Unidos solo por la tragedia, con distintas ideologías, religión y status socio-económico, los familiares han vivido estos 23 años de impunidad, sin condenas ni justicia, de la manera que pudieron o entendieron como más acorde a su forma de pensar y ver el rol del Estado, los políticos y el Poder Judicial en torno al atentado terrorista.
A la división original entre Memoria Activa y los Familiares y Víctimas del atentado, se le sumaron con los años Apemia, de Laura Ginsberg, y 18J, de Sergio Burstein. Alejados por igual del gobierno menemista que nunca dio respuestas convincentes, los familiares se dividieron (igual que la sociedad en su conjunto) durante el kirchnerismo, y siguen estando divididos al cabo de dos años del gobierno de Cambiemos.
No parece factible que, a pesar de los esfuerzos de algunos dirigentes como la nueva conducción de la AMIA, las distintas entidades puedan confluir del algún modo. El pacto con Irán y el rol de Timerman en ese polémico pacto secreto que luego aprobó el Congreso y nunca se llevó a la práctica es otro de los motivos de la separación.