Hay que erradicar la venta ilegal y defender el empleo formal
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La venta ilegal sigue siendo uno de los problemas más importantes de las pymes y comercios. De acuerdo a un informe a nivel nacional de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en el 84% de las localidades relevadas no se están aplicando controles a la venta informal. Y los que se hacen no son suficientes para parar con esta modalidad que perjudica no solo a los comerciantes y trabajadores, sino también a toda la sociedad.
Por su parte, los relevamientos de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA), muestran que el AMBA es uno de los puntos de mayor tráfico de venta informal. Si bien la Salada es uno de los principales focos, también se da una gran concentración en localidades como San Justo, La Matanza, Morón, San Martin, Florencio Varela y Lanús, por nombrar algunas zonas. Allí proliferan manteros en calles, avenidas del centro y periferia. Esta situación impacta directamente en el desempeño de los comercios, que desde el advenimiento de la crisis sanitaria en marzo del pasado año están vendiendo por debajo del 50% de lo que vendían antes.
Desde FEBA vemos que muchas zonas de la provincia, especialmente de los grandes centros urbanos, están liberadas a la informalidad, perjudicando a las pymes y a las familias de comerciantes que pagan sus impuestos y que están haciendo un gran esfuerzo para mantener sus fuentes de trabajo en el escenario de pandemia. Es lamentable ver que cuando el comercio formalmente establecido empezaba a retomar cierto nivel de actividad, las mafias organizadas sigan controlando la venta ilegal y operando sin problemas.
Los comercios vienen haciendo un gran esfuerzo económico y social, absorbiendo los costos de protocolos y el sostenimiento de empleados vulnerables. Y además tienen que hacer frente a créditos que pidieron para evitar bajar las persianas. No es posible que las autoridades hagan la vista gorda ante los vendedores ilegales y no cuiden a uno de los sectores productivos más importantes de la Argentina.
No se trata de un tema exclusivo de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, esta actividad clandestina está fuertemente instalada en todo el país. Así lo demuestra el relevamiento de CAME, que advierte sobre focos importantes en Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Tierra del Fuego y La Rioja, entre otras provincias.
En el contexto actual, además de los perjuicios económicos, la venta informal representa un riesgo para la salud de todos, ya que los puestos y centros de compras donde se lleva a cabo no respetan ninguna medida preventiva, ni protocolo de higiene alguno.
Se da una situación contradictoria y frustrante, ya que a los comerciantes les piden cumplir cientos de medidas sanitarias para que puedan trabajar y mantener el local abierto al público, mientras que los manteros hacen lo que quieren, sin respetar ninguna norma, ni de distanciamiento ni de higiene.
La venta informal afecta a la sociedad en su conjunto: menos recaudación significa menos seguridad, menos salud y menos desarrollo y crecimiento económico del país. Hay que erradicar la venta ilegal, que viene creciendo en forma exponencial, y defender el empleo formal en este difícil momento. Entre todos debemos sacar adelante a las pymes, empresarios, comerciantes y emprendedores que todos los días luchan para mantenerse a flote y superar las dificultades que plantea la situación actual, pagando sus impuestos y dando trabajo a miles de familias.
Presidente de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires