Hay que actuar sobre la demanda
Leer la nota de Mario Vargas Llosa genera asombro y preocupación. Creer y manifestar que "la mejor manera de combatir la droga es legalizarla" evidencia una interpretación del tema de la drogadicción que sigue poniendo en el centro del problema a la droga. Este error se comete desde hace tiempo y entonces se concluye que como "la guerra contra las drogas ha fracasado", la solución es facilitar el acceso a través de la despenalización y la legalización.
En el centro del problema de las drogas está la "persona" que se droga; en consecuencia, las acciones nunca deben estar orientadas a facilitar el consumo, sino a reducir la demanda. El mundo entero se ha expresado en este sentido a través de la histórica Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas realizada en 2016. El informe final de esa Asamblea tiene un fuerte enfoque en la prevención y el tratamiento, es decir. en las personas, en evitar que caigan en la adicción y en recuperar a los que han caído. Confirmando está mirada, la World Health Assembly de mayo de 2016 expresa que para enfrentar el problema global de las drogas "debemos poner primero a la personas". Otra referencia valiosa es que a comienzos de 2017 la ONU ratificó que "la legalización de la marihuana viola la norma internacional".
Finalmente, se han vinculado los Objetivos de Desarrollo Sustentable para 2030 de la ONU a las políticas de prevención de la drogadependencia, porque se asocia claramente el contexto social al consumo de sustancias. Los objetivos allí definidos vinculados con la salud, el bienestar, la educación, la equidad, la pobreza, el trabajo, la paz, la justicia y la consolidación de instituciones sólidas que protejan a los ciudadanos son fundamentales para lograr un contexto social preventivo.
Las naciones del mundo han reaccionado ante el brutal incremento del consumo de drogas y sus graves consecuencias, y expresan que "lo fundamental es actuar sobre la demanda". Poner a la persona en el centro del problema y desarrollar acciones concretas para estimular en todos los ámbitos sociales el deseo de vivir una vida digna en libertad, lejos de la esclavitud de las drogas. Es necesario crear un contexto social verdaderamente inclusivo y aportar a nuestros chicos una formación que los ayude a enfrentar dignamente los desafíos de la vida y que sean capaces de discernir y de tomar decisiones basadas en valores y principios que les den verdadero sentido a sus vidas. Que los aleje del consumo, de la violencia, del delito y de comportamientos hedonistas, individualistas y de la búsqueda de un bienestar inmediato que pareciera justificarlo todo.
Una formación tendiente al desarrollo de una personalidad que los disponga a enfrentar con coraje y alegría los desafíos de la vida. Que sepan comprender el sentido del sacrificio, del dolor, de los procederes éticos y del valor del respeto y del trabajo por el bien común.
Las leyes cumplen además una función pedagógica. ¿Qué enseñanza nos deja dar a las drogas un reconocimiento legal? Evitemos difundir teorías alejadas de la realidad que vive nuestra gente. Asumamos de verdad el compromiso de trabajar seriamente por una sociedad que privilegie el bien común con una particular atención en nuestros hermanos más necesitados.
Nadie que haya compartido el dolor de una familia afectada por la droga podría aceptar la legalización de sustancias que son sinónimo de muerte.
Miembro del Observatorio de Prevención del Narcotráfico